
Foto: Luisgé Martín / AFP
¿Debe tener límites la literatura cuando se adentra en territorios de profundo dolor real? ¿Hasta qué punto pueden ir los autores si escriben sobre historias verdaderas?
El disparador de estas preguntas es la decisión que tomó hace pocas semanas la editorial Anagrama de no publicar la novela "El Odio" del escritor español Luisgé Martín.
La obra, que retrata al asesino José Bretón, un andaluz que en 2011 mató a sus dos hijos pequeños en un acto de venganza contra su expareja, había generado una fuerte expectativa en España, entre otras razones por los recursos legales que interpuso la madre de los niños, Ruth Ortiz, para bloquear el libro.
La Justicia no dio lugar a esos reclamos pero, de todos modos, la editorial optó por rescindir el contrato con el autor y retirar el libro antes de su publicación.
Entrevistado por RTVE de España, el autor del texto aseguró que nadie en su entorno le planteó que la madre de las víctimas fuera a parar el libro, dado que en su mirada es una obra en la que “la empatía está con las víctimas”.
"Me sorprende y me escandaliza también más que un libro como este se prohíba y se censure. Creo que puede aportar al diálogo".
No es, por supuesto, el primer libro que se acercó a “villanos” de la vida real.
Podríamos recordar aquella obra maestra de la novela periodística, "A sangre fría", de Truman Capote, con su crónica sobre dos hombres que mataron a una familia entera. O, más cerca en el tiempo, "El adversario", del francés Emmanuel Carrère. Los dos libros fueron publicados en español, justamente, por la editorial Anagrama.
¿Es la literatura un espacio sin límites? ¿Todo debe ser publicable en nombre de la libertad de expresión?
La Tertulia de los Viernes con Alejandro Abal, Víctor Ganón, Juan Grompone y Carolina Porley.
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