La caída de Whatsapp y de la inmediatez… Y otros telegramas
La Tertulia de los Miércoles con Leonardo Costa, Patricia González, Agustín Iturralde y Oscar Sarlo.
Viene de…
Unión Europea incluyó a Uruguay en la “lista gris” de paraísos fiscales
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Cuando descubrí el correo electrónico lo adopté enseguida. Entendí que eso me permitía documentar toda mi comunicación profesional, que no tenía que estar pendiente de recibir mensajes y que podía tratarlos cuando tenía tiempo real para pensar.
Cuando conocí Whatsapp y ví cómo se usa, entendí enseguida que quería quedarme lo más lejos posible. Cada vez que escucho hablar a los usuarios de esta red, más me convenzo de lo acertado de mi decisión. Y el tema no es Whatsapp, que es una mensajería de chat como cualquier otra. El tema es el uso socialmente aceptado de Whatsapp. Por una razón que no logr comprender la gente que usa Whatsapp (principalmente los grupos) no quieren decir nada relevante, sino estar seguros de que del otro lado hay permanentemente alguien pendiente de ellos. Que les mande una carita, un sticker, un bracito mostrando músculo, no importa. El asunto es reaccionar. Esa inmediatez que los usuarios se exigen entre sí es el sustrato en el que crece la banalidad y la superficialidad. La inmediatez que podría parecer que ahorra tiempo, en realidad lo llena con la nada misma.
La gran ventaja del correo electrónico es que la gente entiende que eso va a una bandeja y que no se sabe cuándo fué leído ni cuando se responderá. Nadie espera que la respuesta sea un dibujo, sino texto. Normalmente se redactan mensajes más complejos, con preguntas. Las respuestas se pueden interlinear, para ir respondiendo e intercalando argumentos línea por línea. Lo fundamental para que los mensajes tengan contenido es que entre que se recibe un mensaje y se responde medie tiempo de reflexión y de elaboración de una respuesta.
El problema es que ahora nadie que entró en Whatsapp puede salir por si solo, pero si todos acuerdan irse, ganan todos. Esa aparente paradoja se llama el «dilema del prisionero». Podríamos decir que son «prisioneros de Whatsapp».
El que habló último en los telegramas sobre un posible caos en internet al 30 de setiembre, no sabía nada del tema. Era un problema que solo afectaba a equipos muy viejos. Es importante informarse antes de opinar.