
EC —UPM y Montes del Plata instalaron sus fábricas de celulosa, pero no llegan a producir papel en Uruguay. Y eso que están en zona franca.
WC —Pero se hacía papel en Uruguay.
EC —Por eso, ¿cómo puede entenderse que fuera viable una fábrica que llegara incluso al papel y con volúmenes de producción notoriamente más bajos que los de UPM y Montes del Plata?
WC —Ahí vamos a otro punto importante. Se ha hablado con actores del gobierno que preguntan por qué, teniendo dos plantas de celulosa, no se puede procesar papel en Uruguay, por ejemplo, bolsas de papel. Creo que se puede hacer en Uruguay. Es como si usted dijera por qué hay fábricas en Japón que hacen autos si Japón no tiene la materia prima. Es un problema de capacidad y eficiencia. Si lográramos tener las mismas matrices de costo que tienen países de la zona, FNP y un montón de fábricas serían competitivas. Y sin tener que hablar de sueldos de hambre ni nada, simplemente hablando de ser un país eficiente, que no les traslade costos innecesarios a las empresas.
EC —Ya que he mencionado a UPM y a Montes del Plata, ¿cómo está observando usted, cómo está observando la CIU el empeño que el gobierno pone en captar para Uruguay la inversión de UPM en la que sería su segunda planta de celulosa en nuestro país? ¿Cómo observa las concesiones que se está dispuesto aparentemente a realizar, por un lado el mismo régimen de zona franca que ya existe para las otras plantas, pero además grandes inversiones en infraestructura, US$ 1.000 millones, etcétera?
WC —Acá hay dos puntos. Obviamente apoyamos cualquier inversión en Uruguay, pero también dentro de la CIU hay dos visiones, entre los propios empresarios y entre los propios consejeros hay mucha gente que dice “está bueno darle el apoyo, pero no permanentemente”.
EC —Esa es una discusión: ¿el régimen de zona franca para siempre o por un determinado período?
WC —Hay muchas empresas que dicen: ¿por qué no tenemos nosotros los mismos derechos? Empresas que están instaladas o que se están por instalar. Porque no tienen el volumen. El efecto derrame que puede generar UPM los primeros años es muy importante, pero después ese efecto no es el mismo. Me gustaría que aparte de UPM tuviéramos 40 proyectos de US$ 30 millones. Las obras de infraestructura son necesarias para el país, porque, se hagan para UPM o para quien sea, esa vía férrea y esa carretera van a servir también para el traslado de bienes del agro del Uruguay o de personas o servicios. Es importante.
Muchos se preguntan: ¿por qué se les dan todos esos beneficios? Habría que hacer un gran diálogo, pensar. Dentro de la propia CIU hay actores que entienden que es bueno que se apoye, pero no permanentemente. O que del mismo modo que la ley de promoción de inversiones, que es muy buena y hay que seguir apoyándola, se pudiera pensar en generar parques industriales que estuvieran al amparo de una especie de ley de promoción industrial y que tuvieran, no digamos de por vida, pero por 10, 15, 20 años, el tiempo necesario, a las empresas hasta que tengan una tasa interna de retorno razonable a su inversión. De manera que las empresas puedan remunerar a sus funcionarios, remunerar a sus accionistas, puedan remunerar el capital y remunerar a los bancos, y a su vez pagar los impuestos que corresponda.
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Transcripción: María Lila Ltaif









