A. Económico

Catorce países firman el acuerdo comercial más grande del mundo

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¿Cuáles son sus principales características y sus posibles impactos?

EMILIANO COTELO (EC): “China y otros 14 países firman el mayor acuerdo comercial del mundo”. Así titulaba días atrás El País de Madrid cuando se conoció la firma del acuerdo RCEP por sus siglas en inglés. En términos similares, Bloomberg expresaba que “las naciones de Asia Pacífico firmaron el mayor acuerdo comercial regional”.

¿Qué características presenta el acuerdo firmado? ¿Qué cambios traerá en el comercio mundial? ¿Cómo se diferencia de otros acuerdos comparables? Lo conversamos en los próximos minutos con el economista Luciano Magnífico, de la consultora Exante

ROMINA ANDRIOLI (RA): Luciano, las noticias sobre este acuerdo hacen referencia principalmente a la cantidad y al tamaño de las economías que lo integran. ¿Podemos repasar las cifras más destacables?

LUCIANO MAGNÍFICO (LM): En primer lugar y en línea con lo que mencionabas, lo que impacta de la firma de este tratado es el número y el tamaño de los países firmantes. En ese sentido, que estén países como China, Japón, Corea del Sur, Australia o Indonesia involucrados en una negociación de este tipo ya es un punto a destacar. En concreto, los 15 países firmantes del tratado concentran casi un tercio de la población mundial y en torno al 30% del PIB global.

Lógicamente, a partir del tamaño y cantidad de países involucrados es entendible que las negociaciones hayan sido largas (se tardó varios años para alcanzar esta firma) y muy complejas.Y es justamente en ese contexto, que hay que analizar a este acuerdo.

Y en concreto, los analistas especializados vienen sosteniendo hace tiempo que el tratado en sí mismo es relativamente poco ambicioso y deja varios temas por fuera de la mesa. 

RA: ¿A qué te referís concretamente con esa afirmación?

LM: Por un lado, el RCEP se centra en aspectos que en la jerga comercial se consideran como agenda del siglo XX. Este acuerdo está enfocado en la reducción arancelaria y en mecanismos de facilitación del comercio de bienes. En cambio y comparando con el Acuerdo Transpacífico o TPP-11 (que es el otro gran acuerdo comercial celebrado en los últimos años), el RCEP deja por fuera muchos temas relevantes que forman parte de las agendas más modernas de negociación comercial, como por ejemplo los temas ambientales, los estándares de trabajo y las reglas para las empresas de propiedad estatal, que de hecho sí se consideran en el TPP-11.

Por otro lado, la salida de India de las negociaciones el año pasado ante temores de que las importaciones provenientes de China tendrían un impacto devastador sobre la industria doméstica de la India, también terminó limitando bastante el alcance práctico del acuerdo en lo relativo a la apertura de nuevos mercados. 

La realidad es que varios de los países firmantes ya cuentan con acuerdos bilaterales entre sí. El ingreso de India, que finalmente no ocurrió, hubiese representado el mayor cambio en relación a la apertura comercial, puesto que India justamente tiene pocos acuerdos bilaterales firmados. 

RA: Luciano, al pasar nombraste al Acuerdo Transpacífico, que decíamos que era el otro gran acuerdo que había estado en el centro de la discusión en el último tiempo ¿Qué otras diferencias hay entre estos dos acuerdos?

LM: En primer lugar, una de las diferencias básicas radica en los países firmantes de uno y otro acuerdo. Hay países que están en los dos acuerdos y otros que no.

En concreto, Australia, Nueva Zelanda, Brunéi, Singapur, Japón, Vietnam y Malasia aparecen como firmantes de los dos tratados. En el RCEP a estos países se les adicionan China, Corea del Sur, Indonesia, Filipinas, Tailandia, Laos, Camboya y Myanmar, mientras que en el TPP-11 están incluidos Canadá, México, Chile y Perú (que no forman parte del RCEP).

Otra de las diferencias es básicamente de espíritu de cada tratado. El TPP-11, que parte del original TPP que estaba destinado a incluir a Estados Unidos (previo a que Donald Trump decidiera retirarlo a inicios de su mandato), se pensó desde el inicio como un acuerdo moderno que cubriera áreas como el comercio de servicios, propiedad intelectual, aspectos medioambientales, laborales y reglas para las empresas de propiedad estatal. Por otra parte, y como decíamos recién, el RCEP estuvo más centrado en lo relativo al comercio de bienes en sí mismo, que se puede decir que en el siglo XXI resulta como un enfoque menos ambicioso y menos a tiro con la realidad actual de la economía mundial.

RA: ¿Y en cuánto a los aspectos incluidos en ambos acuerdos? ¿Las diferencias son también tan sustantivas?

LM: Sí, incluso en los aspectos compartidos existen diferencias importantes. Por ejemplo, mientras que el TPP-11 eliminará aranceles en un 96% de los productos, el RCEP probablemente cubrirá entre el 80% y el 90% de los bienes, e incluso para estos bienes, los aranceles no se eliminarán por completo en el período de transición, período de transición que además será particularmente largo de unos 20 años). 

Además, el RCEP apenas incluye a los bienes agrícolas. Japón, por ejemplo, mantendría altos aranceles de importación sobre algunos productos agrícolas “sensibles” (arroz, trigo, carne, entre otros), que sí fueron recortados en el marco del TPP.

Por otro lado, el RCEP incluiría amplias flexibilidades para varios países en prácticamente todos los capítulos del acuerdo. En el RCEP la cobertura de servicios es relativamente superficial. En materia de disposiciones sobre propiedad intelectual el RCEP agrega poco a lo que la mayoría de los miembros ya han aceptado en la Organización Mundial del Comercio (OMC) u otros acuerdos. 

Por último, los capítulos de servicios e inversiones siguen, al menos en parte, enfoques de lista positiva para el acceso al mercado, en lugar de las listas negativas utilizadas en el TPP. Es decir, que se enumeran los elementos incluidos, en lugar de explicitar los no incluidos, lo que tiende a reducir el alcance del acuerdo.

RA: Está claro Luciano que, visto como lo planteas, el RCEP parece poco ambicioso. Ahora más allá de esas limitaciones que mencionabas, ¿podemos considerar alguno de los aspectos positivos que presenta este acuerdo?

LM: Sí, la verdad que hasta ahora han sido más bien críticas las que hemos comentado. Pero dentro de los aspectos más destacables del acuerdo está el hecho de que el RCEP ofrecerá reglas de origen acumulativas y favorables para los fabricantes que participan en las cadenas de suministro regionales. En un mundo en el que muchos bienes son producidos en parte en diferentes países, esto facilitará la producción en las llamadas cadenas globales de valor.  

Además, en cuanto a las disposiciones de acceso a los mercados se extenderá el trato nacional y de nación más favorecida a nuevos sectores y se establecerán términos de referencia comunes para las políticas regulatorias. Es decir, que se considerará a los productos provenientes de otros países socios de la misma forma y con las mismas reglas que la producción local.

Por otra parte, como suele ocurrir con los acuerdos de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), las disposiciones actuales están destinadas a mejorarse y ampliarse con el tiempo, en parte a través de mecanismos explícitos que hacen posibles los cambios.

Finalmente, el efecto más trascendente que tendrá el RCEP será reforzar la integración económica, dando lugar a conexiones aún más fuertes principalmente entre China, Japón, Corea y el sudeste asiático. En particular, algunos analistas estiman que la firma de este tratado puede ser un factor que termine impulsando el logro de un propio TLC trilateral entre esos tres países, que ha estado en negociación durante mucho tiempo y que se encuentra estancado por temas políticos.

RA: Dejando un poco de lado lo netamente económico, ¿cuáles son las implicancias desde el punto de vista geopolítico? Pregunto esto, sobre todo considerando la influencia que pueda ganar China en el escenario regional.

LM: Esa es una perspectiva que siempre es relevante en el análisis de acuerdos comerciales con tantos países involucrados.

A primera vista la firma de este tratado le da a China más influencia política y económica en la región, en un momento en que Estados Unidos optó por alejarse del rol tradicional de promotor del comercio mundial. 

Como contrapartida, China vuelve a presentarse como un defensor de la liberalización del comercio internacional, en contraposición con el enfoque de “guerra comercial” que llevó adelante la administración Trump. Lógicamente, el triunfo de Biden probablemente traiga cambios relevantes en la política exterior de EEUU pero podría concluirse que China no ha perdido tiempo en fortalecer su posición en la economía mundial. 

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Foto: AFP

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