Entrevista con el ingeniero Jorge Grünberg, rector de la Universidad ORT.
EN PERSPECTIVA
Martes 12.12.2017, 08:24
EMILIANO COTELO (EC) —El contrato de inversión firmado por el Poder Ejecutivo y UPM para la instalación de la tercera planta de celulosa en nuestro país se ha convertido en un gran tema de debate. Por ejemplo, a nivel político se criticaron la confidencialidad de la negociación y el volumen de los compromisos asumidos por Uruguay sin que, del otro lado, la empresa garantice que va a construir la planta.
Pero también desde la academia aparecen observaciones que vale la pena tener en cuenta. Este domingo el rector de la Universidad ORT, Jorge Grünberg, publicó una columna en el diario El País en la que opinó que inversiones como las de UPM son “bienvenidas”, pero agregó que “el gobierno debería negociar un proyecto con mayor contenido de conocimiento e innovación nacional en el mediano y largo plazo”.
Grünberg planteó que con un décimo de los US$ 4.000 millones que planea invertir la compañía finlandesa podría financiarse, en colaboración con las universidades e institutos de investigación uruguayos, una red de proyectos vinculados al sector forestal y maderero.
Para profundizar en esta visión, estamos con Jorge Grünberg, rector de la Universidad ORT, ingeniero de sistemas graduado en Universidad de la República, doctor en Educación por la Universidad de Oxford.
Tú dedicas un par de párrafos de la columna al contexto en el que se da esta negociación con UPM. Dices que Uruguay está atrapado en lo que algunos economistas llaman “la trampa de los ingresos medios”. ¿De qué se trata?
JORGE GRÜNBERG (JG) —Yo no soy economista, pero estudié el fenómeno y en términos sencillos, como me lo han explicado, se refiere a la realidad que estamos viendo en nuestro país y que es clásica en muchos países emergentes. El país progresa en base a exportaciones, se produce una distribución, suben los salarios, como en nuestro caso, y de repente nos encontramos con que el ingreso per cápita de Uruguay, la riqueza de Uruguay ya no nos califica como pobres sino como clase media de países.
Pero eso es un paso, hay que dar el paso siguiente si queremos pasar a ser un país desarrollado. El estado en el que estamos ahora es que los salarios uruguayos y los costos uruguayos son demasiado altos para producir bienes y servicios baratos. Si queremos producir textiles baratos ya no se puede en Uruguay, como sabemos, hemos visto lo que pasó con la industria textil. Si queremos producir cualquier elemento indiferenciado con algún nivel de industrialización, no lo vamos a poder vender en el exterior porque ya es demasiado caro.
Por lo tanto tenemos que pasar a vender bienes más sofisticados. Tenemos que producir o tratar de producir drones, medicamentos, vacunas, programas de computación. Tenemos que pasar a vender otro tipo de bienes o servicios que no compiten por precio, no son ropa sin marca toda igual, de repente tenemos que vender ropa de diseño, tenemos que tener una marca Uruguay. Tenemos mucho más de 100 años de lana en Uruguay, ya deberíamos tener prendas con marcas uruguayas. Estamos demasiado caros para vender cosas baratas, pero no tenemos las capacidades tecnológicas para producir bienes sofisticados. Eso es la trampa de los ingresos medios.