Referéndum sobre la LUC: ¿Qué deja la campaña hasta ahora, de un lado y del otro?
Foto: Santiago Mazzarovich / adhocFOTOS
La campaña por el posible referéndum sobre 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración (LUC) tomó ritmo el fin de semana.
Ayer en el Velódromo, el PIT-CNT, el Frente Amplio y otras organizaciones sociales lanzaron la campaña a favor de la derogación parcial de la LUC. En una proclama leída por la actriz Paola Larrama y el murguista Yamandú Cardozo, se criticó el “claro objetivo desestatizador” y la “lógica del gatillo fácil” que encierra la ley, a juicio de los promotores del referéndum.
Esta causa que nos convoca no es una cuestión de partidos políticos. Se nos preguntará si queremos anular 135 artículos de la LUC. La respuesta es sí. Porque va en contra de normas e instituciones, conquistas democráticas y sociales, forjadas por nuestros abuelos y abuelas, que han sido fundamentales para que en nuestro país se implementaran políticas públicas que contribuyeron a la afirmación de la democracia y las libertades, la inclusión social, la igualdad de oportunidades y la protección de los sectores más vulnerados.
En tanto, el sábado, diputados de los cinco partidos que integran la coalición de gobierno, realizaron un acto en defensa de la LUC en un local de Cabildo Abierto en Carrasco. En diálogo con Canal 5, el diputado colorado Felipe Schipani sostuvo que la ley ya generó efectos positivos.
Nada de lo que se vaticinó que iba a ocurrir con la vigencia de la LUC por parte del Fa ha ocurrido. Los efectos de la LUC son positivos y están a la vista. Si ha habido una baja sustantiva de los delitos obedece a los cambios legislativos de la LUC que le dio a la policía más herramientas para ser más eficiente en el combate al delito.
Hoy estuvimos discutiendo cómo se está viendo la campaña por la LUC del lado del oficialismo y del lado de los promotores del referéndum.
La Tertulia de los Lunes con Martín Bueno, Pablo Carrasco, Juan Pedro Mir y Daoiz Uriarte.
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2 Comentarios
Yo no firmé y por razones que comenté por acá y que no vienen al caso. Ahora estoy estudiando artículo por artículo y me estoy haciendo una planilla, donde pongo comentarios a favor o en contra de derogar cada uno de los artículos. Pretendo llegar a marzo con una decisión basada en sopesar pros y contras y para eso voy asignándoles puntos a los 135 artículos y pretendo ver qué me da la suma.
Sin embargo hay algo bastante difícil de ponderar y que es en realidad lo que más le preocupa al gobierno y a la oposición: el efecto de referéndum sobre el gobierno. Ya vimos que van dos aumentos de combustibles previstos por la LUC que no se aplican y esto se debe a que el gobierno no quiere que eso desprestigie la ley. Ya entonces la juntada de firmas nos dió un respiro en esta escalera al cielo del precio de los combustibles, aunque sea un respiro de acá a marzo. Quien tenga doonde acopiar combustibles, que trate de acaparar antes del referéndum, porque después sube de golpe.
Otra cosa en la que las firmas tuvieron un efecto es la reforma previsional. Que la reforma nos va a hacer trabajar más años y va a reducir prestaciones de algunas cajas paraestatales es un secreto a voces. Ya la caja profesional viene pidiendo agua por señas y la bancaria está liquidada desde 2002, cada vez haciendo más quitas a los jubilados para cerrar sus balances. Está claro que vamos a trabajar más años por jubilaciones menores y también que la caja militar con este gobierno no se toca. Esta reforma ya está bastante avanzada en sus formas luego de un debate en el que primaron las posiciones del gobierno Pero no se va a empezar a discutir públicamente hasta después del referéndum. Ahí van a ir preparando a la gente, hablando de la pirámide demográfica, de que el sistema como está se cae y de que «ahora sí», este es el parche definitivo, el último sacrificio para tener una jubilación segura y justa. Así se hizo en la reforma anterior –con unos volantes institucionales muy bonitos, con jóvenes que sostenían viejos parados en una bandeja– y así será en esta. Pero por ahora no hay apuro.
En definitiva, el juntar firmas tiene un efecto de suavizar las aristas más filosas del gobierno y es de suponer que si pierde el referéndum, esto lo frene en su afán de reformas liberales. En cambio, si la oposición pierde, eso va a acallar la protesta y le va a dar una segunda luna de miel al gobierno. Entonces, cuando la oposición llama a votar contra la ideología del gobierno exagera el texto, pero no el efecto que tendría que ganara el Si. Lo mismo cuando el gobierno pide a sus votantes que lo apoyen en esta. Si dijera que el tema de frenar al gobierno no es un factor que influya mi voto, mentiría. Aunque hay varios artículos que se quieren derogar con los que estoy de acuerdo.
Entonces, lamentablemente, manda la realpolitik. Así como la LUC es un cambalache y la selección de 135 artículos una muestra representativa de ese cambalache, también está claro que gobierno y oposición no pelean por esos artículos sino por el talante de los años de este gobierno que quedan por delante.
Una cosa más sobre las jubilaciones: «Pídala con el «Sí» de los jubilados», decía Lacalle Herrera en la elección de 1989. Con eso le ganó la elección a Jorge Batlle, quien pensaba más o menos lo mismo pero era bastante menos estratega.
El «Sí» de los jubilados era para que mediante una reforma constitucional, se fijaran los aumentos de las jubilaciones junto con los de los salarios. Un principio a mi juicio de sentido común: s alguien se jubila, por ejemplo, con el 60% de su salario, es razonable que sus ingresos no se vayan degradando por inflación. Cuanto más vieja es una persona, más necesidades tiene en salud y cuidados.
Ese artículo constitucional que respaldó el padre del presidente sólo afecta a las jubilaciones de verdad, las que paga BPS. El sistema AFAPs –que lo inventaron después– va por otro lado y de hecho las paga el BSE en un negocio que es ruinoso para el banco y que los privados (pudiendo participar) no lo tocan ni con un palo.
Estas jubilaciones de BPS son las más bajas y escuché con estupor a dirigentes del gobierno hablar de que les parecía mal invertir tanto en los viejos y un disparate que ajustaran como los salarios. Un excelente argumento para vender la idea, porque los niños son el porvenir y generan mucha más empatía que los viejos. No hay que hacerse ilusiones porque cuando hay déficit, las reformas se hacen para achicarlo y cobrar menos impuestos, no para mantenerlo y usar la plata en otra cosa. Mientras tanto, hay un déficit previsional que seguirá ahí, incólume… imperturbable ante la empatía que generan los niños.
Todo eso está agendado para después del referéndum.