
EC —El debate ha sido en comisión del Senado hasta ahora.
RVE —Sí. Pero volvamos a los ejemplos que mencionábamos antes. Quisiéramos tomar como ejemplo cualquiera de los países que acabamos de mencionar y ser iguales a ellos en cuanto a lo que significa el orden en el tránsito. Cuando vamos a esos países venimos maravillados de la cantidad de vehículos que hay y sin embargo el orden que hay comparado con lo que es nuestro país. ¿Qué quiere decir? ¿Que ellos están muy mal y mantienen esa tolerancia porque son irresponsables? No, han encontrado que existen otros puntos que son mucho más importantes para definir que haya una menor siniestralidad de tránsito.
EC —¿Qué consecuencias ha tenido para el sector esta baja que se produjo en el año 2016 en las ventas de vino, del orden del 10 %? ¿Qué ha implicado esa caída en el rubro?
RVE —Implica lo que cualquiera se puede imaginar. El producto se vende menos, y además, aparte de eso, ya desde hace varios años, su valor viene teniendo una evolución menor que el IPC general, y eso trae problemas. Además creo que no influye solo el hecho de que no se pueda consumir cuando uno inmediatamente después va a tener que conducir, sino que eso va generando una pérdida de la costumbre, del hábito, de algo que forma parte de la cultura nuestra, que es acompañar las comidas, el almuerzo, la cena con una copa de vino. En la medida en que hoy no lo pude hacer porque después tenía que manejar, y mañana tampoco, tal vez las próximas veces, aunque no tenga que manejar, habré perdido esa costumbre. Estamos perdiendo algo que forma parte de la cultura del país desde sus comienzos y que paradójicamente no hace mucho tiempo fue designado bebida nacional. En algunos países, como España, el vino se considera alimento, forma parte de la llamada dieta mediterránea, que tanto se inculca que es buena para la salud. Sin embargo esto está pegando en contra de eso.
EC —El oyente podría contestarle: capaz que el sector tiene otras formas de revitalizarse, capaz que tiene otros mecanismos para recuperar las ventas, otros negocios, por ejemplo en materia de exportaciones, en otras líneas de productos, como los jugos de uva, etcétera. ¿Por qué tanto énfasis en recuperar esta parte?
RVE —Porque en todo el mundo hacer vino con uva es lo más común y lo que tiene mayor importancia. Pero sin duda que también hemos incursionado en esas otras posibilidades. En el caso de la exportación, hace ya muchos años, desde los cambios que se produjeron en la década del 90, que llevaron a que los vinos uruguayos estuvieran entre los mejores del mundo, el país ha tenido un camino, que ha sido difícil, sin duda, pero que se sigue manteniendo y al cual seguimos apostando plenamente.
***
EC —Entre los mensajes de los oyentes elijo este:
“¿Esto es en serio? ¿Tanta casualidad? ¿Justo se plantea este debate en este momento, con un legislador del Partido Nacional que acaba de ser protagonista de un siniestro de tránsito donde quedó seriamente herida una mujer y luego se constató que el hombre tenía espirometría positiva?”.
¿Qué dicen sobre este argumento, que aparece también en otro mensaje de más temprano, el de Adriana?
GR —Claro que no es así. Hoy estamos hablando de esto acá, pero hace mucho tiempo, hace muchos meses, hace muchos años que venimos hablando sobre este tema. Y además, como decía Gustavo, nos preocupa la salud, porque, aunque a algunas personas les pueda parecer que no, somos personas, tenemos familias y no queremos sufrir las consecuencias del consumo abusivo de alcohol. Y una persona, no importa quién sea, que tenga más de 1 g de alcohol por litro de sangre no puede conducir y debe ser penada con la mayor dureza.
EC —En el caso del siniestro de la semana pasada, el de este diputado, tenía 1,4 g. Ustedes no están defendiendo esos valores.
RVE y GR —¡No, por favor! ¡De ninguna manera!
GR —Lo que estamos defendiendo es el consumo razonable y moderado de una bebida como el vino, que no es una bebida en la cual se refugie la gente que quiere consumir alcohol para sentir los efectos que produce. Sino que va mucho más allá de eso, es una bebida que produce placer, porque además generalmente no se consume solo, sino acompañado con la comida. Entonces es todo un conjunto de sensaciones, eso es lo que trasmite el vino. Queremos dejar bien en claro eso, estamos y estaremos siempre por el consumo responsable de esta bebida.
EC —Ustedes no plantean reparos solo a la Ley de Tolerancia Cero, sino también a los anuncios de una nueva ley holística sobre comercialización, publicidad y consumo responsable de bebidas alcohólicas. Todavía no está el proyecto final, pero han trascendido algunos elementos. Por ejemplo, no se podría vender alcohol de las 22 a las 8, salvo en los locales que tuvieran un permiso otorgado –actualmente el período de prohibición es de 0 a 6, se lo estaría ampliando dos horas hacia atrás y dos horas hacia delante–; se crearía, en la órbita de la Junta Nacional de Drogas, un registro obligatorio de Vendedores de Bebidas Alcohólicas y actividades conexas, en el que tendrían que inscribirse todos aquellos que, de acuerdo al giro de su actividad, cumplieran con la normativa vigente; la cata y las degustaciones no tendrían prohibiciones, pero no se permitirían los concursos, torneos o espectáculos públicos, con o sin fines de lucro, que estén destinados a promover la ingesta de bebidas alcohólicas; no se permitirían promociones como la “canilla libre” o el “happy hour”, toda modalidad que promoviera o facilitara el consumo excesivo, y los locales habilitados no podrán ofrecer, por ejemplo, con la entrada, bebidas que superen los 40 g de alcohol puro. ¿Qué ven a propósito de estos adelantos?
GR —Algunas cosas que dice esta ley no aplican al vino normalmente. Lo que decimos en cuanto a esta ley con un tratamiento holístico es que en un análisis general se nos están quedando algunas cosas muy groseras por el camino.
EC —¿Por ejemplo?
GR —Por ejemplo, que tenemos una ley del año 1996 que desmonopolizó los alcoholes de Ancap, y estos alcoholes que antes manejaba el Estado pasaron a ser de uso prácticamente libre. Hoy cualquiera va con una boleta de RUT a la planta de Ancap y compra en un tanque de alcohol de 96°, alcohol potable etílico, y hace en su casa un licor. El alcohol se vende en cualquier lado, en cualquier ferretería, en cualquier farmacia, a cualquier hora. Ahí tenemos un problema grosero.
EC —¿Por qué importa ese detalle?
GR —Lamentablemente, los chicos compran este alcohol de 96° en una estación o en una ferretería o en una farmacia o en un supermercado, porque hoy es de venta libre, lo mezclan con una bebida refrescante y hacen una bebida que queda superalcohólica, que hace los efectos del alcohol como droga. Esa ley del año 96 sí que atravesó todas las administraciones, pero el lobby de Ancap evidentemente ha sido más poderoso y hoy sigue sin reglamentarse. Ha habido propuestas de reglamentación hechas por distintos institutos, incluso el Inavi propuso varias para que esos alcoholes se reglamenten, pero eso está quedando por el camino. Entonces estamos hilando fino, que está bien, pero no entendemos cómo esos elefantes siguen caminando sin que nadie les ponga un límite.









