Por Ricardo Soca ///
Si alguien dice que un país está en crisis, no es necesariamente una mala noticia; una crisis puede ser el anuncio de cambios favorables y del fin de problemas y dificultades.
El Diccionario atribuye a esta palabra el significado de «cambio brusco» –para bien o para mal– en el curso de una enfermedad o de procesos físicos, históricos o espirituales. Crisis se aplica también a los momentos decisivos de situaciones graves o de repercusiones importantes.
La prensa y la ciencia política han impuesto una nueva acepción –también recogida por los diccionarios– que hoy es la de uso más frecuente: «situación de dificultades económicas, caracterizada por inflación y escasez de mercaderías».
La palabra llegó a nosotros a partir del latín crisis, y esta, del griego krisis. El vocablo griego se derivó del verbo krinein ‘separar’, ‘juzgar’, ‘decidir’. Este verbo también está en el origen de palabras como criticar y criterio, entre otras.
Grageas de lenguaje
¿Los signos de interrogación y exclamación iniciales existen en alguna otra lengua, además del español?
Respuesta: El signo de interrogación fue introducido al latín medieval bajo el reinado de Carlomagno. Inicialmente, marcaba solo el final de los enunciados interrogativos y también admirativos. El signo de admiración llega más tarde, introducido por los humanistas italianos en el siglo XIV. La práctica de escribir un signo inicial de interrogación y de admiración se remonta al siglo XVIII, y es exclusiva del español.
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Lengua curiosa, el blog de Ricardo Soca en EnPerspectiva.net, actualiza los martes con los secretos que albergan las palabras en su significado. El primer martes de cada mes incluye también una de sus Grageas de lenguaje.