Entrevista con Winston Abascal, director del Centro de Cooperación Internacional Contra el Tabaco.
EN PERSPECTIVA
Jueves 14.07.2016, hora 8.00
(Audio Tabaré Vázquez)
Queridas uruguayas y queridos uruguayos: el arbitraje promovido por Philip Morris Brand SARL, Philip Morris Products SA y Abal Hermanos SA ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI) contra la República Oriental del Uruguay ha concluido. El Estado uruguayo ha salido ganancioso y las pretensiones de las tabacaleras han sido rotundamente rechazadas.
(Fin audio)
EMILIANO COTELO (EC) —Así hablaba el viernes de tarde el presidente de la República, Tabaré Vázquez, cuando comunicaba el laudo arbitral conocido unas horas antes y que daba la razón a Uruguay frente a la demanda presentada siete años atrás por Philip Morris.
Con el laudo emitido por el tribunal del CIADI, nuestro país evitaba el pago de la indemnización que reclamaba la multinacional, pero, sobre todo, se confirmaba la soberanía uruguaya para seguir implementando la actual política contra el consumo de tabaco.
(Audio Tabaré Vázquez.)
Ratificamos firmemente el compromiso de seguir la más frontal y directa lucha contra el consumo de tabaco, a fin de reducir, día a día, la pesada carga que esta epidemia pone sobre nuestro pueblo, y a no renunciar a la total instrumentación del Convenio Marco para el Control del Tabaco, invitando a las naciones a que se sumen al combate de este flagelo, sin temor a las represalias de las poderosas tabacaleras, tal como lo ha hecho Uruguay.
(Fin audio)
EC —Ayer, el Ministerio de Salud Pública (MSP) organizó una conferencia de prensa, y allí, entre otras novedades, se dieron pistas de las nuevas medidas que van a instrumentarse.
¿Cuál es el impacto de este fallo? ¿Cómo seguirá trabajando Uruguay en la materia a partir de ahora?
Vamos a conversarlo con el doctor Winston Abascal, director del Centro de Cooperación Internacional Contra el Tabaco (CCICT) del MSP, y uno de los actores que han formado parte de este proceso.
A comienzos de la semana pasada había trascendido que el gobierno esperaba un resultado positivo para los intereses de Uruguay. Pero también se decía que en algunos puntos se le daría la razón a Philip Morris, cosa que finalmente no ocurrió. ¿Ustedes, que han estado zambullidos en esto durante estos siete años, tenían algún grado de incertidumbre sobre el resultado?
WINSTON ABASCAL (WA) —No, nosotros sabíamos que seguramente, o muy posiblemente, el fallo nos favoreciera, dado lo que había sucedido fundamentalmente en la audiencia oral, y muy fundamentalmente el apoyo que habíamos recibido de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) respecto a nuestras políticas nos daba fortaleza. Pero muchos expertos –no yo, que soy médico– expertos en estas cosas decían que muchas veces los tribunales no dan el 100 % como nos dieron a nosotros, sino que contemplan algo del demandante, tratan de buscar o analizan esa posibilidad. Por lo tanto esperábamos con cierta expectativa qué podía pasar, pero éramos en todo caso muy optimistas.
EC —Usted citaba como base para el optimismo las audiencias orales. ¿Cómo fue esa experiencia?
WA —Fue una experiencia, por lo menos para nosotros que fuimos como testigos y también para algunos expertos que me han comentado, de mucho estrés. Es un salón grande, en el cual de un lado hay alrededor de 20 abogados y expertos del demandante, del otro lado un número similar del demandado, en una tarima están los árbitros, y en el centro de toda esa parafernalia, que tiene pantallas gigantes por todos lados y micrófonos y traductores y demás, colocan una mesa con una silla y un micrófono. Ahí lo sientan a uno.
EC —Ahí estuvo sentado usted.
WA —Sí, ahí estuve sentado yo, estuvo sentado el ministro, estuvo sentada la doctora Ana Lorenzo y luego estuvieron nuestros expertos.
EC —¿Cuánto tiempo le tocó a usted, cuánto tiempo estuvo sentado en esa mesa?
WA —Estuve una hora y algo, porque fui el último. Eso me causó mucho problema, porque ese día fui a la mañana temprano, me encerraron en una habitación en el décimo piso y estuve ahí hasta la tarde, cuando me llamaron para interrogarme. El ministro había comenzado un día y siguió al otro, vinieron después los otros testigos y yo estaba encerrado en un lugar sin comunicación con el mundo exterior.