Editorial

Inteligencia artificial en Educación en China

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Por Jana Rodriguez Hertz ///

Esta noticia muy probablemente pase desapercibida, no sólo en Uruguay, sino en el mundo. Y de hecho, ya está pasando desapercibida, cuando debería ser uno de esos hechos para exclamar ¡Paren todo!

Como sabemos, felizmente, la educación se ha instalado por fin como un tema de preocupación en la agenda mundial. Hoy hay más o menos un consenso global de que se requieren grandes cambios, tanto en los contenidos como en la metodología, si bien colectivamente no sabemos bien para dónde deberíamos ir. Y eso es bueno. Creo que es el momento en que la humanidad debería lanzarse sin muchos prejuicios a la experimentación de cosas nuevas. Y sí, nos vamos a equivocar. Así es como se aprende.

El campo de experimentación es enorme, como lo son los avances que ha hecho nuestra sociedad en un tiempo tan corto. Sólo una década atrás vivíamos en un mundo completamente diferente. Es muy difícil pensar qué y cómo enseñar en un panorama tan cambiante, que aún continúa evolucionando.

Sin embargo, ya hay en el mundo varios ejemplos exitosos, algunos los tenemos cerca, como el Plan Ceibal, pionero en hacer que cada niño de la escuela pública en Uruguay tuviera una computadora portátil y conexión a internet con contenidos educativos y acceso a impensables horizontes. O como DragonBox, una app matemática desarrollada por el maestro de matemática Jean-Baptiste Huynh, en la que colabora nuestro compatriota Gonzalo Frasca. Otros ejemplos son más lejanos, como la compañía tecnológica Makeblock, basada en Shenzhen, que desarrolla herramientas educativas integrales para aprender programación, ingeniería y matemática que incluyen robots y drones educativos que arman los chicos y programan en Scratch. Lego también tiene programas similares. Hay muchísimos otros.

Pero hoy les quiero contar de un nuevo experimento chino que es el de mayor escala hasta ahora de Inteligencia Artificial en Educación. Dependiendo de cómo funcione, podría cambiar la forma en que aprendemos. En mi opinión tiene varios pros y contras, pero sin duda, sería óptimo en combinación con otros métodos.

Se trata de Squirrel AI Learning, una plataforma de aprendizaje adaptativo que utiliza inteligencia artificial. Squirrel fue fundada en 2014, y tiene su sede en Shanghai. Depende del grupo Yixue, quien tiene la propiedad intelectual del algoritmo. Según ellos mismos se describen, así como Alpha Go simuló un maestro de Go, esta plataforma simula un maestro humano, proveyendo a cada estudiante de un plan de aprendizaje adaptado a sus necesidades personales, que es, según ellos afirman, entre 5 y 10 veces más eficiente que el método tradicional. Los cursos son dirigidos a estudiantes de primaria y secundaria y cubren las materias de Chino, Matemática, Inglés, Física y Química. Hasta ahora, Squirrel ha abierto más de 1700 escuelas y tiene más de 3000 educadores en más de 200 ciudades a lo largo de más de 20 provincias y regiones autónomas de China.

La parte económica de Inteligencia Artificial aplicada a la educación no es despreciable, según el sitio Market Brief durante 2018 se han invertido un poco menos de 1000 millones de dólares en todo el mundo en este rubro, y se estima que esa cifra se va a sextuplicar para 2025.

Pero ¿en qué consiste este método tan revolucionario? Una de sus principales innovaciones es su molecularidad y escala. Los conceptos se dividen en lo que ellos llaman “puntos de conocimiento” atómicos, es decir, los más básicos e indivisibles posibles. Ahora, ¿en qué se diferencia este método de, por ejemplo, Khan Academy? O más generalmente, ¿en qué se diferencia de las MOOC, llamadas así por sus siglas Massive Open Online Courses, que no tuvieron el resultado esperado?

La diferencia está en que el sistema Squirrel puede hacer distintos modelos de aprendizaje para cada estudiante, mediante un rápido cuestionario, puede buscar alumnos con perfiles semejantes y ofrecer asesoramiento que ya ha tenido éxito en otros chicos, y también tiene un feedback inmediato que hace que cada estudiante pueda ir a su propio ritmo, más rápido o más despacio, según su comprensión de cada tópico.

Uno de los directores de la parte de Inteligencia Artificial de Squirrel, Tom Mitchell, profesor en la Facultad de Computer Science en Carnegie Mellon, cuenta que, si bien esto ha aumentado enormemente el compromiso y la rapidez de aprendizaje de los estudiantes, no estamos ni cerca de agotar todas las posibilidades que la Inteligencia Artificial puede brindar en combinación con otras técnicas. Por ejemplo -dice- en un futuro cercano el uso de reconocimiento facial, podría detectar si el estudiante está feliz, aburrido, frustrado, se siente desafiado, y podría adaptar el camino de aprendizaje de acuerdo a esto.

¿Esto marca el fin de los maestros? En mi opinión, de ninguna manera. Noten que en ningún momento usé la expresión “aprendizaje personalizado” sino que utilicé “aprendizaje adaptativo”. Las diferencias pueden ser sutiles, pero son profundas. Un algoritmo puede marcar el mejor camino para llegar de un punto a otro planificado conociendo tus puntos débiles y fuertes, pero sólo un maestro bien preparado puede inspirarte a ir a un punto que no está aún predeterminado, que tal vez ninguno de los dos conoce. Sólo un buen maestro puede hacerte descubrir nuevos horizontes y animarte a ir por ellos. En definitiva, un buen maestro puede cambiarte la vida. Y eso, todavía, no lo logra ningún algoritmo.


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Emitido en el espacio Tiene la palabra de En Perspectiva, miércoles 18.09.2019

Sobre la autora
Jana Rodríguez Hertz es una matemática uruguayoargentina radicada en Shenzhen, China. Profesora en la Universidad de Ciencia y Tecnología del Sur, SUSTech. Vicepresidenta por América Latina y el Caribe de la Organización de Mujeres en Ciencia para el Mundo en Desarrollo (OWSD por sus siglas en inglés), dependiente de Unesco.

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