
La Tertulia de los Viernes con
Alejandro Abal, Juan Grompone,
María Josefina Plá y Ana Ribeiro

Un 4 de julio como hoy, pero de 1776, se aprobó en Filadelfia la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. Fue el paso decisivo de las Trece Colonias británicas en América del Norte para separarse de la metrópoli y fundar un nuevo país, basado en ideas que iban a tener una gran proyección internacional: que todos los hombres son creados iguales, que tienen derechos inalienables como la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad, y que los gobiernos legítimos derivan su poder del consentimiento de los gobernados.


Pero aquella proclamación no fue el final de la historia, sino el comienzo de una larga y cruenta guerra. Una lucha desigual contra el Imperio Británico que se extendió por más de ocho años, involucró a otras potencias como Francia y España, y dio origen a lo que algunos historiadores consideran la primera revolución moderna.
Hoy, en Estados Unidos, ese 4 de julio es motivo de fuegos artificiales, picnics, desfiles y discursos.
Y para nosotros, desde esta parte del mundo, es una buena excusa para repasar aquel momento fundacional que puso en movimiento muchas de las ideas políticas que marcaron los siglos siguientes
¿Qué significó esa independencia en su contexto? ¿Qué vigencia tienen hoy los principios que inspiraron aquella declaración? ¿Y qué lugar ocupa Estados Unidos, dos siglos y medio después, como heredero de esa revolución?