Audio y video de la entrevista
Lunes 29.11.2021
EMILIANO COTELO (EC) —Con la pandemia bajo control, ¿cómo viene recuperándose la economía uruguaya? ¿Cuándo volveremos a tener los niveles de actividad prepandemia?
Desde el gobierno se observa que la reactivación económica se va afianzando, lo que se traduce por ejemplo en una recuperación del empleo. Esa visión tuvo como refuerzo la semana pasada algunas noticias del exterior. Por ejemplo, la calificadora de riesgo canadiense DBRS actualizó su evaluación de la deuda uruguaya: mantuvo al país dentro del grado inversor, en el nivel mínimo, BBB–, pero mejoró la perspectiva, la pasó de estable a positiva.
¿Cuál es la tendencia? ¿Qué evolución se prevé hacia delante? ¿Qué fortalezas, qué riesgos tiene la economía de nuestro país?
Vamos a conversar de estos y otros asuntos con la economista Marcela Bensión, directora de Política Económica en el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF).
Aclaremos qué es esta Dirección de Política Económica que usted encabeza.
MARCELA BENSIÓN (MB) —La Dirección de Política Económica es un cargo nuevo que se crea en la Ley de Presupuesto. Pretende reestructurar el equipo que existía en el MEF, en el que básicamente había dos cabezas en la Dirección de la Asesoría Macroeconómica; ahora una de esas cabezas –que vengo a ser yo– sale de esa dirección y mira un poco por encima la Dirección de la Asesoría Macroeconómica, donde ahora está la directora Nicole Perelmuter a cargo; también la Unidad de Gestión de Deuda, en la que está el economista Germán Camil; la Asesoría de Política Comercial que encabeza actualmente Juan Labraga, y Organismos Multilaterales, Defensa de la Competencia, Defensa del Consumidor. Es una mirada por encima para que haya una mejor coordinación entre las diferentes áreas que antes reportaban todas al ministro de Economía directamente.
EC —Pasemos a lo más nuevo. La calificadora de riesgo DBRS actualizó su nota sobre la deuda pública de nuestro país. La mantuvo en grado inversor, BBB–, pero al mismo tiempo mejoró la perspectiva, que pasó de estable a positiva. Usted destacó esa noticia y agregó: “Uruguay se encamina a un punto de inflexión en el combate a la pandemia y la economía muestra indicios claros de recuperación de la actividad”. ¿En qué basa ese optimismo?
MB —En los indicadores económicos. La economía uruguaya tuvo un fuerte crecimiento en el segundo trimestre del año, que básicamente fue el rebote de la compleja situación vivida el año pasado. Ya en el segundo trimestre había sectores como construcción, servicios financieros e incluso comercio que estaban por encima de los niveles prepandemia, del segundo trimestre del año 2019. Y eso unido a indicadores adelantados de actividad del tercer trimestre del año, que es básicamente la producción industrial. Uno puede mirar el nivel de exportaciones, que viene creciendo 30 % en dólares, más o menos, en lo que va del año, tanto por efecto precio como por efecto cantidad; importaciones, que también son un indicador del nivel de actividad; confianza del consumidor, que se encuentra prácticamente en zona neutra, salió de la zona de pesimismo donde había estado prácticamente desde que se comenzó a compilar.
Uno puede mirar también los indicadores o los índices líderes de organismos privados, como Ceres; por ejemplo el empleo, que para nosotros –lo ha dicho la ministra en más de una oportunidad– en el MEF es la variable clave. Porque uno tiene otros indicadores o indicadores muy relevantes como el PBI, pero es complejo medirlo, el vínculo directo entre el PBI y las personas comunes como nosotros es más complejo de identificar. Mientras que el empleo es algo que llega directamente a la gente, y ahí también estamos viendo una recuperación que nos entusiasma porque está un poquito por arriba de lo que preveíamos en la última rendición de cuentas. Preveíamos que se iban a crear unos 37.000 puestos de trabajo este año –recordemos que se habían destruido unos 50.000 el año pasado, 2020, por pandemia–, y a setiembre ya llevamos recuperados unos 38.000 y creemos que el año puede cerrar con una recuperación de empleos por encima de los 40.000. Creemos que eso es bien importante porque es la variable clave que una economía debería priorizar.
EC —¿Dónde se ubica ese punto de inflexión al que Uruguay estaría aproximándose, según decía usted la semana pasada? ¿Qué es eso del punto de inflexión?
MB —Es esto que estamos diciendo, que estamos viendo recuperación en los indicadores del nivel de actividad, recuperación en el empleo, estamos viendo números de la pandemia que ya no nos asustan y que por lo tanto nos animan a salir a la calle a hacer compras, a ir a un restaurante, a pasear. Eso obviamente genera todo un círculo virtuoso en la economía que es bien positivo. Esperamos que a nivel trimestral el PBI, la producción, alcance los niveles prepandemia ya en el cuarto trimestre de este año.
EC —Pero para tener ese número va a haber que esperar, porque la información del tercer trimestre, julio-agosto-setiembre, se va a dar el 22 de diciembre. ¿Qué esperan para el 22 de diciembre con respecto a ese tercer trimestre?
MB —Esperamos una recuperación en el entorno del 4 % real para el segundo semestre del año 2021. Seguramente un poquito más del 4 en el tercer trimestre y algo menos en el cuarto trimestre, lo cual daría ese 3,5 % de crecimiento real promedio que esperamos para este año 2021 y que en general hoy hay para la mayor parte de los analistas. La Encuesta de Expectativas que publica el Banco Central del Uruguay (BCU) habla de un 3,1 de crecimiento esperado en mediana para este año 2021 por parte de los analistas privados. No obstante lo cual, algunas consultoras, de las que quizás salen más en prensa, ya están en niveles de 3,5, 3,6. Algunos organismos internacionales como Cepal ya hace unos cuantos meses que está en el entorno 4,1 de expectativas. Básicamente ceo que todos estamos bastante alineados en que ese será el guarismo de crecimiento de este año.
EC —¿Cuándo recuperaríamos el nivel de actividad prepandemia, el de fines de 2019?
MB —El de fines de 2019 medido por trimestre, de producción trimestral, lo alcanzaríamos en el cuarto trimestre de este año 2021. Y si uno toma el promedio anual, lo haríamos recién el año que viene, 2022 versus el promedio del 2019.
EC —Una pregunta que se ha planteado reiteradamente en la discusión política y económica en estos últimos tiempos es: ¿por qué a Uruguay le ha costado más que a otros países de la región recobrar los niveles precovid?
MB —Pregunta bien importante. Básicamente la explicación que tenemos –son varias– es que en general Uruguay cayó menos que muchos de los países de la región, con lo cual es lógico pensar que ahora necesita rebotar menos para alcanzar los niveles prepandemia.
La segunda explicación es la importancia del turismo en la economía uruguaya, que es ocho, nueve, diez veces más que en otros países de la región. Pero además de que el turismo es más importante en el nivel de actividad anual en el caso de Uruguay comparado con otros países de la región, en particular el turismo en nuestro país está altamente concentrado en el primer trimestre del año. Eso explica la caída del PBI que hubo en el primer trimestre del año.
EC —Se lo preguntaba porque por ejemplo la economía paraguaya en abril-junio ya estaba 4 % por arriba del cierre de 2019; Brasil ya se encuentra en niveles muy similares a los de cierre de 2019.
MB —Correcto. Lo tercero que quería decir respecto a este tema es que medir el PBI es muy complejo. Recuerden que el año pasado Uruguay tuvo un cambio de metodología en la medición de su PBI. Ese cambio determinó que en el último quinquenio el PBI creció bastante menos de lo que se estimaba; la explicación básicamente es que se repondera el peso de determinados sectores, en particular de los sectores más dinámicos. Esa complejidad del cambio de metodología también nos ha llevado a reestimar algunos indicadores porque teníamos lo que los economistas llamamos una determinada elasticidad versus PBI que ha cambiado. Por ejemplo, teníamos una expectativa de recaudación y de recuperación de empleo determinada con el PBI anterior y ahora estamos viendo que con este PBI nuevo recupera más, que la elasticidad respecto al PBI claramente es mayor que con el PBI viejo.
A veces no hay que mirar solamente el PBI, que tiene estas dificultades de medición y estas complejidades –sobre todo cuando uno cambia la metodología–, sino que hay que mirar indicadores más directos y más fáciles de percibir, como la recaudación de impuestos, la recuperación de empleos. En ese sentido Uruguay se desempeña muy bien y bastante mejor que la mayoría de los países de la región, porque tuvo una caída muy inferior en los indicadores sociales –me estoy refiriendo a los indicadores de empleo y de pobreza, que subieron menos en Uruguay que en otros países de la región–. Por lo tanto entendemos que no se puede mirar solamente el dato del PBI aislado de estos otros indicadores que son más relevantes para la población –como decíamos al principio con el dato del empleo– y que son más fáciles de medir porque el empleo surge de una encuesta y la recaudación es el dinero que entra a las arcas del Estado. Eso está performando bastante mejor de lo que se esperaba si uno hacía el vínculo con el PBI. Lo que da cuenta de lo complejo que es el tema de las mediciones del PBI.
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EC —Usted explicaba sobre este cargo, esta responsabilidad que le corresponde, y hay mensajes de los oyentes, por ejemplo el de Rocío, que plantea: “Pero entonces ocupa un puesto nuevo, se creó un cargo, ¿y el ahorro? Compite con la OPP”.
MB —No se crea un cargo nuevo. Como decía, antes había dos cabezas en la Dirección de la Asesoría Macroeconómica, y ahora una de esas cabezas sale y pasa a mirar un poco por encima a todas las áreas. No se crea un cargo nuevo y el salario es el mismo que tenían las dos cabezas que estaban antes en la Asesoría Macroeconómica. Que la ciudadanía se quede tranquila, mi cargo no implica más gastos.
EC —Otro mensaje, este de Tiziana, que es contadora, a propósito de la explicación que daba usted de que se metió en el camino el cambio en la metodología de cálculo del PBI. Pregunta si no hicieron los cálculos con el PBI viejo para poder hacer la comparación.
MB —Buen punto. Lo hemos hablado mucho con el propio presidente del BCU, Diego Labat, y con las directoras encargadas de las estimaciones del crecimiento económico. Básicamente lo que sucede cuando uno cambia de metodología es que abandona las fuentes viejas y todos los procesos de elaboración de estimación del PBI con la metodología anterior. No obstante ello, el BCU estimó para el MEF un número cercano a lo que podría haber sido la caída del PBI el año pasado con la metodología anterior, pero hizo una aproximación muy tentativa, y efectivamente la caída del PBI con la metodología anterior podría estar cercana al 5 % y no al casi 6 % o 5,9 % que indica la metodología nueva. Pero como bien nos aclararon los técnicos del BCU, una vez que se cambia de metodología no es posible replicar la estimación del PBI con la vieja metodología.
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EC —Volvamos a la forma como se da la recuperación de la economía de nuestro país en esta época que esperemos sea la pospandemia, o por lo menos la etapa esta en que la pandemia está controlada. El crecimiento se está dando de manera despareja, tenemos sectores como el agro y la construcción con buen desempeño o muy buen desempeño, y otros, fundamentalmente servicios, que vienen todavía bastante rezagados. ¿Esa realidad preocupa al equipo económico? ¿Cómo la está enfrentando?
MB —Sin duda, lo estamos viendo. Es difícil, si uno mira la historia para atrás, en general creo que hay más épocas de crecimiento dispar de la economía que de crecimiento homogéneo. Y más en estos momentos en los cuales evidentemente los servicios fueron de los más afectados por la pandemia. Estoy pensando en el turismo, en la educación, incluso en la salud. Entonces efectivamente lo que estamos viendo es una recuperación más dinámica de esos sectores –agro, construcción–, pero con los indicadores del tercer trimestre adelantados estamos viendo una recuperación sostenida también de los sectores más rezagados, con lo cual somos optimistas en cuanto a que van a poder alcanzar los niveles prepandemia en los próximos trimestres. De hecho, como mencionaba, el sector comercio ya recuperó el nivel prepandemia en el segundo trimestre del año.
EC —La pregunta apuntaba a si hay algo más que hacer en apoyo, en respaldo, en empuje de esos sectores.
MB —Desde el estallido de la pandemia, a dos semanas de haber asumido, el gobierno ha estado apoyando fuertemente sobre todo a los sectores que más lo han necesitado. Estamos pensando sobre todo en las pequeñas y medianas empresas, ni que hablar del sector de la salud, al que se apoyó por diversas vías, mediante diferentes convenios que se hicieron. El sector transporte, el subsidio al transporte, el desempleo parcial que permitió contener tanto a empresas como a trabajadores para que el vínculo no se quebrara a pesar de que la empresa estaba más compleja.
EC —El instrumento del seguro de paro parcial.
MB —El seguro de desempleo parcial, que ahora se extendió hasta marzo. Hay muchas medidas, no las nombro porque son muchísimas, nos llevaría unos cuantos minutos. Entendemos que esa ha sido la forma en que se apoyó a estos sectores y la realidad muestra que efectivamente vienen saliendo, porque en el MEF recibimos a empresas, a sectores periódicamente y muchos nos dicen, incluso asociados al sector turístico, que entienden que han sido suficientes. Otra de las medidas es el tema de los préstamos del Sistema Nacional de Garantías (SIGA), un sistema de préstamos que se otorgan a través de la banca comercial pero que cuentan con la garantía del Estado y que fue un éxito porque de 20 millones de dólares que se otorgaban antes de la pandemia se llegó a cerca de mil millones de dólares. Como dice la ministra siempre, fueron medidas muy focalizadas en los sectores más necesitados. Entendemos que han sido suficientes a la luz de lo que estamos viendo en materia de recuperación.
EC —Yo decía una recuperación despareja. Pero el término despareja tiene otra lectura: está dándose de manera diferente entre Montevideo y el interior. De eso hablaba en la tertulia del jueves pasado la doctora Cecilia Eguiluz, que está identificada con Cabildo Abierto y que vive en el departamento de Salto, cuando comentábamos las inauguraciones de fábricas o proyectos nuevos de empresas a las que ha asistido en estos días el presidente de la República, Lacalle Pou. Eguiluz decía “son buenas noticias, sin duda”, pero agregaba o siguiente:
(Audio Cecilia Eguiluz.)
Y lo otro es que se sigue notando, y ojalá sea circunstancial y al pasar raya de todo lo que se vaya a inaugurar no sea así, pero se nota nuevamente la desigualdad territorial. Estamos con una apertura y buena señal en el sur y la zona metropolitana, pero para las dificultades en el norte y la zona de frontera con Brasil, que son lugares bien complicados, ojalá podamos tener estas buenas noticias también.
(Fin audio.)
EC —¿Cómo observan esta otra parte de la discusión?
MB —Estamos observando que hay un dinamismo en el interior. Decíamos recién que uno de los sectores más dinámicos es el agro, y eso está teniendo un efecto derrame, de hecho la creación de empleo que estamos viendo se está generando mayoritariamente en el interior. Por lo tanto sí estamos viendo un dinamismo en el interior de la mano del sector agropecuario.
Quizás se refería a las dificultades que hay en algunos comercios o algunas ciudades de frontera por toda esta situación de disparidad a nivel de precios, que es bien compleja, que tiene que ver mucho con la situación compleja también que están atravesando los países fronterizos, ni que hablar Argentina, también Brasil, que tienen una volatilidad cambiaria de la que claramente Uruguay por suerte no se contagia y que no pretende seguir. Eso genera una situación compleja. Pero estamos viendo un dinamismo importante en la creación de empleo en el interior, que es el principal indicador que tiene como foco el MEF.
EC —¿Entonces no están previendo acciones concretas para atender esta inquietud que aparecía allí?
MB —En el MEF se ha estado trabajando con un grupo y con algunos legisladores en el tema de fronteras, de atender y dar algunas facilidades y beneficios a las empresas instaladas en la frontera. El secretario Irastorza ha estado liderando este grupo y el apoyo vendría por esos apoyos puntuales a los sectores cercanos a la frontera. Efectivamente sí se pensó, se está instrumentando ese tipo de apoyos. Pero insistimos en que estamos viendo un dinamismo en el interior.
EC —También en esa tertulia, tanto Cecilia Eguiluz como Martín Couto, del Frente Amplio, y Esteban Valenti, exfrenteamplista, se mostraban insatisfechos con el nivel de inversión pública, con el nivel de inversión que el Estado ha dispuesto en este momento clave.
(Audio Cecilia Eguiluz.)
Tengo un par de peros que me parece que objetivamente siempre hay que visibilizar. Uno es que cuando uno enumera la lista de lo que se ve como reactivación, en definitiva es mayoritariamente privada, lo cual no es un pero en el sentido de decir “qué mal que los privados lo hagan”, al contrario, siempre digo que ojalá que todos los privados trabajen bien y puedan generar riqueza y mover dinero. El pero va hacia que no hay inversión pública del Estado de gran valía, cosa que sabemos que es lo que verdaderamente reactiva la economía.
(Fin audio.)
EC —Acá hay otro debate.
MB —Creemos que la inversión es buena, venga del sector público, venga del sector privado. El sector público tiene un plan de inversión en el presupuesto del entorno de los 1.200 millones de dólares, que no es poco. De alguna manera siempre estuvo ahí y seguirá estando ahí, y es parte del gasto del Estado esa inversión que dinamiza y que se hace en aquellos lugares donde se entiende que es más necesaria.
EC —Pero estos planteos están focalizados en lo que se necesitaría en este momento, justamente para empujar.
MB —Por eso decía: en este momento lo que se necesita es inversión, tanto pública como privada. Por el lado de la inversión pública no olvidemos que hay 1.200 millones de dólares en el presupuesto de inversión del sector público.
EC —Pero ¿para qué período?
MB —En el quinquenio.
EC —Por eso.
MB —¿Y qué ha hecho este gobierno? Básicamente ha otorgado mayores incentivos, por diferentes legislaciones, pero fundamentalmente a través de la ley de beneficios de la COMAP (Comisión de Aplicación de la Ley de Inversiones), para dinamizar la inversión privada, ya desde el año pasado, desde setiembre del año pasado. A través de los diferentes programas de beneficios se han generado unos 3.000 millones de dólares extra de inversión privada. Con lo cual, lo que necesitamos para esta economía es inversión y empleos, y eso se está logrando, tanto con la inversión pública como con la inversión privada.
EC —En otros países se ha jugado mucho con la inversión pública directamente, con grandes inversiones públicas. Y lo que ha ocurrido aquí es que la posibilidad de grandes inversiones públicas que se manejaron, de las que se habló, vienen siguiendo procesos lentos e incluso en algún caso no está muy seguro que se vayan a llevar adelante.
MB —¿Por ejemplo?
EC —Por ejemplo, una que se informó con mucho énfasis, la posibilidad de mil millones de dólares en obras de saneamiento en unas 120 localidades del país. Una iniciativa privada que se presentó en el directorio de OSE, que OSE avaló, pero que, según dijo el presidente Lacalle Pou cuando habló hace pocos días en la cena de fin de año del Centro de Estudios para el Desarrollo, “no le cierra todavía al director de la OPP, Isaac Alfie”.
MB —En este tipo de discursos uno escucha a veces aspiraciones, aspiraciones de generar más gasto público, pero hay que entender que todo gasto o inversión al final del día hay que pagarlo, si no se paga con mayor crecimiento, hay que pagarlo con mayores impuestos. Eso fue lo que ocurrió en el pasado, se gastó mucho y hubo que aumentar impuestos en el año 2017. Básicamente lo que estamos haciendo desde el Poder Ejecutivo todo –el MEF trabaja mucho con los distintos ministerios y también con la OPP– es evaluar bien la oportunidad de cada una de estas inversiones justamente para que tenga su correlato en esa prudencia o cautela fiscal que caracteriza a este gobierno, esa prudencia fiscal, tratando de elegir las inversiones más necesarias.
Eso no quiere decir que no se hagan inversiones desde el sector público y que no se promuevan otras inversiones que el Estado no puede hacer a través del sector privado. Eso es básicamente lo que se ha hecho, por eso decimos que a través de los beneficios que se han dado para el sector privado hay otra una UPM 2, porque esa UPM era unos 3.000 millones de dólares y se hablaba de una megainversión, ahora tenemos otros 3.000 millones de dólares que van a atender diferentes necesidades que tiene el país todo. Entonces respecto a este tema particular del saneamiento, se está estudiando, se está estudiando cuál sería el mejor mecanismo para hacerlo y cuáles serían los montos, pero no hay nada definido.
EC —Se mencionaba como un ejemplo interesante porque distribuía mucho el trabajo y la inversión en el país, 120 localidades. También se había hablado –lo mencionó el presidente Lacalle Pou en el discurso ante la Asamblea General en marzo pasado– de una iniciativa privada para construir una planta potabilizadora de agua adicional para la zona metropolitana en Arazatí, 280 millones de dólares. Y también en el discurso en la cena del Centro de Estudios para el Desarrollo el presidente dijo que al director de la OPP todavía no le había llegado la aprobación; incluso hizo una broma, que no se agarrara la cabeza, que siguiera afinando el lápiz. También esa está todavía indefinida.
MB —Estas inversiones no son parte de los 1.200 millones de dólares previstos en el presupuesto en la rendición de cuentas. Con lo cual uno tiene que entender de dónde viene el financiamiento de estas obras, por eso es que todavía no se han terminado de definir los montos, la oportunidad o la cadencia de este tipo de obras. Sin duda están en la agenda del gobierno, están siendo analizadas, pero no se puede hacer todo, lamentablemente la sábana a veces es un poco corta y el gobierno tiene que priorizar las inversiones. Pero insisto, hay 1.200 millones de dólares de inversiones que se van a hacer, inversiones que se entiende que son muy necesarias para la población toda y no solamente de Montevideo o Canelones, también del interior. Eso sin duda va a generar dinamismo en el interior.
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EC —¿Qué expectativas tienen en el equipo económico, en el gobierno, con respecto a la temporada turística de verano?
MB —Obviamente esperamos una recuperación del sector turístico, ni que hablar en comparación con lo que fue la temporada 2021, cuando teníamos las fronteras cerradas. No obstante lo cual, no somos triunfalistas, no decimos que ya vamos a llegar a los niveles prepandemia. Somos muy cautos en las proyecciones que hacemos en el MEF, hay todo un equipo atrás, liderado por la directora de la Asesoría Macroeconómica, Nicole Perelmuter, proyectando muy cuidadosamente los indicadores.
EC —Una pregunta bien directa: ¿cómo estiman que se va a comparar la cantidad de visitantes y el gasto de los turistas en Uruguay si tomamos como referencia la temporada 2019-2020, la última sin pandemia?
MB —Esperamos llegar a un 70 % de ese nivel prepandemia.
EC —Esa es la idea, esa es la estimación.
MB —Esa es la estimación. La idea aspiracional sería llegar al 100 %.
EC —O sea, un movimiento 70 % del del último verano antes de la pandemia.
MB —Exactamente. Creo que recién en 2023-2024 estaríamos recuperando el 100 %. Esa es la proyección de nuestra Asesoría Macroeconómica.
EC —¿Pese al problema de la diferencia cambiaria con Argentina, por ejemplo?
MB —Pese al problema de la diferencia cambiaria con Argentina. Es muy difícil estimar esos factores. Como bien dijo el Ministerio de Turismo en estos días, nuestra economía recibe un turismo de clase media alta y alta, para el cual quizás el factor precio es menos relevante. No obstante lo cual a la clase media argentina le pesa y mucho el factor precio, por eso hablamos de la importancia de que los operadores turísticos tengan eso en cuenta para generar más cantidad con un mejor precio. De todas maneras, estamos previendo una recuperación, sin lugar a dudas, porque la región, más allá de todas sus dificultades, se está recuperando, más/menos, a veces dos pasos adelante y uno atrás, pero se está reactivando, entonces eso debería mejorar.
EC —Ha habido una sorpresa de último momento en esta materia: la semana pasada el gobierno argentino aprobó una restricción al turismo emisor, directamente prohibió a los argentinos pagar con tarjeta en cuotas los gastos relacionados con viajes al exterior: pasajes, hoteles, compras en general. ¿Y eso?
MB —Es muy difícil estimar…
EC —¿Cambia ese cálculo que daba usted?
MB —No, porque en nuestros modelos no tomamos ese tipo de aspectos puntuales en la estimación. Básicamente hacemos la estimación a partir de una situación general de crecimiento esperado en nuestro país y en la región que no toma en cuenta esas particularidades. Es muy difícil estimar qué impacto va a tener esa medida, que obviamente está generando rispideces en la propia economía argentina. Uno lee las noticias y muchas empresas vinculadas al sector turístico están objetando la medida. Es muy difícil prever qué impacto va a tener. Lo que uno ve es que el argentino de alguna manera se las rebusca para llevar adelante sus planes más allá de algunas restricciones que el gobierno les pueda imponer, pero es difícil.
EC —En principio va a afectar a ese público clase media que ya tenía dificultades para venir por la diferencia cambiaria, al que de todos modos –supongo– los operadores acá esperaban captar. Con este elemento para ese público hay un obstáculo adicional.
MB —Sin dudas, es un obstáculo adicional. Tú preguntabas y referías los riesgos que enfrentamos como economía y claramente la situación de nuestros vecinos y en particular de Argentina es un riesgo para nuestro crecimiento económico. Pero es el vecindario que tenemos y no nos podemos mudar. Es parte de gestionar la situación regional que vivimos. Ni que hablar el tema de la pandemia, estamos viendo un aumento de casos importante en Europa que se agrega a la situación regional como un riego adicional. Aprovecho para hacer un llamado a la población a vacunarse con la tercera dosis porque entendemos que eso puede llegar a ser un buen blindaje para la salud de todos los uruguayos en primer lugar y para la situación económica en segundo lugar.
EC —Le estaba preguntando por la temporada de verano, pero miremos ahora al 2022 completo. En la última rendición de cuentas el gobierno preveía que el año próximo la economía crecería 2,9 %. ¿Mantienen esa proyección?
MB —Sí, la mantenemos, básicamente prevemos un crecimiento de 3 % real de la economía en 2022, 2023 y 2024. Básicamente ese es el promedio de crecimiento también en 2021. Decíamos que la previsión es de 3,5 % y esperamos una creación de unos 40.000 puestos de trabajo el año próximo, 2022.
EC —Supongamos que se da eso, crecimiento el año próximo de 2,9 %-3 %, ¿eso qué quiere decir? ¿Es mucho?, ¿es poco? ¿Cómo evaluarlo?
MB —Nos gustaría tener un crecimiento económico con tasas asiáticas, pero eso no es posible en países como los nuestros. Uruguay tiene una serie de restricciones al crecimiento, que también tienen muchos países avanzados. Uno ve que las tasas de crecimiento económico en las últimas décadas han bajado notoriamente y Uruguay no es la excepción, prácticamente creció menos de 1 % en el último quinquenio, con lo cual si lo mira a la luz de lo que fue el último quinquenio, crecer un 3 %-3,5 %, incluso 2,9 %, sin lugar a dudas es una buena noticia, porque eso permite traccionar el empleo y también una recaudación estatal que se vuelca en servicios y gasto e inversión que dinamizan la economía. Y ni que hablar que un crecimiento de 3 % también se traduce en mayores ingresos para las empresas, ahí está esa generación de empleo. Así que no es para nada una tasa de crecimiento ideal, pero a la luz de lo que ha sido la situación del país en el quinquenio previo a la asunción de este gobierno y la pandemia, claramente vislumbra unos años claramente mejores que los que veníamos viviendo.
EC —¿Cuál era la estimación en materia de empleo?
MB —Básicamente esperamos la creación de unos 40.000 puestos de trabajo el año próximo.
EC —De vuelva, ¿qué implica eso? Con respecto a la realidad previa, a la pandemia y todo lo demás.
MB —Repetimos que se habían destruido 50.000 puestos de trabajo en la pandemia, esos se estarían recuperando prácticamente todos, o 40.000 o quizás, con suerte, un poquito más en este año 2021. Quedarían por recuperar 10.000 y quedaría crear empleo para toda esa gente que se va agregando a la fuerza de trabajo. Pero estamos en el camino y en la senda de aumento. Recordemos que en el quinquenio anterior a la asunción de este gobierno se habían destruido 60.000 puestos de trabajo. O sea que tenemos una deuda para con la población de recuperar por lo menos los 110.000 puestos de trabajo que se destruyeron en los últimos seis años y además crear empleos para toda esa gente nueva que se va agregando al mercado laboral. Es un desafío enorme, pero ojalá todos los años tengamos esta recuperación de puestos de trabajo, porque claramente vamos a terminar el quinquenio con un nivel de ocupación o de empleo mucho mejor, y ese es un factor clave –hablábamos de la tasa de crecimiento– para que las tasas de crecimiento en el futuro sean mayores. Necesitamos más empleo.
EC —Usted destacaba que en comparación con otros países cercanos la pobreza en Uruguay creció pero menos en términos relativos. De todos modos, para nosotros fue un dato preocupante. El aumento de la pobreza 2019 8,8 %, 2020 11,6 %. Y si voy al informe de la calificadora DBRS, me encuentro con que dice: “El estricto control del gasto por parte de la administración Lacalle Pou y la eliminación gradual de los programas relacionados con la pandemia el próximo año deberían ayudar a colocar las finanzas públicas en una posición más sostenible”. DBRS quiere mejores números fiscales, reducción del déficit. ¿Cómo compatibiliza una cosa con la otra, la necesidad de atender una pobreza que creció con la “obligación” de seguir ajustando?
MB —No son objetivos contrapuestos. La mejora en las finanzas públicas genera mayor certidumbre en los inversores y en la población de que el país va a seguir manteniendo el grado inversor, por un lado, y no va a tener que aumentar impuestos, por otro. Mantener el grado inversor quiere decir que vamos a ser atractivos para el mundo para recibir inversiones que al final del día se traducen en empleos. O sea que mantener el grado inversor no es una entelequia vacía o fría que los economistas buscamos. Mantener el grado inversor para nosotros en el MEF equivale a más inversión y más empleo para los uruguayos. Y lo mismo la mayor seguridad de que el gobierno no me va a subir impuestos, eso también genera un círculo virtuoso a nivel de las personas y de las empresas nacionales. Por eso para nosotros es tan importante cuidar las finanzas públicas. En la medida en que se generen empleos se reduce la pobreza.
La pobreza en nuestro país se mide por ingresos. Hay distintas formas de medir la pobreza, de hecho el Instituto Nacional de Estadística está trabajando en hacer esa otra medición de la pobreza que no es por ingreso sino por necesidades básicas insatisfechas, o básicamente por aspectos estructurales que hacen a la pobreza. En Uruguay esos guarismos que tú mencionabas, 8,8 en 2019, 11,6 en 2020, tienen que ver con la evolución de los ingresos. Y la evolución de los ingresos está estrechamente vinculada al mercado laboral, en la medida en que el mercado laboral mejora, esa pobreza se reduce. Lo vimos en las mediciones bimestrales que el INE sacó en abril de este año, básicamente medía los niveles de pobreza cada dos meses –es difícil y siempre hay que hacer disclaimers o aclaraciones de que no son datos fáciles de medir o exactos–, y eso demostró que la pobreza subió fuertemente en el pico de la pandemia, pero luego terminó el 2020 en niveles de 9,5 %, 9 %, que eran los niveles de fines del 2019, con el anterior gobierno del Frente Amplio. Eso mostró que como hubo una mejora notoria el año pasado en el mercado laboral los guarismos de pobreza bajaron. El dato de este año va a estar recién en abril del año que viene, por lo cual todavía no podemos hacer conclusiones, pero uno debería esperar que en la medida en que el mercado laboral mejore, también mejoren los guarismos de pobreza. Por eso es tan importante preservar el grado inversor, la estabilidad financiera y la sostenibilidad de la deuda pública para mejorar el mercado laboral y los guarismos de pobreza.
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Transcripción: María Lila Ltaif
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