A. Económico

Nueva escalada en el conflicto comercial entre China y Estados Unidos: ¿Cuáles son las claves para Uruguay?

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EMILIANO COTELO (EC):
“China y Estados Unidos continúan con las espadas en alto en su guerra comercial”. Así describía esta semana un artículo de El País de Madrid la situación en la que se encuentran las dos economías más grandes del mundo. La cobertura señalaba, además, que “con la perspectiva de que su disputa sea más agria y más prolongada de lo que se calculaba hasta hace solo un par de semanas, antes de la última escalada, los mercados continúan su trayectoria descendente”.

¿Cuáles han sido las novedades más recientes en torno a este conflicto? ¿Cuáles son los aspectos que más importa monitorear desde nuestro país? Les proponemos conversarlo con la economista Florencia Carriquiry, de la consultora Deloitte.

ROMINA ANDRIOLI (RA):
Empecemos por ubicar a los oyentes en este conflicto que se viene gestando hace ya más de un año… Todo empezó con unas primeras iniciativas de Trump de introducir aranceles sobre algunas importaciones específicas desde China a comienzos de 2018, pero a esta altura va bastante más allá de eso. ¿Qué visión tienen ustedes de cuáles son los aspectos más importantes de esta “guerra comercial”?

FLORENCIA CARRIQUIRY (FC):
Sí, es como tú decís. Las primeras medidas fueron más bien aisladas. Aranceles de Estados Unidos a las importaciones de paneles solares y lavarropas. Luego China respondió iniciando una investigación sobre las exportaciones de sorgo de Estados Unidos, que no tenía nada que ver con lo primero pero que fue despertando las primeras inquietudes del mercado a comienzos de 2018. Y luego tuvimos a partir de marzo de 2018 la irrupción del conflicto de forma bien abierta: Estados Unidos anunció aranceles a las importaciones de acero y aluminio, luego fue por imponer aranceles a listas de productos chinos cada vez más amplias. Y China, obviamente, respondió con medidas espejo.

Ahora, lo otro que fue quedando en evidencia con el paso del tiempo fue que había muchas otras vetas subyacentes a esta “guerra comercial”, más allá del tema de los aranceles. En las negociaciones hay una agenda grande, que obviamente abarca los temas arancelarios, pero que incluye también temas más críticos y complejos, como acusaciones de prácticas de competencia desleal por parte de China en lo que hace a tecnología y propiedad intelectual, acusaciones de cyber-espionaje, la discusión de si hay productos que son críticos para la seguridad nacional y por ende es conveniente que no sean provistos por terceros países, las restricciones a la propiedad de empresas extranjeras en China. Y si a todo esto sumamos un presidente con tweets polémicos como Trump, no es difícil comprender por qué los mercados han estado bastante nerviosos en torno a este tema.

RA: Ahora, en realidad el tema había bajado un poco de intensidad, al menos a nivel de los titulares de prensa, en los últimos meses. ¿Qué pasó ahora? ¿De qué se trata esta nueva escalada del conflicto?

FC: En la antesala de una nueva ronda formal de negociación, Estados Unidos dispuso hace algunos días un aumento de 10% a 25% de los aranceles que gravan a un conjunto amplio de productos chinos, por un valor aproximado de unos U$S 200.000 millones. De esta forma, si se tiene en cuenta también lo dispuesto en 2018, estamos hablando que hay importaciones desde China por un valor de unos US$ 250.000 millones que pasaron a estar sometidos a aranceles más altos. Eso es casi la mitad de los US$ 540.000 millones de dólares que Estados Unidos importó de China en 2018. Y Trump incluso amenazó con ir por todo y gravar con más aranceles a los US$ 300.000 millones restantes.

Como represalia, China anunció que va a incrementar a 25% los aranceles vigentes sobre productos norteamericanos por un valor aproximado de US$ 60.000 millones. Hoy los aranceles están entre 5% y 10%, así que es una suba significativa. Con esto quedan afectados casi la totalidad de los bienes importados por China desde Estados Unidos (US$ 120.000 millones el año pasado).

RA: – O sea que ya estamos en una “guerra comercial” a gran escala.

FC: Sí. A esta altura China ha incrementado los aranceles a casi todo lo que compra a Estados Unidos, y Estados Unidos a casi la mitad de lo que compra a China… e incluso puso sobre la mesa aumentar los aranceles a los US$ 300.000 millones que faltan. Estos son los que más duelen directamente al consumidor norteamericano, porque incluyen por ejemplo a la vestimenta, los juguetes, los productos electrónicos. Por eso se han ido dejando para el final.

RA: ¿Qué consecuencias puede tener esta escalada proteccionista sobre las economías de estos dos países?

FC: Hace un tiempito el FMI divulgó estimaciones sobre los impactos de mediano plazo que podía tener esto sobre el PIB de las dos economías, pero también de otros países. En definitiva, un conflicto comercial a esta escala tiene consecuencias a nivel de la economía mundial en su conjunto.

Obviamente los impactos dependen de cuán duradero y cuán amplio termine siendo el incremento de los aranceles. Según esas estimaciones y con las hipótesis que se consideraban más probables, el PIB de Estados Unidos tendría un desvío de un punto porcentual entero frente a un escenario sin incremento de aranceles. En China el efecto sería incluso mayor. Con los supuestos que se adoptaban en ese ejercicio (que creo eran algo más optimistas que la situación que parece estar configurándose), se estimaba un impacto total de aproximadamente un punto porcentual y medio. Y la economía mundial en su conjunto se estimaba que podía tener una merma de ocho décimas porcentuales respecto a una trayectoria sin incremento de aranceles.

Obviamente que este potencial impacto negativo sobre el crecimiento es el que explica la reacción tan negativa que han mostrado los mercados cada vez que se intensifica la tensión en torno a este asunto y de alguna forma se aleja la perspectiva de poner fin a este conflicto.

RA: Florencia, recién decías que había hipótesis de cuán duradero puede ser el conflicto y hablabas que se aleja la perspectiva de acuerdo. ¿Pero existe realmente el escenario de que puedan revertirse estas medidas?

FC: La pregunta es obvia porque por la retórica de Trump parece imposible… Pero si uno mira objetivamente los números, es un juego en el que ambos pierden; y por lo tanto ambos tienen para ganar con un acuerdo. Ahora, como repasábamos al comienzo, hay muchísimos temas más en la agenda bilateral además de los aranceles; hay muchos temas complejos en los que puede haber un “tira y afloje” muy delicado. Así que existe una posibilidad de que no haya capitulación en torno a los aranceles, aunque ambos estarían mejor si la hubiera.

RA: Pasemos a un coletazo de este conflicto que es clave para Uruguay. Los precios de los granos han caído luego de este nuevo empuje en el conflicto. El precio de la soja en Chicago, incluso, bajó de US$ 300 por tonelada y tocó el valor más bajo desde 2008. ¿Por qué es tan fuerte la reacción?

FC: Sí. La soja estuvo dentro de los productos norteamericanos para los cuales China subió los aranceles a 25% el año pasado. Eso hizo que los embarques desde Estados Unidos a China cayeran drásticamente. China pasó a abastecerse en otros mercados… Brasil, por ejemplo, fue un claro ganador de esto.

El foco ahora está en qué va a pasar este año con este nuevo empuje del conflicto que comentábamos recién. Un artículo de Bloomberg de estos días explicaba que hay más de 7 millones de toneladas de soja americana que está vendida y que no ha sido aún embarcada a China y se especula que con este recrudecimiento de las tensiones algunas de esas cargas puedan ser canceladas.

Eso se sumó a la presión a la baja que ya estábamos viendo en los precios de la soja por la emergencia de la peste porcina en China y fue así que el precio bajó de los US$ 300 por tonelada como tú mencionabas, su valor más bajo en 10 años. En este último par de días rebotó ligeramente, pero estamos igual con precios como US$ 60 por tonelada inferiores a un año atrás.

RA: ¿Los precios para el productor uruguayo también son más bajos?

FC: Sí. Supongo que me lo preguntás porque el año pasado, cuando el precio de la soja en Estados Unidos se desplomó con las primeras medidas de esta “guerra comercial”, los precios a los que vendía la región (incluido Uruguay) no bajaron sino que aumentaron (con la expectativa de la que la demanda china rotaría hacia nuestros países). Ahora, ese diferencial tan “anómalo” respecto a lo que sucede habitualmente se fue borrando y volvimos a la situación “normal”, de que el precio Nueva Palmira es algo inferior a Chicago. No sabemos si lo vamos a ver invertido de nuevo con este empuje nuevo de la guerra arancelaria, pero está claro que este no es el único motivo que ha venido presionando a la baja las cotizaciones internacionales… En definitiva, Romina, no nos parece que este resurgimiento de las tensiones sea una buena noticia para Uruguay…. más bien todo lo contrario… y no lo digo sólo por la soja, sino en términos más generales por sus potenciales efectos en las perspectivas de crecimiento mundial.

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