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Entrevista central, lunes 13 de febrero: Rodrigo Arim

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EC —No hay una sola fórmula.

RA —No hay una sola fórmula. Y este año paradójicamente la India, la democracia más multitudinaria del mundo, está discutiendo la posibilidad de migrar todo su sistema de protección social hacia un esquema de renta básica universal. Es un tema que está en la agenda pública.

EC —Se llega a ese extremo, transformar todo el sistema de protección social y sustituirlo por la renta básica universal.

RA —Esa es una de las propuestas.

***

EC —¿Hay una idea de cuál sería el monto de una renta básica universal?

RA —No, es parte de la discusión. Por ejemplo […], un filósofo que a comienzos de los 90 comenzó con esta idea, establece en forma expresa que la renta básica universal no implica un nivel de consumo mínimo asociado a niveles de requerimientos mínimos. No necesariamente implica estar por encima de la línea de pobreza, puede implicar o no, pero determinar cuál es el umbral de razonabilidad de una renta es parte de la discusión pública y parte de una discusión mucho más contextual de la capacidad que tienen los Estados para sostener este tipo de políticas.

EC —Este número que se está ensayando en Finlandia, 560 euros, ¿es una referencia?

RA —Ese número proviene de la experiencia de la propia Finlandia. Finlandia hoy tiene dos características, tiene un desempeño económico razonable, con algunas dificultades en los últimos tiempos, una tasa de desempleo de cerca del 8 %, un sistema de seguridad social de tipo escandinavo, con un amplio nivel de cobertura, y fijó el umbral de forma tal que quienes están hoy en el experimento –porque es un experimento lo que están haciendo, son 2.000 ciudadanos finlandeses que están recibiendo este beneficio– reciban exactamente lo mismo que hoy están recibiendo en el seguro de desempleo. Ese es el argumento del monto, viene del propio experimento. Hay algunas partidas adicionales que no están en cuestión, que hay en Uruguay también, si uno tiene hijos, si está desempleado recibe una partida adicional, etcétera, pero el núcleo duro a ese nivel tiene que ver con la prestación social asociada al desempleo común para todos.

EC —¿Cómo se financia un sistema como este? Sobre todo cómo se financia en países como el nuestro, con déficit fiscal alto, etcétera.

RA —La respuesta no es absoluta, depende de su instrumentación. Ahí vamos de vuelta a las versiones de la renta básica universal. Si vamos a un esquema como el que plantean algunos partidarios –posiblemente más centrados en lo que podría ser el espectro de la derecha de los partidarios de la renta básica universal–, según los cuales lo que hay que hacer es sustituir todas las prestaciones del Estado, o las sustantivas, por una renta básica universal, podríamos llegar a la conclusión de que se autofinancia. Una participación del Estado en torno al 30 % en las economías desarrolladas, si se reformulara todo el sistema de prestaciones sociales de manera que se transforma todo en una tasa única para todos los ciudadanos, podría estar autofinanciado.

EC —Por ejemplo, en el caso de Uruguay no existiría más el seguro por desempleo, no existirían más las asignaciones familiares… ¿Qué otras cosas?

RA —Podría estar en cuestión también todo el sistema contributivo, las jubilaciones y pensiones. En este esquema.

EC —O sea, la renta básica universal se aplicaría a lo largo de toda la vida de la persona.

RA —Sí. No estoy defendiendo ese tipo de diseño, pero es parte de lo que se discute a nivel internacional. El Estado financia el piso básico, y por encima de ese piso básico, los recursos que obtienen los ciudadanos son responsabilidad de los ciudadanos. Hay versiones menos extremas.

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