Foto: Ricardo Antunez / AdHoc Fotos
“Carne de vaca alimentada a pasto natural. Producto neutro en emisiones de carbono”.
En muchos supermercados alrededor del mundo se encuentra con cada vez más frecuencia carnes envasadas con leyendas como esa, que le indican al consumidor que está comprando un alimento producido de forma amigable con el medio ambiente.
Esta tendencia responde a una preocupación creciente de los consumidores por el problema del cambio climático y busca defender a los sistemas ganaderos de varios países que escapan a las acusaciones lanzadas contra el sector por sus emisiones de gases de efecto invernadero.
Para cumplir con las metas de reducción de la temperatura del planeta varios gobiernos están empezando a exigir a sus productores y socios comerciales que certifiquen “la huella ambiental” de las carnes, que mide el saldo entre los gases de efecto invernadero emitidos y los retirados de la atmósfera durante la producción.
Aquí en Uruguay, se viene avanzando en ese sentido. De hecho, días atrás el gobierno dio un paso más cuando anunció la creación del Equipo Técnico Interinstitucional de la Huella Ambiental Ganadera. Este grupo estará compuesto por técnicos del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), del Instituto Nacional de la Leche (INALE), del Instituto Nacional de la Carne (INAC) y del Ministerio de Ganadería y el Ministerio de Ambiente.
Aprovechando esta novedad, en una nueva edición de La Mesa Verde vamos a poner a punto en qué está Uruguay en materia de huella ambiental ganadera.
Para eso nos acompañaron Pablo Caputi, gerente de conocimiento del Instituto Nacional de Carnes; Cecilia Penengo, técnica de la Dirección Nacional de Cambio Climático del Ministerio de Ambiente; y Gervasio Piñeiro, profesor grado 5 en la Facultad de Agronomía e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina.
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