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Entrevista central, miércoles 13 de setiembre: Pablo Mieres

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RA —En este episodio, ¿no hay algo positivo, dentro de todo, por el hecho de los mayores controles de los dineros públicos? Me refiero a la medida que anunció el presidente Tabaré Vázquez el lunes, que ordenó al secretario y al prosecretario de Presidencia redactar una reglamentación sobre la devolución de viáticos cuando los funcionarios públicos viajan al exterior o al interior. ¿Qué le pareció esa medida? ¿No es algo positivo?

PM —Sí, me parece bien. Me parece bien lo de los viáticos, me parece bien el control de las tarjetas corporativas. Nosotros presentamos un proyecto de ley que va más allá, que prohíbe las tarjetas corporativas. Algunos dicen que no está bien…

RA —Sí, recibió algunos cuestionamientos por el hecho de que la tarjeta permite la trazabilidad, se pueden hacer más controles.

PM —Claro, está bien, me parece fenómeno, puede ser que el tema sea tener controles. Pero no estoy del todo convencido de que las empresas públicas necesiten tarjetas corporativas. Porque además hay que distinguir, ¿cuál es el rol de la tarjeta corporativa? El viático tiene un rol bien distinto, es una suma de dinero –que se define según una tabla que establece el Ministerio de Relaciones Exteriores– que uno recibe cuando sale de su lugar de trabajo fuera del país a efectos de pagar los gastos extra que implican alojamiento, transporte, alimentación, etcétera. En cambio la tarjeta corporativa tiene un tope, que puede ser muy alto, es de gasto a nombre de la empresa y en teoría debería ser solo para situaciones imprevistas y actos ocurridos en ejercicio de la función. Son dos instrumentos totalmente diferentes. Creo que hay que controlar los dos, y tengo dudas de que sea necesario el segundo, quizás no sea necesario. Los viáticos hay que controlarlos, sí, está bien; creo que en Uruguay ha habido un proceso, porque en una época no había devolución de viáticos, después empezó a haber en algunos organismos, ahora hay en la mayor parte de la Administración Central, pero en el Parlamento todavía no. El Parlamento entrega viáticos por viajes parlamentarios y el parlamentario no tiene por qué devolver nada. ¿Eso está bien o está mal? Creo que hay que corregirlo y que uno tiene que documentar los gastos que tiene que hacer y devolver el resto.

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RA —En una hora empieza la sesión en el Parlamento en la que se vota la renuncia de Sendic y asume la presidencia del Senado y de la Asamblea General la senadora Lucía Topolansky. ¿Imagina un mejor vínculo entre la oposición y el gobierno en el Parlamento a raíz de este hecho?

PM —Creo que sí, que va a ocurrir eso. Porque nosotros teníamos una situación muy rara, que es que Sendic a partir del problema del título dejó de participar en la reunión de coordinación, que es lo que tradicionalmente ocurre. El funcionamiento del Senado y de la Asamblea General se acuerda en un ámbito donde estamos los coordinadores de las distintas bancadas y se discute el orden del día, etcétera.

RA —Sí, se ha manejado eso como un elemento que deterioraba la relación. Pero particularmente a quien asume, la senadora Lucía Topolansky, se la reconoce muy negociadora. ¿Usted la ve así?

PM —Tenemos una buena relación, una relación cordial. Desde que se empezó a manejar el tema de la renuncia de Sendic no entendía por qué podía ser un problema que asumiera Topolansky. Topolansky es una senadora con experiencia, con buen diálogo, ha participado en el diálogo con los demás partidos por ejemplo cuando hay que resolver las sucesiones en la Suprema Corte de Justicia, y hay una relación muy fluida, más allá de las enormes diferencias entre lo que ella opina y lo que nosotros opinamos. Evidentemente tenemos diferencias de ideas y de concepción política en muchos sentidos. Pero eso es la democracia.

Quiero agregar que no solamente hay que regular los viáticos, también hay que cambiar el rol del Tribunal de Cuentas, hay que mejorar las funciones de la Junta Anticorrupción, darle poderes para que no sea un mero archivador de declaraciones juradas. Tenemos pendientes un montón de cambios. Que no pase como pasó con Ancap, que termina el caso Ancap, queda claro que hay que reformar muchas cosas en las empresas públicas y no pasa nada. Ahora hablamos de los viáticos, pero también de organismos de contralor de la gestión pública.

Video de la entrevista

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Transcripción: María Lila Ltaif

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