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Entrevista central, miércoles 26 de abril: Pablo Mieres

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EC —¿Ya está todo el pescado vendido entonces? ¿No tiene margen para escuchar lo que respondan las autoridades?

PM —Claro que sí, vamos a escuchar, y obviamente vamos a tomar nota y vamos a ver. Ojalá nos sorprendan con resultados inesperados, pero yo hice un racconto –voy a hacer el planteo, lo tengo preparado– de lo que está pasando en cada una de las dimensiones educativas y el resultado es desesperante.

EC —Según lo que averiguó la producción de En Perspectiva, usted lleva su propio diagnóstico del estado de la educación, un documento largo, cargado de cifras. ¿Cómo describe esa exposición?, ¿qué es el planteo que va a hacer?

PM —Vamos a ir recorriendo las dimensiones que caracterizan a cualquier sistema educativo –matrícula, cobertura, egreso, trayectoria, aprendizajes y equidad– y vamos a ir demostrando cómo en cada una de ellas el resultado para el sistema educativo uruguayo es que no hemos mejorado en las cosas en que no hemos empeorado. No hay logros, no hay casi ningún logro. Y lo digo con dolor, porque todo eso se traduce en fracaso de los chiquilines. El fracaso de la política educativa impacta directamente en el fracaso de las nuevas generaciones. La imagen que me viene a la cabeza es una carrera de autos en la que nuestro auto, el país Uruguay, va muy lento y el mundo va muy rápido, entonces nos van pasando los demás autos. Y estoy hablado de los países de América Latina, que van mejorando sus indicadores y nosotros no.

EC —Veo declaraciones hoy de la senadora Daniela Payssé en el diario La República. Ella está muy desconforme con la idea de una interpelación, ya lo ha dicho semanas atrás, incluso meses atrás, cuando usted volvió a hablar de esto. Y en un momento señala: “A la gente se le sintetiza con eslóganes, se le dice ‘la educación está horrible, la educación es un desastre’, y eso es lo que queda en los oídos y en las retinas cuando quienes hablan lo reiteran”. Insiste: “El panorama es otra realidad, es más matizado. Por supuesto no estamos conformes, pero hay avances”. Entonces, ¿por dónde va a ir usted?, ¿con qué indicadores se va a manejar, saliendo de ese gran titular de la disconformidad con lo que está pasando en materia de educación?

PM —Para empezar, voy a demostrar que es una excusa el argumento que se ha usado de decir que no hay resultados porque ha habido un aumento significativo de la cantidad de gurises a los que hay que enseñar. No es cierto, la matrícula de la ANEP en estos años está estancada, en primaria ha bajado.

EC —¿Qué período está considerando?

PM —Desde el 2005. Tomo el período en que el FA ha sido gobierno, del 2005 a la fecha. En ese período no aumentó la matrícula en la ANEP, la ANEP no tiene un problema de crecimiento demográfico, porque el país no lo tiene. Por esto es más increíble que cada año al comienzo de clases tengamos problemas, problemas organizativos, problemas de cupos. En primaria bajó sustancialmente la matrícula, solamente en UTU aumentó un 30 %, lo cual es una señal importante y que hay que registrar.

EC —En UTU hay incluso demanda insatisfecha.

PM —¿Cómo un sistema educativo que no tiene crecimiento pero sí tiene movimientos no se hace cargo de esos movimientos y no logra satisfacer la demanda? Es una muestra de falta de capacidad operativa sorprendente. ¿Qué pasaría si Uruguay fuera un país con crecimiento demográfico como son los países de América Latina?

Se ha dicho “no hemos mejorado la calidad porque hay muchos más estudiantes para atender”. Falso. Pero además, aunque fuera verdad, no es una excusa, porque hay países que han tenido un aumento significativo de matrícula y simultáneamente mejoraron la calidad. Estamos viviendo en un mundo donde nos justificamos todo y tratamos de explicar las cosas que funcionan mal como si fueran explicables por la realidad. La realidad es todo lo contrario.

EC —En esta primera respuesta, usted se refirió a qué está pasando en cuanto a la cantidad de alumnos en el sistema público uruguayo: “no es cierto que haya crecido, no es cierto que se haya avanzado en esa materia”, pero después ya dijo “y entonces los malos resultados”. ¿Cuáles son los malos resultados? ¿En qué malos resultados va a detenerse?

PM —Por ejemplo, un dato que rompe los ojos, la tasa de egreso de enseñanza media. Es más, es tan grave que el FA en la campaña electoral lo plateó como una meta a superar. Estamos antepenúltimos en toda América Latina en tasa de egreso de enseñanza media. Llegamos apenas a orillar el 40 %.

EC —¿Eso qué quiere decir?

PM —Quiere decir que llegan 4 de cada 10 gurises que deberían terminar secundaria, los demás quedan por el camino. Y las tasas de egreso de enseñanza media en el resto de América Latina están en 70 %, 60 %, 80 %. Es brutal, el Uruguay ha ido quedando atrás. Son gurises que se pierden por el camino, que no terminan, que se van, que desertan, que repiten tantas veces que al final se van. Y eso tiene que ver con la oferta educativa. No es que los gurises sean menos capaces que los de Bolivia o los de Argentina o los de Chile, es que el sistema educativo los expulsa.

EC —Esa tasa de egreso no es homogénea.

PM —Y además no es homogénea, es absolutamente diferencial por nivel socioeconómico. Ese es el otro gran debe de esta política educativa, es una política educativa inequitativa. Para decirlo de manera que impacte más, el sistema educativo público –dejemos de lado el sector privado– paga más la hora de clase a los estudiantes que están en los niveles socioeconómicos más altos que a los que vienen de los hogares más marginados y con nivel socioeconómico más bajo.

EC —¿Cómo que paga más?

PM —Claro, porque los docentes que dan clase en los liceos adonde van los gurises de familias con mayores recursos son de mayor calificación. Es el mundo del revés, un sistema educativo que no genera incentivos para que el docente más calificado vaya a dar clase a los lugares más complicados. Al revés, el sistema de elección de horas es un sistema perverso, eligen primero los que tienen mejor calificación y eligen al final los que tienen peor calificación. Termina en que a los liceos a los que hay darles más respaldo, más contención, más apoyo van profesores menos experientes o con malas calificaciones, que, además, como eligen último, eligen una especie de collage y tienen que ir corriendo de un liceo a otro. Con lo cual faltan más asiduamente, están menos calificados para enseñar. Es paradójico, es un gobierno de izquierda, y esto lo saben desde hace años y no lo tocan. Uno tiene que reaccionar, decirles “señores, esto rompe los ojos, hay que cambiarlo”.

EC —¿Qué otros indicadores va a manejar en cuanto a resultados? Por ejemplo, en materia de aprendizaje.

PM —En materia de aprendizaje estamos estancados. Eso se lee en los estudios que se hacen a nivel de la Unesco en primaria.

EC —Está hablando de primaria, no de secundaria, no de las pruebas PISA de secundaria.

PM —De primaria. En cuanto a las pruebas PISA es muy sencillo: lo mejor que hemos logrado es que nos hemos estancado, porque veníamos en picada. En la medición 2015 –después de aquellos episodios tristes de errores metodológicos y no sé cuánto–, el resultado final es que nos estancamos en los aprendizajes, en los puntajes. Y cuando se hace el análisis del informe PISA –no de los datos solamente–, Uruguay aparece muy mal en los niveles de autonomía de los centros educativos, está entre los siete países de menor autonomía de los centros educativos, que es una clave para lograr que los gurises no se vayan.

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