Por Carol Milkewitz ///
Para el escritor checo Milan Kundera, 2014 fue un año importante. Cumplió 14, 30 y 85. Los 14 fueron los años de silencio entre La ignorancia, de 2000, y La fiesta de la insignificancia, su novela del año pasado. En 2014 llegó además el trigésimo aniversario del libro que lo consagró, La insoportable levedad del ser, y también su cumpleaños número 85, el 1º de abril.
Cortázar afirmó sobre Rayuela: “A su manera este libro es muchos libros, pero sobre todo es dos libros”. De alguna manera, lo mismo pasa con La insoportable levedad del ser. El “primer” libro describe a la pareja de Tomás y Teresa. Ella cambia: deja su vida de camarera para irse a vivir con él y se vuelve fotógrafa. Él no: es un médico mujeriego y lo seguirá siendo. El “segundo” libro muestra la dinámica de la pareja del académico Franz (su nombre recuerda a Franz Kafka, a quien Kundera admira) y Sabina, una artista plástica.
Estos dos mundos que conforman La insoportable levedad del ser se mezclan cuando las dos parejas terminan entrecruzadas: Tomás se involucra con Sabina y y a Teresa le fascina que Sabina sea capaz de seducir a Tomás. Así, estos cuatro personajes forman una unidad y, a la vez, una sola novela.
Vuelven a ser dos libros separados, cuando Kundera narra, por una parte, incidentes minuciosos, reflexiones de los personajes sobre la vida, y por otra la agitada situación política y social de Praga en 1968. Este libro es dos libros por un motivo más: presenta historias particulares basadas en los vínculos –muchas veces con cinismo–, y mediante el recurso de la digresión incorpora también sentencias filosóficas.
“Empecé a dividir los libros en diurnos y nocturnos. De verdad que hay libros que solo se pueden leer de noche”, dice Marie-Claude, uno de los tantos personajes que Kundera nos presenta en esta novela. La insoportable levedad del ser fue escrita para ser leída de noche.
La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera
Tusquets Editores, 2da edición en Fábula Tusquets, 1994
320 págs.
Foto: Retrato de Milan Kundera (Archivo). Crédito: Fredrik Rafusson/Difusión HarperCollins