EC —¿Cómo se hace entonces para racionalizar la circulación de ómnibus en el centro de Montevideo y en particular en 18 de Julio?
JS —Puede haber algún mecanismo para que se pueda efectuar el trasbordo en alguna zona de Montevideo y que ese recorrido termine no llegando. Ahora tenemos un Montevideo en el que, a pesar de todas las descentralizaciones de pagos que se hicieron, a pesar de que se han sacado muchos trámites del Centro, por suerte el Centro sigue siendo un lugar que convoca a mucha gente no solamente a pasear y a comprar en los comercios, convoca a trabajar. Creo personalmente que es muy difícil inventar algo, lo que hay que tener es buena memoria de cosas que han sucedido. Hace mucho tiempo otras administraciones quisieron hacer todo un proyecto en la Ciudad Vieja, que es un pequeño espacio. Cuando se sacaron los autos y se dejó el transporte público por 25 de Mayo, Colón y Buenos Aires, la entrada y la salida fueron mucho más ágiles, y estábamos hablando de 9 minutos de recorrido, en el cual se podía ahorrar. Cuando se quiso solucionar sacando los ómnibus de ese pedacito de la Ciudad Vieja la solución fueron terminales de trasbordo.
EC —Sí, había una acá en la plaza Independencia.
JS —Eran grandes obras que la gente no quería. Esto va a suceder fuera de 18 de Julio, porque para que llegue solo una línea a 18 de Julio estas terminales van a estar en Belloni, en 8 de Octubre y Pan de Azúcar, van a tener que estar en Tres Cruces. Y en algunos momentos va a haber juntas 2.000 personas bajando para subirse a estos ómnibus.
Además de eso, y ya yendo más a lo fino, a lo técnico, si esto se hace porque además produce un ahorro, que debería producir un ahorro, no lo produce, porque hay que poner tantos coches para tener las horas pico bien atendidas, porque si no le vamos a tener que plantear a alguna gente que, además del tiempo del viaje entre origen y destino, que hoy ya es bastante y tendríamos que seguir preocupándonos por bajarlo, va a tener que estar un promedio de entre 7 y 8 minutos más esperando un ómnibus, en un lugar que vamos a tener que definir cuál es, que va a tener que tener –me imagino– una mínima infraestructura para las inclemencias del tiempo.
Entonces, no es solamente la figura de unas veredas y unos macetones y una bicisenda en el medio, que eso se puede hacer, que queda muy linda 18 de Julio. El tema es la movilidad de la gente, eso es lo que nos preocupa. Y nos preocupa porque vemos ahí un elemento absolutamente peligroso, que es que mucha gente, si el viaje le va a demorar más, si va a tener que subirse y bajarse y para llegar al lugar al que llegaba antes va a tener peor calidad de viaje, va a terminar optando por un medio alternativo. Entonces vamos a ir al revés de lo que el propio ingeniero Martínez, con muy buen tino, está tratando de revitalizar desde el principio, que es el transporte público.
EC —¿Qué va a pasar entonces en el trato entre Cutcsa y la Intendencia? ¿Qué está ocurriendo ahora? ¿Cuáles son las etapas que vienen?
JS —En primer lugar, con mucho respeto, seguir valorando muchísimo la actitud que tuvo Martínez en cuanto a que estamos discutiendo esto en vez de verlo cuando se inaugure, como pasó en Garzón. Eso es una valorización.
Y ahora concretamente los técnicos tienen que trabajar. Queremos que los técnicos de transporte de la Intendencia y nuestros técnicos se pongan a trabajar, vean estos números finos de lo que va a pasar para entonces llegar a alguna conclusión. Quizás en las conclusiones esté empezar a hacer alguna cosa y un proyecto final. Porque también le digo que creo que Ciudad Vieja y 18 de Julio son un proyecto parte de un gran proyecto que tiene que ser Ciudad Vieja, 18 de Julio, avenida Italia, Interbalnearia, kilómetro 32. Un proyecto que trascienda una administración, sin duda, capaz que tiene que trascender dos, un proyecto metropolitano. Ese me parece que sería realmente un proyecto grande.
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Transcripción: María Lila Ltaif
