¿Qué debates debe dar la sociedad uruguaya en 2023?

Foto: Pablo Vignali / adhocFOTOS

Cuando ya faltan pocos días para que termine el 2022 los invito a salir de la agenda diaria de noticias, levantar la mira, ubicarse en 2023 y pensar en los grandes temas que todavía están pendientes en Uruguay: ¿Qué debate les gustaría ver el año que viene en la sociedad?

La Tertulia de los Lunes con Miguel Brechner, Martín Bueno, Agustín Iturralde y Eleonora Navatta.

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La muerte de Fabián O’Neill… Y otros telegramas

En Perspectiva

Periodismo con vocación de servicio público. Conducen Emiliano Cotelo y Romina Andrioli. Con Gabriela Pintos, Rosario Castellanos y Gastón González Napoli. Producción: Rodrigo Abelenda y Florencia Nobelasco. De lunes a viernes de 7 a 12 en Radiomundo 1170.

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4 Comentarios

  • Creo sin duda que los tertulianos se olvidan de las necesidades básicas de las que carece la gente. Considero que lo mas importante es que todos puedan tener real igualdad de oportunidades, y mientras no haya una discriminación positiva que lo compense que permita que todos tengan un ingreso, una educación, un acceso a la salud y la vivienda por igual.

  • Esta conversación de hoy es un ejemplo de cómo se debate de política y de cambios en Uruguay.Aparecen cuotas de dependencias públicas a eliminar, la renta básica universal, los conjuros «reforma de XXX» (ponga usted lo que quiera en lugar de XXX). Lo más interesante creo que lo dijo Navatta cuando afirmó que los políticos tienen que dejar de hacer campaña diciendo qué es lo que hay que lograr y empezar a hablar de cómo se va a hacer lo que sea posible. En campaña teníamos 140 «liceos modelo» que Talvi decía que se inspirarían en lo material de proyectos como el Impulso. Sartori venía con 100.000 puestos de trabajo bajo el brazo, La coalición venía a terminarle el recreo a los delincuentes.

    Por cierto, la reforma educativa va a ser tremendamente exitosa pero porque eliminaron el fracaso escolar del menú de posibilidades. Las generaciones viejas estudiamos sobre la base de que la evaluación certificaba formación, conocimiento y habilidades. La repetición era un mecanismo para no echar al estudiante que fracasaba, para seguirle permitiendo intentar estudiar. Pero el objetivo de la repetición no era asegurar el éxito (cosa que ningún sistema honesto puede asegurar). Ahora el foco de la discusión cambió, la repetición está mal porque la perspectiva es que si una decisión no garantiza la promoción, entonces no sirve. Ahora, el nuevo plan elimina paulatinamente la repetición y le da unas semanas más de clase a los insuficientes, al cabo de las cuales, como no pueden repetir, van a promover. Si todo el mundo promueve, son todos casos de éxito. La izquierda y la derecha abrazadas a la idea de que lo que incluye es culminar ciclos y no lo que el estudiante tuvo que hacer para poderlos culminar. ¿Se acuerdan de cuando la derecha criticaba a la izquierda por no creer en la meritocracia? Bueno, la necesidad tiene cara de hereje. Hay que obtener resultados constatables sin cambiar la realidad y la forma de hacerlo es cambiando el instrumento de medida.

  • 1000 días, los primeros en la vida, cruciales, definitorios para el resto del periplo.
    Pobreza infantil, pobreza hasta los seis años, niños sin un baño…niños al margen, hijos de padres también al margen y nietos de marginales; linajes con destino de miseria.
    No hay sistema educativo que revierta con éxito tal estigma de partida, algo, no lo suficiente, podrá la educación hacer, pero el génesis del drama no es educativo, es económico.

    Hay muchos asuntos pendientes e importantes más para adicionar a la lista, por supuesto que sí; pero insisto, de todas las premuras en el escalafón, ninguna tan urgente como la de la niñez pobre, ninguna tan prioritaria.
    Y por las dudas y para que quede claro, muchos viejos que hoy apenas pasan la línea turbia de la pobreza, iniciaron su vida como niños pobres.

    • Estgimado Juan,

      Sin dudas la clave es esa. El problema siempre es la realidad y no cómo le llamemos. Si a esos niños les certificamos niveles por decreto, la realidad sigue ahí, intacta. Los que a pesar de eso aprendieron algo, ok. Los otros siguen sin saber lo que deberían saber a su edad y nadie se preocupó de que lo aprendan. El problema es que cambiar esa realidad cuesta dinero, dinero que tiene que salir de algún lado, como dice Bueno. Seguramente, por lo que le he escuchado decir, no estamos de acuerdo en quiénes tienen las mejores condiciones para financiar la solución del problema. Pero lo seguro es que ese problema no tiene solución indolora en la que nadie tenga nada para perder. Por eso es que ningún gobierno está dispuesto a echarse al hombro el asunto y prefieren cambiarle de nombre a la realidad, que es baratísimo y se resuelve administrativamente.

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