
RA —¿Qué es lo que más se consume?
JR —Lo que más se consume son bebidas. No sé cómo es en el resto, pero para nosotros es bebida principalmente. Las conseguís, están frías, están al lado de tu casa, no tenés que andar con las fundas, no te ocupan lugar en la heladera. Después tenemos panadería muy fuerte, todo lo que es rotisería también fuerte, y después toda la parte de lácteos del día a día. La leche, por ejemplo, dura dos, tres días, no podemos calcular leche por un mes, entonces la gente también busca esas cosas que son perecederas que necesita en el momento.
RA —Me imagino que otra ventaja frente a las grandes superficies puede ser la cuestión de tiempo que hoy tienen los consumidores. ¿Es así?
JR —Sí; igual creo que nosotros somos un complemento de las grandes superficies. Nuestra competencia no son las grandes superficies, las grandes superficies van a seguir existiendo toda la vida.
RA —¿De alguna forma se sustituye el consumo de las grandes superficies?
JR —No. Hoy en Uruguay no hay mucha información de la cual agarrarse, pero los extranjeros dividen entre food y non food, comida y no comida. Si uno va 20 años atrás, en los grandes supermercados era todo comida, todas las góndolas eran comida, mucha rotisería, mucha panadería, se hacía todo eso dentro del local también. Hoy cada vez se ven más ropa, más computadoras, más teles, más artefactos, enchufes, etcétera. Eso se da principalmente porque –esto es opinión personal– las leyes cada vez aprietan más al supermercado y el supermercado cada vez tiene más gastos y necesita mayores márgenes. Los márgenes de lo que es comida no son altos –por eso digo que hay que estar encima, porque hay que cuidarlos muchísimo–, pero por el otro lado la parte tecnológica, la parte de ropa, siempre fue un rubro dentro del retail que tiene mayor margen. Entonces logrando esa combinación, lográs mayor beneficio. El mismo supermercado va mutando. Tampoco tiene mucha razonabilidad ir a un supermercado a buscar un litro de leche y una flauta, tenés que caminar de una punta a la otra para agarrar una cosa, cuando podés agarrarla e irte a tu casa.
NB —¿El Kinko está pensado para hacer un surtido grande?
JR —Siempre pongo el caso de mi madre, que cuando abrí –somos seis hermanos– iba a comprar hasta lo que no había. Un día le tuve que decir: “No vengas más porque me estás trancando todas las cajas”.
NB —Ahí está, las cajas no están pensadas para grandes compras.
JR —La idea es que sea una compra de cuatro, cinco artículos. Tenemos gente que compra mucho más; es más, hay gente que capaz que compra 30 ítems en el día, pero viene, se va, vuelve, vuelve al rato, viene un hermano, ese movimiento de todo el día.
NB —¿Cómo es la relación de precios con respecto a los supermercados?
JR —En cuanto a precios estamos igual que los supermercados, puede ser que en alguna cosa más de impulso tengamos algún peso más nosotros, pero en la canasta familiar, por lo menos nosotros, nos mantenemos en línea con los supermercados y obviamente respetamos los precios que están fijados por el Estado.
NB —Eso es producto a producto, pero los supermercados, por un tema de superficie, tienen la posibilidad de disponer de más variedad de marcas con respecto a un producto. ¿Cómo maneja Kinko eso?
JR —Obviamente no tenemos todas las marcas, igual creo que si uno conseguir todo. Capaz que no consigue algún tamaño, no vendemos una bolsa de 10 kilos de jabón para lavar la ropa, apuntamos más a núcleos familiares más chicos o a cosas para salir del apuro y no tanto a esa compra pensada de antemano de mucho rato. Pero se encuentra la mayoría de las cosas ahí.
RA —¿Manejan un monto promedio de compras?
JR —Sí, hay un monto promedio de compras, que varía de local a local. Los locales que tienen mayor tránsito peatonal tienen compras más chiquitas y más de impulso y en los locales más de barrio se dan compras más grandes y de más ítems, el tique promedio anda entre los $ 100 y $ 250.









