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Entrevista central, miércoles 22 de febrero: Washington Corallo

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EC —En resumen, a propósito de lo que ha pasado con la industria en esta década: primero estancamiento y luego caída, ojalá ahora recuperación. Usted anota primero problemas del exterior, derivados de situaciones en otros mercados como Argentina, Brasil, incluso Venezuela, pero después insiste en los costos dentro de Uruguay. Ahí menciona la evolución del tipo de cambio, ejemplificó cómo se podía complicar un negocio a partir de la evolución hacia abajo del valor del dólar. ¿Qué otros factores?

WC —Las tarifas energéticas que nos pasa el Estado. Uruguay es de los países que tienen la tarifa energética más alta de la región. Hay empresas que son electrointensivas, hay empresas que son grandes consumidoras y empresas que son pequeñas y medianas consumidoras. Estamos tratando de que el factor de producción bruta baje para que más empresas tengan acceso a esa tarifa.

Pero no es lo único, si bien en Uruguay nos preciamos y en muchos índices estamos bien posicionados a nivel mundial, por ejemplo en Doing Business –la capacidad de hacer, de respuesta rápida– no estamos muy bien y en el concepto de relaciones laborales estamos muy mal. Las relaciones laborales pesan muchísimo a la hora de instalarse en Uruguay. Uruguay tiene un sistema rígido, arcaico, anarco, de la década del 70. Nosotros entendemos que podría haber madurez sindical suficiente para permitir pensar que las que generan el trabajo son las industrias y no los sindicatos. Los sindicatos deben velar por que la industria haga las cosas bien, pero la industria precisa que los sindicatos razonen y piensen que esto es un trabajo en conjunto. Si no se realiza ese trabajo en conjunto y de forma eficiente, las empresas se sienten desprotegidas y lógicamente no buscan aumentar mano de obra. De hecho, la industria se ha mantenido pero el porcentaje de horas ha bajado.

EC —Sí, la gráfica de horas trabajadas en la industria es muy clara en cuanto a que ese índice ha venido cayendo desde diciembre de 2007 de manera constante. Ahora estaríamos en los niveles del año 80 en cantidad de horas trabajadas.

WC —Claro, y sin embargo la producción es distinta, porque las empresas se han tecnificado. Estos números desmienten el mito de que las empresas no invierten, están demostrando que las empresas invierten e invierten fuerte, casi 7 puntos del producto. La buena noticia es que hay un parque industrial relativamente moderno y adecuado a lo que es el Uruguay para competir en la medida en que se le den los costos y las regulaciones necesarias para ser competitivo. Lo único que precisaría Uruguay para eso, en caso de que se volviera a tener mercados favorables, es materia prima y capital de giro, el parque de maquinaria está.

Si nos retrotraemos al parque de maquinaria, en las épocas buenas, 2012-2013, la ocupación del parque industrial era de casi el 69 %. Hoy estamos en valores de 61 %, pero hace unos meses llegamos a 60 %. A nivel mundial se considera que una ocupación de 70 %-71 % del parque industrial es buena porque las maquinarias requieren mantenimiento, hay licencias, paradas técnicas, etcétera. Entonces en la medida en que Uruguay logre tener de vuelta una capacidad no digamos del 69 %, pero del 64 %, 65 %, estaría demostrando que la industria reinvirtió. Vaya si habrá reinvertido, estamos con la misma cantidad de horas de la década de los 80 y sin embargo el país duplicó su producto. Quiere decir que la industria reinvierte.

EC —Esa es la explicación detrás de esta otra gráfica, la de productividad de la industria.

WC —Claro.

EC —Si tomamos como base 100 diciembre de 2004, a fines de 2016 la productividad de la industria estaba en 170.

WC —Eso es otro mérito. Vaya si la industria se habrá preocupado por ser productiva, aun con factores adversos como el tipo de cambio, los costos, las tarifas y los problemas laborales, vaya si el industrial uruguayo se ha preocupado por ser eficiente y lograr, a pesar de todos los problemas que tiene el país, ganar esa productividad. Si no, la mitad de las empresas, además de las que ya perdimos, también estarían cerradas.

Pero no podemos ganar productividad cuando permanentemente nos están trasladando costos que el 90 % de las empresas no tienen capacidad de trasladar. No es lo mismo la empresa que vende a un mercado interno, a un mercado cautivo, que le vende al Estado, a cualquiera que le puede pagar más, que la empresa que tiene que competir. La empresa uruguaya que compite en el mercado interno compite con los productos que vienen importados y con sus propio mercado interno. La empresa que exporta compite con los productos que vende Uruguay, pero también con los productos que venden, con similar matriz, Argentina, Brasil, Nueva Zelanda, Australia.

El mundo hoy está globalizado, si bien estamos viendo que a nivel mundial se están dando fenómenos como el caso Trump, en el cual se quiere desglobalizar la economía. Los países se están dando cuenta de que hay que dar cierto apoyo a las producciones locales. Es inútil capacitar y preparar gente, tener una matrícula muy alta en la UTU de técnicos mecánicos, técnicos electromecánicos, tareas técnicas, si después no generamos las industrias para darle trabajo a esa gente. ¿Qué ganamos? Que esa gente se nos vaya del país.

EC —De todos modos, también es cierto que no toda industria es viable en todo país.

WC —No, por supuesto, no vamos a hacer portaaviones nucleares ni jets de caza, cada país tiene que saber cuál es su capacidad productiva.

EC —Por ejemplo, acá se ha discutido mucho a propósito de los esfuerzos, el dinero y los sistemas de beneficios y subsidios que se llegaron a implementar para la industria automotriz. ¿La industria automotriz es viable en Uruguay?

WC —Depende de qué industria automotriz. A la industria automotriz la podemos dividir en dos partes, automotriz y de autopartes. Hay una parte muy importante de la industria automotriz que es todo lo que es derivado de cuero, que Uruguay lo produce, que va desde un sillón de una casa a un volante, y tenemos empresas uruguayas que exportan a Mercedes Benz, a Audi, a Volkswagen. Hay empresas que tienen capacidad, en la medida en que uno se prepare. Japón, que no tiene materia prima, que no tiene energía, que es un país chiquitito, que ni siquiera tiene acero, no podría fabricar autos, y sin embargo es uno de los principales productores de autos del mundo. Entonces no va solo en la capacidad de fabricar productos, sino en la capacidad del Estado de generar la potencialidad necesaria para que las industrias uruguayas y los capitales que vienen a invertir sean innovadores, tecnificados y preparados para el mundo que se nos viene.

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