Foto: ANNIE RISEMBERG / AFP
El mundo se encuentra inmerso en un tira y afloje por las vacunas contra el covid-19.
Hay primero una batalla entre países y bloques para inmunizar cuanto antes a su propia población, lo que ha motivado advertencias de las Organización Mundial de la Salud de que se está yendo hacia un “fracaso moral”, por relegar a los estados más pobres.
Según datos de la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, el 16% de la población mundial está acaparando el 60% de las vacunas. Un estudio de la universidad Johns Hopkins calcula que una cuarta parte de la población mundial recién podrá inocularse el año que viene.
A esa “guerra” entre países hay que sumar las demoras que están sufriendo los laboratorios que producen las dosis. No dan abasto y algunos ya están teniendo serios problemas, principalmente AstraZeneca, que se vio enfrentado con la Unión Europea.
Aquí aparece la cuestión de las patentes: hay quienes consideran que la propiedad intelectual que cada farmacéutica tiene sobre su vacuna impide que otros laboratorios la puedan producir y abastecer adecuadamente al mundo. India y Sudáfrica propusieron incluso a la Organización Mundial del Comercio que suspenda las patentes por el lapso de la pandemia.
En esta línea también está la organización Médicos Sin Fronteras, que lanzó una campaña de firmas para sumarse a la solicitud.
Profundizamos en el tema con Felipe Carvalho, asesor para América Latina de la Campaña de Acceso de Medicamentos de Médicos Sin Fronteras.