
EC —Eso es autocrítica, no llegaron a dar ese otro paso, no pudieron.
SN —No es que hayamos dejado ese paso por el camino, creemos que está pendiente consolidar la organización social. De hecho, promover la participación está entre nuestras competencias.
EC —¿Qué pasó? ¿Por qué no pudo darse ese componente, el de la organización del barrio o de la gente para que gestionara ella misma este tipo de ventajas o de mejoras?
SN —Hay que tener una figura jurídica que nos permita ceder ese espacio a una organización para que genere determinadas actividades. Los vecinos de nuestra zona, la mayoría con los que nos reunimos en este proceso, por sus horarios de trabajo, por su trabajo irregular, independiente, de repente no podían dedicarse todo el tiempo a eso, pero aparte no es un barrio cualquiera donde uno hace una comisión y todos los vecinos vienen y participan. Tiene la complejidad de que hay vecinos que quieren que determinadas cosas funcionen y otros que no.
EC —En particular, parecería bastante lógico, a partir de la experiencia de otros lugares del Uruguay y del mundo, que a estas bandas del crimen organizado no les sirva que el Estado efectivamente penetre, se haga notar y beneficie con sus servicios a la población. De algún modo tienen esa pulseada ustedes.
SN —Por ejemplo, cuando estaba en obra el anfiteatro de Marconi quien hacía las sereneadas era un vecino. Hubo que buscar un referente del barrio, un vecino del barrio, para que se implantara en la obra de noche para que la empresa pudiera trabajar, para generarle garantías a la empresa para que la obra se pudiera hacer. Algo parecido nos pasó con el CAIF, cuando se fue a instalar la obra de CAIF nos dijeron “no podemos implantar la obra porque hay alguien que dice que es propietario del bien”, cuando en realidad el bien era de la Agencia Nacional de Vivienda, que se lo había cedido al Plan CAIF. Esas cosas se dan en el barrio y esas son las barreras que tenemos que ir sorteando diferente que en otros lugares. De repente en otro lugar yo quiero hacer una plaza, la licito, se implanta la obra y se hace. No en todos los lados es igual y en Marconi no es igual.
EC —¿Entonces?
SN —Creemos que eso no nos tiene que detener en seguir construyendo ciudad. Llegamos a Aparicio Saravia y es como que la ciudad se termina ahí. La ciudad tiene que ser igual para todos, de la misma calidad para todos, todos tenemos los mismos derechos y es en eso que tenemos que trabajar, en los derechos de todos. Todos tenemos derechos y obligaciones como ciudadanos, pero fundamentalmente en esta parte de la ciudad están muy vulnerados los derechos. Hay una parte de la población, la mayoría de la población, que necesita poder acceder a los derechos. Sobre todo porque en nuestro territorio tenemos, al revés que en otros territorios, la mayor cantidad de jóvenes. Si miramos una gráfica y decimos que somos un país de viejos, en nuestra zona (Casavalle, Marconi), en nuestra periferia, la mayoría de la población es joven.
Esos jóvenes son el futuro, para esos jóvenes tenemos que trabajar, en educación, en oportunidades, en derechos. Cuando hubo un problema en Casavalle antes de que se inaugurara la plaza, un chiquilín en la recorrida con la prensa decía: “Ustedes creen que saben cómo nosotros vivimos, pero en realidad ustedes no viven acá”. Tiene toda la razón, nosotros no sabemos lo que ellos viven día a día. Lo miramos desde nuestra perspectiva, desde nuestro conocimiento, desde nuestros saberes, y podemos opinar “¿por qué no hacen tal cosa?, ¿por qué no viven de tal forma?”, y de repente nosotros tenemos esas capacidades pero ellos no. Esas oportunidades, esos derechos es lo que tenemos que articular interinstitucionalmente para nosotros como municipio hacer nuestra parte, y con el resto del Estado para que esos derechos le lleguen a la gente oportunamente.
EC —Hay una cantidad de instituciones privadas también, de ONG, trabajando en la zona. No es solo el Estado.
SN —Sí. Por eso mismo, creo que debiéramos monitorear. En el plan Siete Zonas se previeron para Marconi unas 10 medidas. Yo hoy no tengo el monitoreo de qué cosas de esas que se plantearon, como por ejemplo que los que no tenían cédula la tuvieran, que los que no accedían a plan CAIF pudieran tener los niños en el plan CAIF, ver cómo hacer para que los jóvenes que no estudian ni trabajan o estudien o trabajen, ya sea en lo formal o en otras cosas, o en cursos como tiene ahora UTU, algunos cursos de capacitación para el trabajo. Creo que ese es el rol que nos toca como Municipio, como tercer nivel de gobierno que estamos más cerca de los vecinos: el de Municipio articulador de políticas.
EC —Sí, pero usted recién decía “no tengo una evaluación de cuánto de lo que el plan Siete Zonas preveía para el Marconi se ha cumplido”.
SN —Pero por ejemplo, antes de que el Plan Casavalle se instalara en la zona las políticas públicas existían en la zona, no se articulaban. Hoy lo que hemos logrado con la Mesa Interinstitucional es reunirnos una vez por mes y cada uno desde su lugar dice “yo puedo esto, tengo planificado esto de mi presupuesto”. Yo no controlo al otro lo que hace, pero planificamos y articulamos todos en una misma dirección para que el resultado se vea. Y de hecho, pese a lo poco que hemos podido hacer –porque no hace mucho tiempo que está instalado–, el articular interinstitucionalmente y conformarnos en una mesa le ha dado premios al plan, es el primer plan parcial que se hace en una zona periférica. Tenemos cosas que tenemos que ir sistematizando que son positivas, que no estamos tan equivocados. Hay mucho por hacer, indudablemente, pero tenemos que seguir trabajando y construyendo.
Video externo
"Yo soy Marconi", de Don Cony, realizado en la Usina Cultural Casavalle
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Transcripción: María Lila Ltaif









