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Entrevista central, miércoles 28 de setiembre: Juan Ravecca

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NB —¿Tienen calculado cuánto camina la persona para llegar a una tienda de [conveniencia] como Kinko?

JR —Tenemos calculado que son tres cuadras a la redonda. Eso es lo que la gente camina para conseguir una cosa, puede ser que en algunos lugares camine un poquito más, pero en los barrios más densos siempre vas a encontrar una oportunidad más cercana o por lo menos últimamente las encontrás a tres cuadras a la redonda. Eso es lo máximo que hay.

RA —Hablabas de buscar esa proximidad y esa vinculación similar a la relación que hay con el almacenero de barrio. El almacenero fía a veces. No es el caso de Kinko.

JR —No, no es el caso de Kinko. Nos encantaría, pero es medio complicado. Eso es algo que no podemos dar, pero tratamos de dar un servicio lo más cercano posible. Hay gente que pasa a hacer las compras y dice “me voy a trabajar, me llevás el pedido a las 7 de la tarde”, y se lo llevamos a las 7 de la tarde. O nos deja un cheque. Tenemos todas las facilidades de pago con tarjeta de crédito en el delivery o en las compras. Eso también ayuda mucho, la gente a veces no tiene efectivo encima y sirve para darle una mano en ese sentido.

NB —Ese es un aspecto que no habíamos mencionado: también funcionan con delivery.

JR —Sí; depende de cada local, depende de la zona, hay locales que tienen una incidencia muy grande del delivery y otros que no. Normalmente los locales de Pocitos tienen más incidencia del delivery que los de Cordón, Centro, Palermo, Parque Rodó.

NB —Justamente, ¿cómo está definida la presencia territorial de Kinko por lo menos acá en Montevideo?

JR —Acá en Montevideo, hoy por hoy estamos de avenida Italia hacia la franja costera, por nada en especial, es como vamos abriendo. La idea es llegar a otros barrios, es más, en nuestros planes tenemos el Prado y otros lugares.

RA —Tengo un mensaje de Carolina, que dice: “Me encanta Kinko. ¿Cuándo un lugar en Punta Gorda?”. Y hay otros que preguntan si planean expandirse de avenida Italia hacia el norte.

JR —Sí, obvio. No tenemos recursos infinitos para abrir, entonces lo vamos pensando, pero queremos llegar a barrios como la Blanqueada, la Unión, la Aguada, y vamos a llegar, paso a paso, a medida que vamos abriendo. Por un tema de logística tratamos de tener nuestros locales cerca para poder manejarlos y darles una mejor atención. A medida que nos vamos alargando vamos llegando a esos lugares.

RA —¿Cómo son el desembarco en el lugar y el relacionamiento con el almacenero que ya está instalado? Ustedes tienen un sistema mixto de negocio, han invertido ustedes como cadena y por otro lado ofrecen la franquicia.

JR —Exacto, creemos mucho en este programa de franquicias, desde que empezamos con el plan se empezó a trabajar en la idea de franquicias, porque es algo que existe en el mundo, que se hace en el mundo. Uno va a Europa y ve los Carrefour, ve los supermercados chiquitos que hay por todos lados y los atienden los propios dueños. Entonces, buscando esa atención personalizada que queremos para nuestro público y buscando que se mantenga esa limpieza, esas cosas, queremos personas que lo quiera como nosotros, como un encargado nuestro que quiere su local, que hagan lo mismo con un local. Pensamos las franquicias principalmente para barrios que no teníamos en nuestro foco al principio, porque seguramente conocen mejor el barrio, conocen a su cliente mejor, conocen las necesidades de ese barrio y lo que ese barrio busca. Vamos a abrir ahora en Canelones con una pareja que se interesó. Obviamente buscamos el perfil emprendedor, de liderazgo, de ventas, tienen que tener cierta espalda financiera para poder hacer la obra del local. Pero creemos mucho en esa gente, porque va a querer y va a tener un negocio propio, que es lindo, que lo entiende. Creemos que así podemos llegar a todos los rincones de Uruguay, ojalá a todas las esquinas.

RA —Cuando no se instalan como franquicia sino que ustedes mismos hacen la inversión, se instalan como un competidor más y al almacencito de barrio lo matás. ¿Les ha pasado?

JR —Sí, nos ha pasado. Obviamente no es lo que uno más quiere, pero tenemos que pensar en nuestro negocio, y manejándonos con los estándares de ética más altos, porque no tratamos de hacer nada malo, jugamos con la libre competencia que hay en nuestro país. No somos una multinacional, Kinko está hecho por uruguayos, gente que de una manera u otra estaba relacionada con el retail y que apuesta al negocio y lo conoce.

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