Foto: Ricardo Antúnez / adhocfotos
Lunes 22.03.00 – Hora 09.15
EMILIANO COTELO:
Desde ayer de tarde, Uruguay tiene en funcionamiento el germen de su primera "granja eólica". En Maldonado, en el Cerro Caracoles, a 300 metros de altura, está localizado el primer molino destinado a la generación a gran escala de energía eléctrica a partir del viento. Según quienes ya lo han visto, el aspecto es imponente, porque las aspas de este molino, al girar, generan un círculo 27 metros de diámetro.
Se trata de una planta piloto, implementada por técnicos de la Facultad de Ingeniería en convenio con UTE y el Conicyt. Sus impulsores dicen que el proyecto de investigación busca que nuestro país adquiera experiencia en esto de "plantar molinos y cosechar energía", trabajando sobre un modelo específico para una determinada topografía. Pero además trata de romper esas "barreras mentales" que dicen en Uruguay que no existen alternativas diferentes para la producción de energía.
Les proponemos conocer esta "granja eólica" uruguaya en entrevista con:
* JOSE CATALDO. Ingeniero Industrial Mecánico y Doctor en Ingeniería en el área de Mecánica de los Fluidos Aplicada. Profesor Titular y Director del Instituto de Mecánica de los Fluidos e Ingeniería Ambiental de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República.
* GONZALO CASARAVILLA. Ingeniero Electricista. Profesor Adjunto del Departamento de Potencia del Instituto de Ingeniería Eléctrica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de al República.
Casaravilla está en el Cerro Caracoles, acompañado por Rosario Castellanos, que tendrá a su cargo la descripción del molino y de su entorno.
También escucharemos el punto de vista del presidente del directorio de UTE, Escribano Ricardo Scaglia.
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EC – Rosario, ¿qué ves?
ROSARIO CASTELLANOS:
Estoy viendo una gigantesca columna blanca ubicada a 300 metros de altura. La vista es increíble, sobre un campo de piedra, valles a un lado y otro de este Cerro Caracoles, que es el punto más alto de la Sierra Caracoles, que termina en el mar, en la Sierra de la Ballena.
EC – ¿A qué altura de la Ruta 9 estás ubicada?
RC – Hace mucho rato que dejé la ruta atrás. La referencia para iniciar el camino de ingreso a la cima del cerro está a la altura del kilómetro 129. Sin embargo, si se viene viajando desde Montevideo por Ruta 9 ya a la altura del kilómetro 116 aparecen en el horizonte tres perfiles de cerros; el que está ubicado más al interior en relación a la costa es el más alto y donde está instalado el gigantesco molino. En el kilómetro 129 tomamos a la izquierda y nos empezamos a internar por una zona absolutamente rural, de caminos angostos, de balasto, muy sinuosos, que comienzan a trepar lo que es la propia sierra. El último tramo ya está en tierras privadas. Tenemos que abrir una cimbra e internarnos en un camino aún mucho más primitivo, cuyo último tramo no existía hasta que fue necesario abrirlo, apisonando tierra y fundamentalmente piedra, para que pudieran llegar hasta aquí los vehículos utilizados para el montaje de la gigantesca columna que opera como base del molino que hoy ya está en funcionamiento.
A pesar de la calma de que disfrutamos durante todo el trayecto, veíamos desde lejos que las aspas del molino estaban girando. Esto se debe a que a esta altura siempre hay viento y por lo tanto está asegurada la energía que se busca a partir de este novedoso procedimiento.
EC – Ese molino es bastante sencillo, según lo que he podido ver en fotografías.
RC – Exacto. Es una línea sumamente estilizada. Imaginen una columna cónica de 30 metros de alto, hecha en hierro, que empieza en la base con un diámetro de 2,30 metros y termina en lo alto con un 1,30 metro, pesa 15 toneladas y está segmentada en tres tramos que fueron montados para su instalación por una gigantesca grúa que todavía está estacionada unos metros más abajo. Luego tiene un cuerpo central, el motor generador, del cual arrancan tres palas de 12,80 metros de largo cada una. Es una línea sumamente estilizada y no da la impresión de que el molino sea casi tan ancho como alto.
Esas tres hélices terminan produciendo un diámetro de exactamente 27 metros. Tienen un giro lento, nunca se pierde la idea de que son tres palas, sabemos que tienen dos velocidades que generan distintas energías -150 y 30 kilovatios-, de acuerdo a la velocidad que se le imprima al motor generador. Vamos a dejar que los dos ingenieros expliquen el principio que regula esto, que hoy es una presencia absolutamente ajena al paisaje natural que la circunda, esa especie de ovni que aterrizó en lo alto del cerro Caracoles. Por el momento se trata de un molino, pero tengo entendido que la idea es que sean varios, tal como los viera en Islas Canarias, también en lo alto de las cumbres que caracterizan esas islas.
EC – Más tarde volveremos contigo y con quien te acompaña, el ingeniero electricista Casaravilla, quien es profesor adjunto del Departamento de Potencia del Instituto de Ingeniería Eléctrica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República.
RC – Desde ya les aconsejo reservar mucho tiempo para cada uno de ellos, porque el entusiasmo es tal que 129 kilómetros no les fueron suficientes para explicarme todos los secretos de este emprendimiento.
EC – Vamos a iniciar el diálogo con el ingeniero José Cataldo, ingeniero industrial mecánico y doctor en Ingeniería en el área de Mecánica de los Fluidos Aplicada, profesor titular y director del Instituto de Mecánica de los Fluidos e Ingeniería Ambiental de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República.
Tanto Cataldo como Casaravilla están radiantes por el acontecimiento que vivieron ayer. Se diría que estaban emocionados.
La planta piloto está ubicada en el Cerro Caracoles (Maldonado) y es fruto de un convenio entre la Facultad de Ingeniería, UTE y el Conicyt.
JOSE CATALDO:
Así es, porque estábamos muy pendientes de poder comenzar con la realización de los trabajos de investigación que se habían planteado alrededor de un emprendimiento piloto con vistas a un sistema de generación eléctrica novedoso para el país -al menos en esta modalidad-, como es la energía eólica, volcando energía eléctrica a la red eléctrica nacional.
EC – Este proyecto ha sido larguísimo, no es algo para nada nuevo, tiene más de 10 años de vida. Durante ese período lo hemos venido siguiendo aquí, En Perspectiva, a través de varias entrevistas, en particular con usted. De todos modos sería bueno recordar ahora cuál fue el origen. ¿Dónde arrancó esto?
JC – Esto comenzó en el año 88, cuando la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República firmó un convenio que tenía como objeto evaluar el potencial eólico nacional. Es decir, cuantificar la energía que se podía sacar del viento y conocer las características. No alcanza con que en un lugar haya viento para poder aprovecharlo energéticamente, sino que éste debe presentar valores comprendidos dentro de cierto intervalo, de cierto rango. Las calmas chichas no pueden mover equipos de generación y las grandes tormentas podrían dañar equipos de esta naturaleza.
EC – Ni mucho ni muy poco.
Casaravilla: "Había que demostrar que se podía hacer. Capaz que era muy fácil poner el molino en el Club de Golf, pero todas las vivencias que hoy podemos transmitir no estarían en el acervo nacional"
JC – Lugares donde en general hay calmas o existen tormentas posiblemente den lugar a valores de vientos muy elevados, pero no sirven para generar energía. También está el tema de las ráfagas que presenta el viento, que los aparatos solicitan mecánica y eléctricamente y hacen a la calidad del servicio. Todo eso se comenzó a estudiar en el convenio citado que luego de un primer paso exitoso -en el sentido de haberse detectado un recurso eólico interesante- se prolongó en una serie de trabajos que culminó con una evaluación del potencial eólico en el ámbito nacional, es decir en todo el país. Esta etapa finalizó en los años 93-94. En ese momento Uruguay tenía el conocimiento de la cantidad de energía que era posible obtener a partir del viento con la tecnología disponible en ese momento.
EC – Dato no menor, ya que en ésta como en otras materias la tecnología avanza a pasos acelerados.
JC – En extremo acelerados. En particular, esta tecnología ha avanzado mucho, hay una inversión muy importante, sobre todo en Europa, donde se la ve como una forma alternativa de generación eléctrica. En los países europeos hay problemas de contaminación muy importantes y entonces se ha hecho planes de inversión en este tipo de tecnología con vistas a producir energía limpia.
EC – ¿Por qué valía la pena estudiar las posibilidades de Uruguay en cuanto a utilizar el recurso viento? ¿Cuál es la ventaja del viento como fuente para la generación de energía eléctrica?
JC – La primera ventaja es que es una fuente de energía limpia, no contaminante, no hay emisiones a la atmósfera. Se podrá decir que los aparatos se ven y pueden producir un impacto visual, aunque en general en los lugares donde se han instalado estos equipos la gente los ha aceptado con gusto al observarlos. Otra ventaja de la energía eólica es su característica de autóctona.
EC – Es un recurso propio, disponible. Otro elemento a señalar es que la energía eólica tiene una característica modular. Es decir que, cuando vamos a construir una central hidroeléctrica para hacer un aprovechamiento en cierto sitio, ésta debe ser construida en su totalidad o casi en su totalidad, mientras que basta a colocar un molino, un aerogenerador en un lugar para comenzar a generar y luego se puede agregar otros. Para dar una idea, un parque eólico de ésos que se ve en las películas se compone de decenas y a veces de cientos de máquinas de este tipo -de ahí el nombre de "granjas"-, cada una de ellas con una potencia unitaria relativamente pequeña. Otro elemento es que, dados los lugares donde los equipos se suelen ubicar, estos no afectan la utilización del terreno que los rodea. Este capítulo es interesante; este aspecto se puede apreciar en este momento teniendo en cuenta el lugar donde está ubicado el molino que tenemos en Uruguay, en la cima del Cerro Caracoles. Los lugares adecuados para aprovechar la energía eólica son o bien cimas de colinas o bien zonas costeras adentradas en el mar, o en el propio mar. Además, los molinos tienen bases de diámetro relativamente pequeño, de no más de dos o tres metros, y ésa es toda la superficie que ocupan. En general las colinas no son muy aptas para la agricultura o el pastoreo. En el mar se trata de ubicarlos alejados de las zonas de navegación y, cuando están adentrados en el mar, por lo general están en escolleras. Hay una imagen bastante conocida en Dinamarca, en una escollera donde hay decenas de equipos de esta naturaleza. Son por lo general lugares donde no hay una interferencia fuerte entre el equipo y la utilización del terreno.
Faltaba contestar dos aspectos. Primero, qué cantidad de energía se puede obtener del viento en un lugar determinado y, segundo, cuál es el costo de producción de esa energía con la tecnología disponible. Aquí es importante señalar que tanto la energía que se puede generar como el costo de la misma dependen fuertemente de varios parámetros. En primer lugar, de las características del viento; segundo, de las características del equipo utilizado para generar energía eléctrica; y tercero, uno que tiene que ver con los costos adicionales que se tiene para realizar la instalación.
EC – Dar respuesta a esas preguntas era el objeto de este proyecto de investigación.
JC – Así es. Al margen, por supuesto, de los otros elementos mencionados: caracterizar los vientos, si había o no ráfagas, cómo podía responder la red eléctrica ante una variación determinada de la energía aportada, etcétera.
EC – Vamos ahora al Cerro de los Caracoles para dialogar con el ingeniero Gonzalo Casaravilla.
¿Cuáles fueron los resultados de la investigación? ¿A qué conclusiones llegaron?
GONZALO CASARAVILLA:
La investigación mostró que en la zona Sur había un potencial aceptable, muy bueno, mientras que la zona Norte ya no era tan aceptable. De hecho, en algunos estudios puntuales que hicimos no logramos buenos resultados. En particular estudiamos varias zonas, entre ellas el Cerro de las Animas y el Cerro Caracoles. Había algún problema de turbulencia entre ellas respecto a los problemas que se pueden presentar cuando hay variaciones muy rápidas del viento respecto a la estructura mecánica.
La investigación arrojó como resultado que Caracoles era un lugar extremadamente bueno, dado que los vientos son perpendiculares a la sierra, por lo tanto hay una aceleración del viento al llegar a la protuberancia de la sierra. Y como la potencia que genera un molino es al cubo, con la velocidad del viento se obtiene un buen rendimiento del molino. Tenemos la expectativa de tener un factor de capacidad del orden del 50% al 60%, lo que es considerado extremadamente bueno a nivel internacional.
EC – Por esa razón el Cerro Caracoles era el más indicado para arrancar con esta experiencia de las granjas eólicas.
GC – Sí, teniendo en cuenta que es un proyecto de investigación que, entre otras cosas, intenta validar una metodología de cálculo muy aplicable en Uruguay, dada la geografía de nuestro país. Por ejemplo, Dinamarca tiene mucha experiencia en este sentido, pero allí el terreno es plano, no tiene los problemas de la geografía. En el Instituto de Mecánica de los Fluidos de la Facultad de Ingeniería se ha desarrollado una metodología de cálculo encajonado, con un túnel de viento. Uno de los componentes del proyecto de investigación era venir y validar todo ese tipo de cosas acá, en el sitio.
Este es un proyecto de investigación, recién ahora vamos a poder comenzar a verificar esas cosas porque recién ahora tenemos el molino. También había que demostrar que se podía hacer. Como el objetivo es montar los molinos en este tipo de lugares teníamos que ver cuáles eran las dificultades reales de un proyecto de estas características. Capaz que era muy fácil poner el molino en el Club de Golf, pero todas las vivencias que hoy podemos transmitir no estarían en el acervo nacional.
EC – Entre otras cosas, había que experimentar todo el proceso de instalación.
GC – Eso ha sido alucinante.
EC – Vamos a los cálculos. Ingeniero Cataldo, ¿cuánto rinde esa zona del Cerro Caracoles?
JC – En primer lugar, la cantidad de energía y la caracterización del recurso en sí mismo deben ser hechos en base a los datos de vientos reales y al tipo de energía disponible en el lugar. Nuestro estudio consiguió, en primer lugar, caracterizar en concreto el viento en sitios del territorio nacional. Como decía el ingeniero Casaravilla, se usó, entre otras herramientas, la técnica de la modelación física, hacer maquetas de la topografía, y el Cerro Caracoles estuvo adentro del túnel de viento. Se midió el incremento de velocidad que inducía el cerro sobre el viento al incidir sobre él. En base a esas conclusiones y a la tecnología disponible, en los años 92-93 teníamos que la cantidad de potencia posible de instalar en la Sierra Caracoles era del orden de los 300 megavatios.
EC – ¿Eso qué quiere decir?
JC – Para fijar una idea en cuanto a cantidad de potencia instalada, la Central Hidroeléctrica de Palmar tiene instalados 330 megavatios.
EC – Estamos hablando, entonces, de que esto rendiría como la represa de Palmar.
Cataldo: "Cada paquete de energía que se genera en una central eólica de esta naturaleza deja de producirse en una central hidroeléctrica, y por lo tanto permitiría acumular una cierta cantidad de energía"
JC – No hablemos todavía de rendimiento, hablemos de la potencia instalada. El viento fluctúa a lo largo del tiempo y los aerogeneradores no pueden utilizar su máxima potencia todo el tiempo. Si calculamos la potencia media que un equipo de estos genera a lo largo de un año y la dividimos por la potencia máxima que es capaz de generar, el resultado nos da una idea del aprovechamiento que se puede hacer. En aquel momento la tecnología existente nos decía que ese resultado era del orden de un 35%. Es decir, que un equipo de 100 kilovatios podía generar en forma promedial a lo largo del año 35 kilovatios. De modo que a lo largo del año los 300 megavatios podían transformarse en aproximadamente una tercera parte, 100 megavatios. Esa fue una de las conclusiones a que se llegó. Destacó que el Cerro Caracoles no fue la única zona que se estudió. También se estudió otras zonas, básicamente todas las zonas de colinas perpendiculares a la línea costera: Sierra de las Animas, Sierra de Carapé, Sierra de los Caracoles, etcétera.
El otro dato que obtuvimos en ese momento fue que el costo de producción con la tecnología de principios de los 90 estaba en el orden de entre 55 y 60 dólares el megavatio/hora. Si se comparaba ese número con lo que costaba producir energía en ese momento era un valor realmente elevado. Sobre todo si se lo comparaba con el costo de generación de la energía hidroeléctrica, e incluso si se lo comparaba con el de la energía termoeléctrica. Pero a medida que fue pasando el tiempo esta tecnología evolucionó bastante, hubo una inversión muy importante de dinero -sobre todo en los países europeos- y los equipos evolucionaron. En primer lugar, los equipos se agrandaron; segundo, mejoraron aerodinámicamente; y tercero, la economía de escala actuó y los equipos resultaron más económicos. La potencia que genera uno de estos de equipos va con el diámetro de sus aspas al cuadrado; en cambio, la separación que puede haber entre equipos es del orden de los diámetros, entonces comienza a haber una densidad de instalación un poco más importante en lugares acotados. El otro cambio fue el descenso del costo de los equipos y el tercero fue el aprovechamiento. Ya dije que en el año 90 se podía prever un aprovechamiento de un 35% en el Cerro Caracoles; con los equipos actuales se puede esperar un aprovechamiento del orden del 60%.
EC – ¿Cómo se puede comparar hoy por hoy, generar energía eléctrica a partir del viento en el Cerro Caracoles, en el departamento de Maldonado, con lo que cuesta generarla, por ejemplo, en una represa hidroeléctrica?
JC – La comparación es un tanto compleja, no es inmediata, porque en el cálculo intervienen algunos parámetros que tienen que ver con la disponibilidad o no de agua. La disposición o no de agua en una represa hace al costo de producción de la misma. Si uno tiene mucha cantidad de agua el costo de producción tiene un cierto valor, mientras que si no tiene agua no puede producir. Esta es un poco la realidad que tenemos hoy en el país. Si se compara con el costo de producción de energía hidroeléctrica -suponiendo abundancia del recurso hidráulico, con el costo en su mínima expresión- estamos hablando de que el costo de producción de energía eólica andaría, en este momento, en el orden del doble del costo de producción de energía hidráulica.
EC – Cuando usted habla del doble, ¿también está incluyendo la inversión?
JC – Sí, costo de inversión incluido. Básicamente, el costo de la energía eólica proviene de la inversión porque no tiene costos de mantenimiento y operación.
EC – O sea que usted está comparando las inversiones que hay que realizar en uno y otro caso.
JC – Estos comparando los costos de producción, lo que sale cada kilovatio/hora producido.
EC – ¿Y hacemos la comparación con una central a gas, por ejemplo con la Central de La Tablada?
JC – No conozco el precio del gas que se va a tener. Con respecto a una central de fuel-oil, como por ejemplo la Central Batlle, con los precios actuales del petróleo el precio de producción es sensiblemente menor.
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EC – Un detalle importante es que la energía eólica no se puede acumular. ¿Cómo juega ese factor?
JC – Juega con el resto del parque energético nacional. Si bien la energía eólica no se puede acumular, sí se tiene la capacidad de acumular agua en los lagos disponibles. Cada paquete de energía que se genera en una central eólica de esta naturaleza deja de producirse en una central hidroeléctrica, y por lo tanto permitiría acumular una cierta cantidad de energía.
EC – Usted está hablando de coordinar un sistema de generación con otro.
JC – Así es. En cuanto al propio proyecto de investigación, en este capítulo estamos introduciendo en el país una nueva fuente de energía a ser usada a nivel de gran escala, una gran usina eólica que las empresas que produzcan energía puedan incorporar a sus cuadros de generación y volcar la experiencia que hagamos en la operación y control de estos equipos a dichos organismos.
EC – Las granjas eólicas se utilizan para producir energía eléctrica en tres grandes modalidades: a gran escala, a escala media y a pequeña escala. ¿Cómo es cada una de estas situaciones?
JC – La gran escala es cuando hablamos de un gran parque, de una gran cantidad de máquinas volcando la energía eléctrica generada a la red.
EC – Sería una usina equivalente a una central hidroeléctrica.
JC – Así es. En el otro extremo estaría lo que podríamos llamar la generación autónoma o de pequeña escala, la que uno estaba acostumbrado a ver en zonas rurales, donde un pequeño aerogenerador genera energía que se acumula en un sistema de baterías. Hoy la tecnología permite transformar esa energía de corriente continua en corriente alterna. En este caso estamos hablando de un sistema muy pequeño, de algunos kilovatios, que alimenta una casa, un emprendimiento agroindustrial, etcétera.
En el medio tenemos la siguiente situación: una industria funcionando, conectada a la red eléctrica nacional, que decide incorporar un sistema de generación de energía eléctrica. Si esa industria está en un lugar adecuado podría conectar un equipo de gran porte, pero para alimentar su planta industrial.
EC – Eso le permitiría, en determinados momentos del día, del mes o del año, disminuir su consumo de energía eléctrica proveniente de UTE, por ejemplo.
JC – O complementarla y apoyar al ente energético nacional en proveer la energía necesaria.
EC – ¿De cuál de estas hipótesis estamos hablando en este caso?
JC – En el caso del Cerro Caracoles estamos pensando en un aprovechamiento de gran escala, es decir en un gran parque generando para la red eléctrica.
EC – ¿Desde cuándo existen estos aerogeneradores en el mundo?
JC – Para tener una idea, las grandes centrales eólicas de Estados Unidos ya existían en la década de los 80.
EC – ¿Dónde se fabrican?
JC – Las principales fábricas de aerogeneradores se concentran en Europa, principalmente en Dinamarca, Holanda, Alemania e Inglaterra.
EC – ¿Nosotros podríamos fabricar estos aerogeneradores?
JC – Sí. La tecnología que utilizan estos equipos -y ésta fue una de las consignas en su desarrollo- es en extremo sencilla y simple. Toda la tecnología requerida para la construcción de estos equipos existe hoy en el país. Lo que puede no existir es la capacidad industrial para llevarla adelante. Ese es otro capítulo que se debe contemplar si, por ejemplo, en el futuro la energía eólica se desarrollara en forma importante a nivel nacional o regional; en ese caso habría que adaptar o incorporar las capacidades industriales, pero la capacidad tecnológica… El corazón de un aerogenerador son sus palas, y hoy en el país existe la capacidad de construir palas de 15, 20 o 30 metros en materiales como la fibra de vidrio.
EC – Volvamos al ingeniero Casaravilla. ¿Qué características tiene el molino instalado allí?
GC – Este tipo de molinos hace ya 14 años que está en producción. Es un molino chico, comparado con el standard de gran escala de los que están instalando en Europa, pero era lo máximo a lo que nosotros podíamos llegar. Este molino tiene una capacidad de 150 kilovatios. Le paso la primicia de que desde ayer a las cinco de la tarde hasta ahora ya generó 850 kilovatios/hora, tuvimos una buena noche de viento. Estamos en la etapa experimental y de detección de fallas iniciales. Estamos en una etapa de prueba, pero por ahora todo viene excelente.
EC – Recordemos que la torre mide 30 metros de altura y el diámetro del rotor 27 metros.
GC – El tamaño de este molino es el máximo que podemos montar con las grúas que hay en este país. Eventualmente se podría montar molinos más grandes trayendo grúas, por ejemplo de Argentina. El momento crítico del proyecto fue el lunes. Hasta las seis de la tarde no sabía si íbamos a tener o no el molino. Ese día vino la grúa, subió hasta acá arriba -con dificultad, pero subió-, y a eso de la media tarde los contratistas lograron levantar las 15 toneladas que pesa la parte más pesada, que es el generador que va arriba de la torre y dos palas. Después se puso la tercera pala. Terminamos el lunes a las nueve de la noche y hoy salimos todos a festejar.
EC – ¿Cuánto cuesta un rotor de ese tipo, o un aerogenerador, si hablamos del conjunto?
GC – Este molino es caro. Primero, porque es un molino casi fuera de producción. Salió en el orden de los 230.000 dólares. Es un costo caro por kilovatio/hora porque es un modelo medio discontinuado, que está fuera de la economía de escala. Hoy en día un molino de los más redituables anda en el orden de entre 750 kilovatios -por lo menos seis veces más grande- y un megavatio. No se puede hacer la cuenta directamente para saber cuánto sale el kilovatio/hora instalado. No sería válido, porque si se tratara de una producción a gran escala con varios molinos habría que traer una grúa más grande y poner molinos más grandes.
EC – ¿Quieres agregar algo, Rosario?
RC – Ustedes han hablado todo el tiempo de "granjas". A mí esto me parece más un monte que una granja, pero en todo caso quería aclarar que en definitiva la solución no es nunca un único modelo, tal cual lo estamos viendo hoy aquí.
EC – Claro, ése es el germen de una granja.
RC – Es el primer árbol que plantaron. Por otro lado, cuando el ingeniero Cataldo hablaba de una generación comparada a la de una represa como la de Palmar, le pregunté al ingeniero Casaravilla cuántos molinos habría que instalar aquí para llegar a esa generación. Me dice que habría que instalar en el orden de 300 molinos. Evidentemente, estamos hablando de un panorama absolutamente diferente de éste que tengo hoy ante mí. Imagínense lo que sería coronar toda la sierra con 300 molinos, bastante más grandes en su porte que éste que ya nos parece inmenso.
EC – ¿Te imaginas cómo quedarían? ¿Te gustaría?
RC – Debo admitir que me cuesta imaginarlos.
EC – ¿Qué dice el ingeniero Casaravilla?
GC – A lo largo de todos estos años que hemos estado con esto he estado haciendo encuestas respecto a qué opina la gente cuando ve una granja eólica metida en el medio de una sierra, en un entorno rural, tranquilo. Es muy subjetivo; hay gente -entre la que me incluyo- que dice que está bien, que queda lindo, que le encanta, y hay gente que dice que quizás la afectaría un poco llegar a un lugar en el campo y encontrarse con un molino. En este momento en que acabamos de plantar nuestro primer árbol vamos a apostar a seguir con este proyecto y no querría generar la imagen de que son feos.
EC – Si despertará avidez y al mismo tiempo inquietud lo que estamos contando, que hay oyentes que preguntan si ya tienen organizada la posibilidad de visitas.
GC – Lo primero que estoy haciendo y organizando es poner un cartel advirtiendo que toda persona que pase cierta portera lo hace bajo su riesgo. Rosario les podrá contar cómo llegó con su auto hasta acá arriba. Hay dos propiedades privadas involucradas. El propietario del lugar donde está instalado el molino nos cedió gentilmente el lugar, pero para llegar al molino se pasa por el establecimiento de la familia García, que incondicionalmente nos ha dejado pasar, hacer el camino, etcétera, pero el camino no es una ruta nacional ni mucho menos. Tenemos miedo de que venga mucha gente, se desbarranque alguien y la noticia sea que alguien se desbarrancó y no que el molino está funcionando.
RC – Por lo pronto, yo recomendaría venir en un cuatro por cuatro. Más allá de las vicisitudes por las que hemos pasado los particulares, imaginen lo que fue para la grúa del tamaño de la que se utilizó, que además no pudo venir impulsada por su propio motor sino que el esfuerzo tuvo que ser complementado por una especie de tractor que la tironeó hasta llegar a este punto. En realidad eran dos grúas, una más chica que la otra. No puedo imaginar lo que puede haber sido levantarlas y a su vez -en una canastilla que todavía está al pie del molino- subir a los técnicos que harían la instalación. En este momento acaba de llegar el técnico danés y les puedo asegurar que por su estado físico parece más un alpinista que un ingeniero. Nos imaginamos que ese estado no puede ser menos que necesario para, con viento y en estas condiciones, haber manejado desde lo alto la canastilla y trepado a la grúa para el montaje de este enorme aparato.
EC – Ingeniero Casaravilla, ¿cuánto se ha invertido hasta ahora en este proyecto?
GC – Mucha sangre, sudor y lágrimas, en primera instancia. En cuanto a plata, no tengo exactamente la cifra que aportó el Conicyt, pero creo que es menos de 400.000 dólares. Luego hubo un aporte monetario de parte de la UTE de 120.000 dólares -aparte del apoyo logístico, la colaboración de la gente de UTE ha sido fundamental; también hubo un aporte de UTE en la línea rural que se instaló-; luego hay otra parte, difícil de cuantificar, que es el camino que se hizo hasta arriba. Cuando se consiguió este proyecto se vino a hablar con la Intendencia Municipal de Maldonado, Burgueño quedó encantado con el tema -lástima que ahora no pueda participar en la alegría- y la Intendencia puso a su cargo el camino, que luego mejoramos.
Hay varios componentes; no quiero hacer la cuenta de en qué porcentaje participó quién, pero sí me gusta describir qué hizo qué persona y qué institución. La Intendencia Municipal del Maldonado también participó con los otros materiales necesarios para la electrificación rural. Hubo aportes de muchos lados. Incluso hubo una participación de Antel, que nos suministró la logística de unas líneas de teléfono que necesitábamos para comunicarnos, tener conectado el molino y monitorearlo de forma remota. no es fácil llegar hasta acá todos los días. Se va a instalar un pararrayos con una antena para poner medidores de la velocidad del viento, con lo que se complementa la investigación científica.
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EC – Han llegado varias preguntas de los oyentes que vamos a tratar de incorporar. Más de uno dice que ha visto otros molinos de viento operando en nuestro país -citan el caso de Polanco, por ejemplo- y pregunta qué es lo nuevo, entonces, en esta granja eólica que se empezó a gestar ayer.
JC – En primer lugar, es conocido que en Uruguay existe una tradición de un siglo del uso de la energía eólica para diferentes finalidades. El ejemplo que ha vivido a lo largo de este siglo es el bombeo de agua, que ha permitido un desarrollo social de una relevancia muy importante.
En segundo lugar, también existe la tradición utilizar la energía eólica para abastecer sistemas autónomos. En la década de los 40 Uruguay fue invadido por sistemas eólicos de relativamente pequeño porte -de una marca americana representada aquí por una empresa- que se instalaron en zonas alejadas de la red eléctrica, con carácter autónomo. Esos sistemas entraron en desuso por diferentes motivos que no vienen al caso, pero hoy, cuando uno va por una carretera o por un camino atravesando zonas rurales, observa esos emprendimientos.
El ejemplo de Polanco es un sistema de tipo híbrido; es eólico-solar, pero también es autónomo. Es una pequeña usina de generación que usa tanto energía eólica como solar para alimentar un banco de baterías y a través de un convertidor de corriente continua a alterna alimenta el pueblo Polanco en el departamento de Lavalleja. Es un sistema autónomo.
Lo que nosotros estamos planteando con este proyecto es un emprendimiento piloto desde el punto de vista de la utilización de la energía eólica a gran escala. Esto quiere decir investigar qué perspectivas tiene nuestro país de aprovechar el recurso energético viento a gran escala. Estamos hablando de 300 megavatios, de una central como la de Palmar. La pregunta es cuál es la factibilidad del uso de esa energía.
El estudio de la factibilidad del uso de esa energía a esa escala pasa por conocer cuánto es el recurso, qué características tiene, cuáles son las dificultades que hay para implantar un sistema de esta naturaleza, cuáles son los costos de producción, cómo se hace para ensayar un equipo de este tipo, etcétera.
EC – Podemos aprovechar para intercalar la pregunta de un oyente que cuestiona el proyecto de investigación diciendo: "¿Era necesario gastar el dinero que se ha invertido para ensayar algo que ya estaba ensayado? (Evidentemente se refiere a los molinos de viento). ¿No hubiese sido mejor destinar ese dinero a otra cosa? Parecería que estamos ensayando algo que en el mundo ya está comprobado. Esto parece otro juguete de la Facultad de Ingeniería".
Vamos a reiterar el objeto de este proyecto de investigación. Efectivamente, los aerogeneradores ya están probados.
Scaglia: "Esta es una energía que día a día va bajando sus costos de inversión, porque una vez instalada depende del viento, es muy barata, no hay que ponerle combustible. Pienso que en el mundo todavía este tipo de energía no ha llegado a ser competitivo con las otras centrales térmicas que se está utilizando"
JC – En ningún momento se planteó desarrollar un aerogenerador. No quiero usar ninguna comparación, pero aquí no se plantea para nada inventar cosas ya inventadas o que están funcionando en otros lugares. A tal punto es así que este aerogenerador se puede comprar en cualquier tienda de venta de aerogeneradores. Es un aerogenerador industrial, probado, es un buen equipo. Es más: todos los años se hace un "ranking" de empresas que fabrican aerogeneradores y esta marca el año pasado fue la número uno en el mundo en un "ranking" de 20. No estamos probando hacer un equipo, sino una fuente energética nacional, disponible en Uruguay. El objeto de nuestro proyecto es investigar cómo operar un equipo de estos en ese lugar, en esas condiciones. Es decir, en las condiciones aptas para utilizar el recurso energético en Uruguay. Esa utilización tiene peculiaridades en cuanto a las características topográficas, de accesibilidad, de conexión a la red y del sistema eléctrico al que estamos conectados.
EC – Como usted ya aclaró, una parte de la investigación consistió en medir el recurso autóctono, cómo es Uruguay en materia de disponibilidad de viento a los efectos de generación de energía eléctrica. Una vez localizado el Cerro Caracoles como un lugar especialmente apto a los efectos de instalar una usina de esas características, se llevó a cabo otra parte de la investigación consistente en llevar adelante el montaje, la instalación y ahora el control del funcionamiento de uno de estos molinos de viento. Ayer ese molino de viento empezó a generar energía eléctrica. ¿Qué es lo que viene a partir de este momento? ¿Cómo sigue el trabajo?
JC – Hay que señalar que este proceso, que sólo nos insumió ocho años…
EC – Supongo que podría haber sido más corto.
JC – Tendría que haber sido de seis meses. En realidad, lo único que hicimos fue cumplir con una parte del trabajo, que fue identificar cuáles son las peculiaridades que hacen a la instalación propia de los equipos. Ahora vamos a hacer un seguimiento del funcionamiento de esta máquina. En primer lugar la vamos a ensayar; hay que aprender a ensayar una máquina de este tipo y para eso hay metodologías. Vamos a capacitar a nuestra gente en el ensayo de este tipo de máquinas.
Otra consideración se refiere a las estrategias de operación de estas máquinas, que operan de determinada manera, en determinadas condiciones, requieren un mantenimiento mínimo que hay que saber cuándo hacer. Por otro lado, también hay que evaluar la calidad del recurso que se está generando. El viento es turbulento, fluctúa, hay ráfagas; el equipo acompaña esas ráfagas y genera una potencia que fluctúa en el tiempo. Por un lado hay que caracterizar cómo fluctúa la potencia generada a partir de ese aerogenerador en ese sitio. Y, por lo tanto, tener información que para la gente que vaya a generar y despachar la energía es un elemento fundamental, para luego saber cuánto se puede generar con este equipo.
Otro elemento en paralelo a todo esto, que es un estudio complementario, es de qué manera se puede predecir la energía que se puede obtener a partir del viento, aplicar modelos predictivos y verificarlos con la propia generación que se haga con el equipo.
EC – ¿A dónde va la energía que el equipo ya está generando?
JC – Va a la red eléctrica nacional.
EC – O sea que desde ayer este molino está aportando a la red eléctrica nacional.
JC – Imagine que usted en su casa enchufa la radio a la pared para escuchar su emisión; en este caso imagine que la energía, en lugar de ir de la pared al equipo de radio, irá del equipo de radio a la pared.
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EC – Vamos a darle lugar al escribano Ricardo Scaglia, presidente del Directorio de UTE.
¿Cómo se observa esta novedad desde UTE?
RICARDO SCAGLIA:
Como bien decía el ingeniero, es una prueba piloto. Aquí hay una inversión inicial importante, en la que UTE ha colaborado. Por lo general soy muy positivo y trato de que los proyectos sigan adelante. Lo que pasa es que la energía eólica es una energía renovable y en los países donde se utiliza es más bien subsidiada por el alto de su inversión inicial. Creo que el costo del equipo que se ha instalado fue de 300.000 dólares y genera 160 kilovatios. Si uno lo ve a nivel ciudad la energía que generaría daría para abastecer un edificio. El problema es la inversión inicial comparada con el costo del megavatio/hora que se puede recibir ya sea por importación o, cuando tengamos el gas en Montevideo, generando a gas. En la mayoría de los países del mundo donde se utiliza la energía eólica esto ocurre porque es una energía limpia, que no consume oxígeno y que por lo tanto es subsidiada. Aquí, a partir de la Ley del Marco Regulatorio (del Sistema Eléctrico Nacional), tenemos la libre generación, o sea que si de la rentabilidad de los proyectos se desprende que es una energía competitiva creemos que cualquier generador -ya sea UTE u otros- va a recurrir a la misma.
EC – Es una alternativa que UTE va a considerar.
RS – Hoy le diría que una inversión inicial de 300.000 dólares para generar 160 kilovatios no es competitiva. El ingeniero hablaba de una planta que generara 300 megavatios; yo le preguntaría cuál sería el costo de la inversión que sería necesario hacer en ese caso.
JC – Hay que tener en cuenta que ese costo -que no es de 300.000 sino de 393.000 dólares- cubre una serie de costos que hacen a la propia investigación. Hubo que comprar instrumentos, se hizo un camino, una línea eléctrica, una importación y una licitación para un solo molino, lo que llevó a un costo tremendamente elevado. Recalco que es un estudio piloto y que como tal debería servir para conocer las posibilidades que tiene hoy la energía eólica tanto en el mundo como en Uruguay. Puede haber aquí peculiaridades que la hagan diferente a lo que puede ser en algún otro lado.
Si bien este equipo es de tecnología actualizada, es un equipo que ya quedó pequeño -se llegó a él por un problema de disponibilidad- y su costo de instalación anda en el orden de 800 dólares el kilovatio. Esto hace que la respuesta a la pregunta de si es factible o no utilizar esta fuente energética cambie dependiendo de las inversiones y del marco con el que se compare. Estamos entrando en una fase que comienza a acercarse a ser competitiva. Entendemos que en Uruguay es una alternativa; así lo tenemos que evaluar.
RS – De acuerdo a los datos que proporcionó el ingeniero, instalar energía eólica por 100 megavatios estaría en el orden de los 80 millones de dólares de inversión inicial. No debemos olvidar que es una energía con la cual no se puede contar permanentemente, ya que fluctúa de acuerdo a los vientos. Hoy una central térmica a gas de ciclo abierto puede estar en el entorno de 30 y pico de millones de dólares. Es una inversión inicial menor, que además se puede utilizar los 365 días del año. Coincidimos totalmente en que es una energía que día a día va bajando sus costos de inversión, porque una vez instalada depende del viento, es muy barata, no hay que ponerle combustible. Pienso que en el mundo todavía este tipo de energía no ha llegado a ser competitivo con las otras centrales térmicas que se está utilizando. Cuando se habla de 100 megavatios estamos hablando de 100.000 kilovatios, y la que se instaló tiene 160 kilovatios.
Pienso que UTE -o cualquier generador- va a estar pendiente de que el proyecto sea rentable para poder instalarlo. De acuerdo a los estudios técnicos que ha realizado UTE hoy todavía no sería rentable la generación eólica en escala. Pero como los cambios tecnológicos son tan rápidos, ayer la tecnología puede haber mejorado y hoy mismo puede ser competitiva.
Por ahora es una prueba piloto. Esperamos que tenga éxito; nos sentimos muy contentos de haber colaborado en el emprendimiento. La energía que se está generando, si bien es poquita -como prueba piloto que es- va a llegar a todos los hogares uruguayos.
EC – Volvamos al Cerro Caracoles.
RC – Me dedicaré a disfrutar del paisaje, de este lugar maravilloso en que el molino está enclavado. Este momento el molino acaba de detener sus paletas, está quietito y manso. En un rato emprenderemos el regreso, después de haber disfrutado una experiencia totalmente distinta, donde se contrapone lo más natural y agreste de nuestro paisaje rural y esta última tecnología que ha venido a instalarse en el medio.
GC – Antes de que nadie se ponga nervioso, les aclaro que el molino fue detenido voluntariamente. El danés anda apretando botones, haciendo las pruebas de rutina, etcétera. Faltó por ver lo que sigue en adelante. Cataldo describió toda la parte científica que queda por hacer. La intervención del presidente de UTE, Scaglia, fue muy oportuna, creo que centró bien la cuestión. De acá en más, para ver la viabilidad de la energía eólica, hay que ver cómo se inserta en el marco regulatorio que se está reglamentando en estos días. Se está haciendo experiencias sobre el marco regulatorio, y hay que rever un poco el tema de la energía eólica, dado que ésta tiene costo marginal nulo, porque si no hay viento no hay energía. No está previsto cómo puede entrar un sistema eólico en el marco regulatorio actual. Se trata de modificaciones menores que incluso ya han sido saldadas en la región y se sabe cómo hacerlo.
Hay muchas experiencias a nivel mundial, hay que avanzar sobre ese tipo de cosas. Evidentemente, hasta que no se sepa de alguna forma cuál va a ser el costo al que eventualmente se va a poder vender esa energía, no va a venir ninguna inversión privada a instalar ningún aerogenerador. De cualquier forma, ése no es exactamente nuestro trabajo. Nuestro trabajo, como Universidad que somos, es hacer investigación, extensión y docencia. Estamos haciendo la etapa de investigación, estamos haciendo extensión y estamos transfiriendo todos nuestros conocimientos hacia la sociedad. En eso estamos y lo que estamos haciendo evidentemente también repercute en nuestra tarea docente. Hasta aquí llegamos. Vamos a seguir poniendo el hombro y creo que en este siglo que va a empezar el año que viene la energía eólica va a dar que hablar. Estamos armándonos de todo el conocimiento y todo lo que podemos aportar desde la Universidad.
EC – El hecho de que este germen de granja eólica ya esté operativo, ¿implica que también ustedes puedan tener contactos con empresas que por su cuenta quieran avanzar en el uso de este sistema de generación de energía eléctrica?
GC – De hecho, hemos tenido contactos con gente interesada en hacer emprendimientos de este tipo. El tema es que siempre terminamos en la misma dificultad: tenemos el conocimiento de la tecnología y de las dificultades, pero no hay certeza respecto a cómo se va a despachar esta energía y si eventualmente alguien pone una planta generadora no sabemos cómo se va poder vender esa energía.
EC – Esa es la hipótesis de una empresa que quisiera montar una planta generadora para vender energía al sistema eléctrico nacional. Yo pensaba en la alternativa de una empresa que quisiera montar una granja para su propio consumo energético.
GC – Sí, ya hemos tenido contactos. De hecho, el año pasado hicimos una investigación y un trabajo para la Intendencia Municipal de Montevideo para poner unos molinos en la costa montevideana para ayudar al bombeo del subacuático. También ha habido empresas interesadas en poner en sus fábricas un molino, algunas incluso motivadas por el hecho de que se trata de energía limpia y renovable.
Le cuento una anécdota. El danés que está instalando el molino acá, que es el número uno de la empresa -es realmente un fenómeno-, tiene un molino igualito a éste en la casa, lo armó con la mujer. Yo le preguntaba por qué lo hizo, incluso con un viento de características malísimas en el lugar donde vive, y me contestó: "Yo quiero que mis hijos crezcan en un mundo mejor". Es lo que se viene.
EC – Ingeniero Cataldo…
JC – Lamento que no nos haya podido acompañar la co-responsable de este proyecto, la ingeniera Ventura Núñez, a quien otras actividades alejan del país por unos días y no pudo compartir los momentos de alegría que vivimos en la culminación del proceso de instalación y montaje del molino. Esperamos comenzar a obtener los resultados necesarios para poder proyectar el uso de la energía eólica a nivel industrial en nuestro país.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Julieta Sokolowicz