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Sobre la viabilidad del Uruguay y un editorial de Daniel Supervielle

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Las declaraciones del profesor Benjamín Nahum, en una entrevista en que aludió entre otros temas a la viabilidad del Uruguay, generaron diversas repercusiones. Una de ellas, un editorial de Daniel Supervielle, al que responde ahora el director de Planificación de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, economista Fernando Isabella.


Con fecha 8 de febrero, un editorial en su programa a cargo de Daniel Supervielle retomó una muy interesante entrevista realizada al profesor Nahum en el diario El País. En dicha entrevista el historiador plantea algunos temas muy relevantes y ampliamente compartidos, como es el de la productividad. También señala un tema que es retomado de forma central por el editorialista, que a nuestro entender aplica un enfoque incorrecto, y que es uno de los focos de trabajo de la Dirección de Planificación de OPP, la cual dirijo.

Uruguay presenta lo que se conoce como una “transición demográfica avanzada”. Este concepto refiere a un proceso que, de manera generalizada, atraviesan todas las sociedades que progresan en términos de desarrollo humano. Ese proceso se caracteriza por un permanente incremento de la esperanza de vida, asociado a las mejores condiciones de vida de la población y a una caída en la tasa de fecundidad, asociada al empoderamiento de las mujeres y el consecuente ejercicio de su derecho a decidir cuántos hijos tener y cuándo tenerlos. Además, se vincula con el mayor ingreso de las mujeres al mercado laboral y sus mayores logros educativos, lo que trae como consecuencia la postergación y reducción de la natalidad.

Lejos de ser algo negativo y síntoma de problemas, este proceso es universalmente considerado como un poderoso indicador de progreso social. Es fácil observar cómo los países con mejor calidad de vida en el mundo son los que presentan este fenómeno con mayor profundidad, con ejemplos claros en Japón y Europa occidental, donde, por regla general, este proceso está mucho más avanzado que en Uruguay.

Llama especialmente la atención que el editorialista, además de no conocer estos datos, señale como ejemplo a Paraguay, del cual concluye: “Los paraguayos, con toda su terrible historia de sangre detrás, van al frente en este tema”. Y es que es justamente al revés. Por supuesto que tener una población joven es una ventaja en términos productivos y fiscales; pero a su vez es un muy mal síntoma. El país al que refiere el editorialista no es precisamente un referente en este tema. La joven población paraguaya es consecuencia de una esperanza de vida más de cinco años más baja que la uruguaya. Es decir, la gente se muere antes. Asimismo la tasa de fecundidad es mucho más alta, lo cual se asocia a altísimas tasas de pobreza infantil y a una mortalidad infantil que más que duplica a la uruguaya. Y, por si queda alguna duda, basta observar que Paraguay, a pesar de estos datos tan negativos, viene rápidamente mejorando sus valores y pareciéndose, cada vez más, a los países más avanzados en este sentido. Basta señalar que la tasa de fecundidad en Paraguay viene cayendo mucho más rápido que la uruguaya, desde casi seis hijos por mujer en 1970 a menos de tres en la actualidad.

Y si bien esta situación demográfica es altamente desafiante, parece haber consenso internacional en que las naciones no desaparecen; los procesos sociales no pueden calcularse proyectando linealmente tendencias pasadas.

Fruto de ese análisis equivocado, concluye en una visión negativa y algo destructiva del país: “Los uruguayos se siguen yendo a buscar el futuro afuera y tienen pocos hijos”.

El progresivo proceso de envejecimiento que vivimos es un síntoma tan desafiante como positivo, que señala una larga historia de mejoras en la calidad de vida de la mayoría de la población. Y, si bien desde fines de los 50 siempre ha predominado un saldo migratorio negativo, algo que está muy enraizado en la nacionalidad uruguaya, resulta que desde 2009 ese saldo se ha vuelto levemente positivo, y si bien no existen certezas de que se vaya a mantener, es un dato nada menor tras más de medio siglo.

Desde la Dirección de Planificación estamos trabajando el tema demográfico, así como otros muy frecuentemente tratados en su programa, como el de la productividad, el desarrollo productivo y los efectos en el empleo del fuerte proceso de automatización que vive el mundo actualmente, entre otros. Estamos a su entera disposición para compartir los avances con su audiencia.

Lo saluda muy atentamente

Fernando Isabella
Director de Planificación – Oficina de Planeamiento y Presupuesto
Vía correo electrónico


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