Cuando la consigna es "el romántico de los CDs", "el porfiado de los discos compactos", la selección está guiada por los grandes lanzamientos históricos de la Deutsche Grammophon, Decca London, la Philips, Emmi Classics y el resto de los sellos discográficos de relieve en materia de música clásica, de 1981 en adelante.
Ese año, el gran maestro austríaco Herbert von Karajan —polémica figura que para muchos amantes de la música ha sido el más grande director de orquesta del siglo XX— se convierte en el principal promotor del nuevo formato de grabación y comercialización musical, que representa a partir de ese momento la gran revolución: el disco compacto, el CD.
Dicen que la duración, la capacidad de un CD había sido fijada en 60 minutos y que fue von Karajan el que dijo que debían ser 80, y no 60 minutos; de lo contrario, la 9na. Sinfonía de Beethoven no podría ser grabada en un solo disco, y para von Karajan no existía medida más universal que La Novena.
La primera obra grabada directamente en CD, de todos modos, no fue la última de las sinfonías beethovenianas sino la Sinfonía Alpina de Richard Strauss, con la Filarmónica de Berlín y con von Karajan, por supuesto, a la batuta.
La Sinfonía Alpina, Chopin y Debussy formaron parte de esta primera selección, pero el destaque principal fue para Franz Liszt, el gran pianista y compositor húngaro, aquí interpretado por el chileno Claudio Arrau en unas legendarias sesiones pianísticas de 1969 y 1970, relanzadas en CD por la Philips en un lujoso box con seis discos.
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