Peña tiene un curso pendiente para terminar licenciatura, pese a que aseguró que la había finalizado
Foto: Mauricio Zina / adhocFOTOS
El ministro de Ambiente, Adrián Peña, se reunirá hoy con la bancada de su sector, Ciudadanos, para dar explicaciones sobre su título universitario. Peña aseguró la semana pasada que había finalizado la licenciatura en Dirección de Empresas en la Universidad Católica. Sin embargo, este fin de semana se conoció que el jerarca todavía tiene pendiente un curso para obtener el título.
La controversia se instaló el jueves, cuando el semanario Búsqueda hizo notar que durante varios años el jerarca se atribuyó el título de Licenciado en Administración de Empredas, sin haberse recibido.
Esa tarde Peña admitió su error, pero afirmó que en setiembre de 2022 había finalizado los estudios. El ministro se reunió ese día con el presidente, Luis Lacalle Pou, para analizar la situación. Posteriormente contó que la conversación se extendió por unos diez minutos, que el presidente le había dicho que “lo importante era que había cursado la carrera y aprobado las materias”, y añadió la posibilidad de renunciar no formó parte “ni cerca” del diálogo.
Sin embargo, el viernes se insinuó otra novedad que se confirmó ayer: este domingo Búsqueda ratificó que Peña todavía tiene un curso pendiente que le impide acceder al título. Según la nota de prensa, el dato surgió luego de que la Universidad Católica revisó la situación del ministro, quien empezó la carrera en 2002 y la retomó en 2021, un período en el cual esa especialización tuvo varios planes.
En resumen, Peña no tiene todavía su diploma de licenciado pero además no está formalmente en condiciones de tramitarlo. Según lo que averiguó En Perspectiva con fuentes cercanas a Peña, le falta un taller o seminario de gestión de seis días, que Peña, cuando se enteró el jueves, dijo estar dispuesto a hacerlo apenas esté disponible.
Según el diario El Observador, un legislador de Ciudadanos expresó de todos modos en un grupo de WhatsApp que «la situación es delicada y exige máxima prudencia».
La Tertulia de los Lunes con Martín Bueno, Gabriel Mazzarovich, Carina Novarese y Diego Irazábal.
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4 Comentarios
Bien podría mencionarse lo de Marx aludiendo a Hegel, eso de dos veces «la 1ra como gran tragedia y la 2da como farsa miserable» o quizás y en criollo de mostrador de bar «otra vez la pelota a la casa de doña Maria»
Uno puede tener una epifanía y alzarse en estado de gracia, también puede padecer una pesadilla y caer en estado de desgracia; en política nunca es un hecho individual sin causalidades exógenas, es obvio que en ese ámbito se colectan enemigos, enemigos prestos para la zancadilla y con pala en mano para cavar la tumba con intención final.
Recuerdo a don Ignacio diciendo del nefasto (textual) don Julio Maria, a don Luis I devolviéndole con el mismo tono mientras procesaba una tenida fiera con su ministro engominado, a don Jorge quejarse de que le cortaba el brazo y a su espalda tentaban a su Vice para patearlo del trono.
Pues tampoco es cosa de decir ¡vaya sorpresa!
Algunos se van de la política, aunque no todos del todo y en esto queda uno con poder suficiente para cobrar facturas pendientes, una de ellas a Peña, aunque tiene otras y si se le presenta la ocasión y le conviene, sin duda intentará cobrarlas, es muy de querer hacer mierd* a quien no le agrada.
Viernes pasado mas hoy lunes de vuelta con lo mismo, se puede convenir sin sobresalto que al susodicho le queda menos vida política que a diabético bebiendo grappa con ajenjo.
Por qué no es gravísimo este tema de Adrián Peña y sí lo era el de Sendic? Es lo mismo.
Señora: le recuerdo que Sendic nunca admitió que no había obtenido el título, mientras que Peña terminó reconociendo que no lo tenía (y renunció por ello). Además, Sendic tuvo que renunciar por los malos manejos de su tarjeta corporativa en ANCAP, además de que cumplió una desastrosa gestión como presidente de la misma, con pérdidas que se estiman en 800 millones de dólares. En cambio, a Adrián Peña nadie lo cuestiona por su gestión al frente del Ministerio de Ambiente.
Estimado Jorge,
Sendic SI terminó admitiendo que había mentido. Pero luego de un penoso periplo en el cual no sólo él insistió, sino que gente de su partido lo respaldo. Sendic TAMBIËN renunció, pero renunció a un cargo ELECTIVO, donde no precisaba la confianza de nadie en particular para ejercer el cargo. Acá no sabemos cómo fue la interna del gobierno, pero lo que es sabido es que aun ministro que no se quiere ir, si al gobierno le molesta, se le obliga a renunciar y listo. La renuncia de Sendic no es comparable a esta, sino a la que significara que Peña renunciara a su banca, que es el cargo del que sólo él mismo se puede remover. Sendic tuvo además una condena penal por el uso de la tarjeta corporativa, pero eso fue a posteriori de su renuncia. Al momento de renunciar, Sendic sólo tenía en su haber escándalos públicos. La gestión de Sendic, como le dije otra vez, es muy discutible que haya generado por sí sola esas «pérdidas» de 800 millones de dólares. Hay una capitalización de ANCAP por esa cifra, pero eso no significa que las decisiones fueran exclusivamente responsabilidad de su gestión. Primero, las políticas que llevó a cabo la gestión de Sendic incluyen un efecto de arrastre de políticas previas, por ejemplo del período de Daniel Martínez y otras de períodos anteriores, como por ejemplo las pérdidas de las estaciones de servicio que tenía ANCAP en Argentina o la planta de Carboclor (negocios que hizo curiosamente la derecha liberal). Segundo, buena parte de las políticas a pérdidas de ANCAP tienen que ver con políticas nacionales y no específicamente del ente. Producir biocarburantes, entrar en el negocio de la regasificadora, comprar remolcadores a la Armada que quedaron mal construidos o hacer una planta para desulfurizar el gasoil no son decisiones comerciales de ANCAP sino políticas sociales, ambientales y desarrollistas del gobierno central. La regasificadora, por ejemplo, era uno de los «paquetes» que quería dejar atados Mujica. Así que Sendic o cualquier director de ANCAP de ese período habría entrado en ese negocio, porque sinó, se iba. Otra cuestión que muchas veces se omite son los problemas de flujo de caja. Uruguay hizo un negocio que aprentemente fue financieramente ventajoso, comprando petróleo a crédito «de amigos» a PEDEVESA. Ese negocio empezó en la gestión anterior a Sendic. Globalmente le alivianó vencimientos de deuda a Uruguay mientras duró. Pero como todo el que vive a crédito, el problema es cuando hay que pagar. También incluso está el tema (que aunque fuera un cambio, todo suma) del combustible que ANCAP le vendió a PLUNA y no pudo cobrar, hasta que el gobierno decidió soltarle la mano a Campiani (y dársela a López Mena, pero esa jugada no le salió). Entonces, de ahí viene la necesidad de recapitalizar ANCAP. Parte del asunto es que también la contabilidad en Uruguay es muy desprolija. Se le encargan a empresas públicas negocios a pérdidas para desarrollar políticas sociales, por ejemplo. Con una contabilidad más limpia, la empresa debería cobrarle al Estado las pérdidas para que su gestión comercial sea transparente y no se use ese argumento para criticar la gestión. Pero como regla general, nunca un sistema político democrático puede centrar pérdidas de 800 millones de dólares en decisiones de una sola persona.
Yo no defiendo a Sendic, que lo creo un político mediocre que llegó a donde llegó portado por su apellido. Pero al FA le vino bien esta suerte de «gambito Sendic» que consistió en que reuniera el conjunto de casi todas las decisiones que salieron mal. De hecho el FA fue a la elección nacional con alguien que estuvo al frente del ente cuando se tomaron algunas de las decisiones que salieron mal a posteriori. La derecha, con esa costumbre de pegarle a Sendic no hace otra cosa que ser funcional a esa estrategia.
Una cosa importante, que vale para las estaciones de ANCAP en Argentina o la empresa Carboclor que compró al derecha o para la regasificadora que quiso hacer la izquierda y para la que «enterró» mucho dinero: Los países que quieren hacer cosas y crecer muchas veces apuestan a varios proyectos y la idea es que algunos salen bien y otros mal. Lo que importa es el balance global, porque si uno está gobernando y tiene que hacer sólo cosas que salgan bien, lo mejor es no hacer nada. No quiero entrar en detalles, pero los países desarrollados muchas veces invirtieron un montón de dinero en cosas que salieron mal, algunas luego se corrigieron y otras fueron 100% a pérdidas. Otro día puedo escribir sobre eso, pero Francia e Inglaterra tienen varias de esas apuestas a pérdidas y tienen otras, que son las que hacen su superioridad geopolítica e industrial.