
EC —Hablando de estas cosas, tengo otra frase suya: “No digo (que debamos) ser obsecuentes, claro que hay que ser crítico, pero nuestra responsabilidad es defender a nuestros gobiernos, sean a nivel nacional o departamental”. Con esa visión, en este contexto de hoy, ¿se lo puede ver a usted como el candidato que si llega a la presidencia del FA resultará más “amable” para el gobierno Vázquez?
JM —No, no lo querría calificar así, no creo que sea necesariamente así. Lo que sí creo es que tengo una fuerte capacidad de diálogo entre la fuerza política y el gobierno. No voy a hablar de mí mismo y alabarme a mí mismo, pero se conoce mi trayectoria de diálogo, incluso en temas bastante complicados para generar diálogo, he demostrado ser un tipo de diálogo. Y tengo una capacidad de diálogo con el gobierno; de hecho hoy pertenezco al Poder Ejecutivo, soy secretario de Derechos Humanos de la Presidencia de la República, soy una persona de gobierno. Si llego a la presidencia del FA voy a dejar el cargo de secretario de Derechos Humanos, pero la capacidad de diálogo con el gobierno creo que la tengo. Y también creo tener capacidad de diálogo con el movimiento social. He vivido muchos años en esos procesos de diálogo.
EC —A partir de la experiencia que fue para usted la propia campaña electoral, ¿los objetivos hoy son los mismos? ¿Para qué quiere ser presidente del FA? ¿Las razones son las mismas hoy que cuando empezó en esta aventura?
JM —Sí, sin duda. Creo que es la hora del fortalecimiento del FA, del fortalecimiento de los partidos políticos, creo que es fundamental para el sistema democrático, para la institucionalidad política del país tener partidos políticos fuertes. Y el FA necesita claramente fortalecerse, ese es el desafío mayor. Por eso me propongo dejar el cargo de gobierno para venir a la fuerza política, acá hay que renovar una fuerza política que es fortísima, lo que tiene que hacer una presidencia del FA es ser un articulador. He insistido mucho en transitar la huella de Seregni, esto es, la búsqueda de los consensos, de los espacios de deliberación de puntos de vista disímiles pero que buscan llegar a acuerdos, hacer síntesis política. Para eso se necesita articular, generar condiciones de diálogo, por eso pongo en juego mi carácter de independiente dentro del FA como garantía de acercamiento, de articulación, de confianza entre los sectores y entre los sectores y el movimiento, y el fortalecimiento del FA movimiento, del frenteamplismo.
EC —Supongamos que usted ya es presidente del FA o que hubiese sido presidente del FA a principios de este año, en el trámite del proyecto de la Ley de Rendición de Cuentas con paquete de ajuste fiscal incluido. ¿Qué habría cambiado? Se lo pregunto porque hay toda una tirantez que se mantiene incluso en este momento. Cuando ya el proyecto está en el Parlamento, en la comisión correspondiente de la Cámara de Diputados, todavía hay sectores del FA planteando discrepancias, otras ideas, parece que no está cerrado ese texto todavía.
JM —Justamente, eso se debe a la falta de conducción.
EC —Por eso le preguntaba. ¿Entonces?
JM —Eso se debe a la falta de conducción. Por falta de conducción, de deliberación y de reconocimiento y legitimidad de una conducción, no se logró hacer una síntesis. Eso es lo que me preocupa. El presidente Vázquez se reunió con el Secretariado, se llegó a un acuerdo, el subsecretario de Economía ha sido muy enfático en esto, Ferreri, pero aun cuando se llega a acuerdos aparecen grupos que plantean, por la suya –y creo que también por coyunturas– posiciones propias. Esto es uno de los déficits del FA, notoriamente, déficit de conducción, de deliberación para buscar una posición única. Posición que tiene que ser de consenso, que no puede ser de imposición, que tiene que ser la búsqueda de los acuerdos, y después todo el mundo alineado, todo el mundo con una sola voz. Si no, se generan estas disonancias que son muy malas para el FA, para la conducción política en general y por supuesto para el país.
EC —Pero ¿cómo se cambiaba en este caso concreto? Porque el gobierno llevó adelante reuniones con el FA. ¿Entonces?
JM —Claro, pero el déficit lo tenemos a nivel de Frente y a nivel de conducción. Hicimos un buen proceso de discusión, se hizo una propuesta de estabilización fiscal que lanzó todo el Poder Ejecutivo, no el presidente de la República, no el ministro de Economía, el Consejo de Ministros con el presidente de la República hace una propuesta de consolidación fiscal. Uno podrá estar más de acuerdo o menos de acuerdo, pero era una propuesta seria. Esa propuesta se presenta 40 días antes de que el proyecto de Rendición de Cuentas ingrese al Parlamento, se desarrolla un proceso de conversación que llevó a modificar, por ejemplo, las escalas de ajuste del IRPF. Era un proceso sano, había que dar ese proceso de deliberación y llegar a un acuerdo, que fue lo que se hizo. Luego, una vez ingresada la propuesta de Rendición de Cuentas, surgen estos juegos que tienen más que ver con lógicas sectoriales que le hacen mal al Frente y en consecuencia no nos ayudan democráticamente.
EC —¿Sigue en campaña hasta el sábado mismo?
JM —Sí, por supuesto. No hay orden de desensillar hasta el domingo.
EC —Hasta el último minuto.
JM —Pero vale la pena, realmente vale la pena.
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Transcripción: María Lila Ltaif









