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Entrevista central, miércoles 20 de setiembre: Marcello Figueredo

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EC —Es curioso eso, no sé cuán obligada está la Intendencia y/o cuán obligado está el municipio correspondiente a llevar adelante la consulta con vecinos, pero parece claro que un proyecto de esta envergadura, que se refiere además a un lugar tan importante, de tanto peso en la zona, merecía que se discutiera antes de largar el llamado.

MF —Es la realidad de los países en los que vivimos. Pero, para no llorar sobre leche derramada, celebremos que hayamos sido escuchados formalmente ayer. Es la primera instancia, probablemente no sea la única, y, como le dijimos ayer al alcalde, sin perjuicio de todas estas instancias formales, de las cuales somos muy respetuosos –porque queremos ser muy respetuosos y muy apegados a las tradiciones republicanas que vale la pena defender siempre–, independientemente de esto, que puede ser solamente una formalidad, estamos muy entusiasmados con esta batalla, muy embarcados en esta batalla, y si eventualmente la Dirección de Desarrollo Económico de la IM le diera luz verde a este proyecto, que es apenas el punto de arranque, vendrá una discusión y una batalla seguramente jurídica, política por cierto, mediática también, en la cual vamos a estar en primera línea.

EC —Vamos al proyecto en sí, al que genera ahora esta polémica. En EnPerspectiva.net pueden observar una imagen aérea en la que aparecen los cuatro sectores de intervención que están previstos en el parque Villa Biarritz, debajo de los cuales se colocarán los lugres de estacionamiento. Una vez finalizada la obra, se prohibirá el estacionamiento en José Ellauri entre 21 de Setiembre y Gregorio Suárez, en 21 de Setiembre entre José Ellauri y rambla Mahatma Gandhi y en Leyenda Patria sobre la acera.

El proyecto ha generado reacciones encontradas. Porque por un lado están ustedes, los vecinos que se oponen, pero también hay otros que lo ven bien porque es una zona que tiene poco lugar para estacionar. ¿Qué responden ustedes a este argumento: falta lugar de estacionamiento?

MF —Yo tengo una respuesta contundente, aunque empiezo –porque la honestidad intelectual me resulta fundamental en todo este episodio– aclarando, por si alguien no lo sabe, que por supuesto no soy un experto y no tengo la capacidad de resolver el asunto del tránsito en la ciudad de Montevideo, que por supuesto existe.

Permitime señalar dos cosas. Primero, no tenemos muy claro qué vecinos están a favor del proyecto. Hace un par de semanas salió en la prensa una nota infelizmente titulada “El barrio está dividido”. El barrio no está dividido, y en esa nota aparecíamos con nombre y apellido las personas que nos oponíamos con argumentos creo que sólidos, aparecíamos la arquitecta Gabriela Pallares y yo, y aparecían con nombre de pila, como si estuvieran hablando en una revista de chismes, de temas amorosos, Juancito y María que decían “no, acá no hay lugar para estacionar”. Yo les contesto a esos Juancito y María hipotéticos de la nota, que seguramente no tienen razón, que en Villa Biarritz no hay problema para estacionar. Es más, una investigación muy simple, muy ligera, que reafirmé ayer porque teníamos la reunión y no quería ir sin ese dato, permite comprobar que en el parking más cercano, el más conocido, el que está por Benito Blanco apenas a metros del parque Villa Biarritz, hay lugares disponibles. Entonces no entendemos cuál es el negocio de este parking.

ROSARIO CASTELLANOS (RC) —La realidad nos impone a la vista la condición de estacionar sobre la vereda, que creo que es un inconveniente serio. ¿Que se puede solucionar a nivel de vereda? Sí, estoy de acuerdo, creando andenes, porque la vereda es suficientemente ancha como para que albergue la vereda para peatones y los automóviles.

EC —Sí, hay toda una zona de Leyenda Patria que tiene vereda muy ancha, donde terminó generándose de hecho un estacionamiento al aire libre.

RC —Mal organizado, espontáneo. Creo que se puede proyectar ahí una zona de estacionamiento, como he visto en otros conjuntos habitacionales. Pero realmente los vecinos tienen una opción mal resuelta cuando paran sus vehículos sobre la vereda gratis.

MF —Que no la tendrían más, claramente, porque está bien lo que agregas ahora, una de las contrapartidas del proyecto es que a toda esa gente no se le va a permitir estacionar. Como tampoco por Ellauri ni por 21; de modo tal que hay una suerte de privatización de hecho del espacio público, porque si no evidentemente al concesionario el negocio no le resultaría. Lo que nos preocupa es que el proyecto viene además “embarazado” de locales comerciales. Esto no es solamente un parking, es un parking en el que a texto expreso lo único que se le prohíbe al concesionario es colocar supermercados. Fuera de grandes superficies –supermercados–, con la autorización de la Intendencia, el concesionario podría poner cualquier tipo de locales.

EC —Locales también subterráneos.

MF —También subterráneos. Y quiero aprovechar esa palabra, porque es engañosa, y realmente, sin ironía alguna, creo que todavía hay gente que se está llamando a engaño. Subterráneo es el resultado final si sobrevivimos a esta desangelada idea; la obra no es subterránea. Hay mucha gente que cree que va a venir una máquina, va a hacer un agujero pequeño en una esquina, va a escarbar como un topo y nunca nos vamos a enterar de nada. Permítanme desasnar a quien tenga esa idea: la obra no es subterránea, el proyecto supone levantar el parque de Villa Biarritz, con lo cual naturalmente tenemos una fe ciega en que la Comisión de Patrimonio se oponga a esta locura, porque es Monumento Histórico Nacional desde 1975. Como se hace en las ciudades del mundo –porque lo otro es multimillonario, esta obra es igual altamente costosa, pero lo otro es un delirio–, levantan el parque entero y cuando termine la obra, que tiene un plazo permitido de tres años, dos por concesión más uno de prórroga, nos devuelven quién sabe qué parque.

EC —O sea que la obra se realiza excavando desde la superficie.

MF —Absolutamente, la obra se hace excavando desde la superficie, para reemplazar después, con un criterio que no sabemos cuál va a ser…

RC —Algunas especies que están definidas. Los ombúes, por ejemplo, tienen que volver a su lugar.

MF —A los ombúes tienen que protegerlos. En el plano que Emiliano ha puesto allí –y que puede consultarse en internet en la página de la Agencia de Compras y Contrataciones del Estado– están señalados algunos árboles que hay que proteger. Algunas de las voces técnicas interesantes, inteligentes que ya han salido a hablar de esto explicaron, por ejemplo, que la maquinaria para proteger las raíces de esos árboles no existe en Uruguay, que habría que importarla. Todo es un delirio, porque además, de vuelta, sin ser mal pensado, pero con sentido común, en tres años de excavaciones –algunos hablan de que será necesario hasta detonar, yo no lo tengo tan claro, pero se explicó que el cristalino está demasiado cerca de la superficie y para escarbar parking y locales comerciales van a necesitar detonar–, cualquiera en su sano juicio puede adivinar que puede haber un error. Y si hay un error es irreparable, entonces nos van a decir “hubo un error de cálculo, la raíz del ombú se terminó dañando, no tenemos más ombú”. Como no queremos arriesgar eso, para empezar –de vuelta, apegados a lo que corresponde–, confiamos en que las autoridades frenen esta locura. La Comisión Nacional de Patrimonio debe pronunciarse. Yo estimo que un monumento histórico puede tocarse para ser mejorado, para preservarlo, pero no puede reemplazarse un parque.

Del mismo modo que ayer se reclamó –que yo no lo había mencionado todavía– la intervención de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama). Hubo gente muy interesante en la reunión de ayer, entre otros, un ingeniero químico, cuyo nombre no recuerdo ahora, que explicó casi con lujo de detalles la cantidad de sustancias o de elementos que se usarían en los lavaderos de autos, que se supone que es uno de los negocios que puede haber. Quiero ser bien justo, se supone, porque la letra chica es muy complicada. Yo leí en la concesión lo que consultaban los interesados, y se pueden poner cajeros automáticos, dispensadores de alimentos, de snacks y de refrescos, talleres mecánicos, cerrajerías… Donde vengan lavaderos de autos, que me parece que es el negocio interesante atrás de todo esto…

EC —Suelen existir subterráneos, es un negocio a instalar.

MF —Este ingeniero químico ayer explicaba la cantidad de ingredientes o de elementos que usan, por ejemplo, en el spray que te limpia el auto, eso es altamente contaminante. Y eso va a ventilar hacia un parque. Imaginemos la temperatura que suponen 500 autos estacionados allí abajo, como cualquiera que vaya al parking de un shopping experimenta hoy en su vida cotidiana. Todo eso respiraría o ventilaría o quién sabe qué hacia un parque. De modo que también vamos a exigir que la Dinama se pronuncie sobre esto.

EC —Al pasar, mostraste tu escepticismo con respecto a la duración de la obra prevista.

MF —No, lo que estoy haciendo por ahora es repetir lo que dice el llamado a licitación: 24 meses con una prórroga de 12; estamos en tres años. Agreguémosle la realidad de los países donde vivimos; puede ser una obra muy larga. Y me importa señalar que el daño de la obra –que por supuesto merecería un capítulo enorme y que tenemos el legítimo derecho de defendernos de ella porque ocasionaría perjuicios graves sobre nuestros intereses– no es lo principal.

Rosario me ha acompañado en alguna aventura de defensa de Montevideo, y perdón la referencia personal, pero viene a cuento para que sepan que no estoy oponiéndome por oponerme. Cuando me embarqué en la deliciosa investigación de tres años para el Hotel Carrasco, por encargo de ellos, para escribir el libro con el cual el hotel se reabrió después de 13 años de ausencia, estuve como testigo privilegiado, no como protagonista pero sí como testigo privilegiado, de todo ese proceso. Y vaya si sabré el fastidio que esa obra supuso para los vecinos y para los comerciantes del barrio. Pero allí todos sabíamos que íbamos hacia algo bueno, nos estábamos fastidiando todos, pero para poner en valor, para rescatar y para resignificar el patrimonio. Y la comparación es perfecta, porque es otro monumento histórico. Es decir, “nos fumamos” una obra muy molesta porque sabíamos que el resultado era bueno.

Aquí estamos en contra de la obra no por la obra en sí, porque si la obra molestara pero fuéramos a algo mejor, violín en bolsa. Acá vamos a algo peor, porque la vida del parque, la identidad del parque, el uso, el tiempo, el tempo del parking va a cambiar indefectiblemente. No sé si el concesionario que está ofertando va por todos los sectores o va por uno o va por la mitad, estamos en contra en cualquier caso. Pero imaginen que se concedieran todos esos sectores y agreguen las bocas de salida y de entrada: el ritmo del parque ya no lo marcarán más ni los padres que llevan a los niños a jugar, ni el señor que alquila los ponis para los más chiquitos, ni los adolescentes que andan en skate, ni los jubilados que van a leer. Lo van a marcar las bocas de entrada y de salida de un parking.

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