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Entrevista central, martes 29 de agosto: Andrés Rombolá

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EC —Pero ¿ustedes salieron a los medios porque estaba en riesgo la credibilidad de la empresa, porque esa elección estaba siendo a su vez muy cuestionada, muy polémica?

AR —Porque entendimos que no era lo correcto. Para nosotros había que decir cuál era el resultado que había arrojado la elección, simplemente era aclarar cuál era nuestra verdad.

EC —Luego de ese entredicho, el CNE de Venezuela anunció que rompía la relación con Smartmatic. La presidenta del CNE, Tibisay Lucena, remarcó: “No es una empresa privada radicada fuera del país la que garantiza la transparencia y credibilidad del sistema electoral venezolano”, y recordó que Smartmatic “participó de todas las auditorías, colocó sus claves para el cifrado de los archivos y protección de las aplicaciones que se desplegaron en la plataforma electoral”. Dio a atender que Smartmatic había validado la seguridad de las elecciones.

AR —Para aclarar, el propietario del sistema es el Estado venezolano, que es también el propietario de las máquinas y de los dispositivos biométricos, ha adquirido todo. En todas las elecciones anteriores hubo fiscales de los partidos opositores, en esta elección no hubo fiscales de los partidos opositores porque no hubo oposición. Es como si hiciéramos una elección en esta mesa, y estás tú, Emiliano, está Juan y hacemos una votación. En definitiva estamos votando todos por nosotros y cuando termine la elección definimos qué número ponemos. No se hicieron todas las auditorías que se sugirieron y los sistemas no estuvieron armados de la manera en que se habían armado en todas las elecciones anteriores. Esto lo pueden leer porque hay muchas cosas ya escritas, muchos periodistas han investigado y han escrito realmente cómo fue el tema.

EC —Tengo entendido que la empresa decidió evacuar a todo su personal de Venezuela. ¿Es correcto eso?

AR —Algunos ejecutivos sí salieron.

EC —En realidad la empresa tiene una larga vinculación con Venezuela. Fue fundada en 2000 en Estados Unidos, pero el CEO, Antonio Múgica, y el presidente, Róger Piñate, son venezolanos. Además, allí en Venezuela han tenido uno de los puntales de su desarrollo. Entre 2004 y 2015 participaron en 14 elecciones, incluidas la elección del presidente Nicolás Maduro en 2013 y la victoria de la oposición en la Asamblea Nacional en 2015. ¿Esta es la primera vez que terminaron en conflicto con las autoridades?

AR —Como se sucedieron los hechos, esta es la primera vez que existe un conflicto. El sistema de Venezuela está perfectamente montado, tiene todas las redundancias de seguridad, tiene 13 auditorías por cada una de las elecciones que se han realizado. Cuando uno mira este sistema y ve la votación en que la oposición ganó la mayoría en la Asamblea por 84 votos en Aragua, y Aragua era un estado que estaba gobernado por el chavismo, entonces la realidad es que las máquinas cuentan bien, el sistema es a prueba de cualquier intrusión y de cualquier valla, y se ganó por 84 votos. Con lo cual el sistema no es manipulable. Y en esta última elección no hubo una manipulación del sistema, lo que hubo fue que el sistema contó A y se anunció C. Ahí no hay más vuelta para darle, es como explicaba antes, si hacemos una elección en papel y contamos los votos, los votos son 10, y yo digo que fueron 15, puedo decir cualquier cosa. Eso es lo que pasó.

***

EC —En marzo de este año usted hizo una ronda de contactos con todos los partidos políticos uruguayos, la Corte Electoral y la Agesic, promoviendo la introducción del voto electrónico en nuestro país. ¿Qué impresión se llevó de esos encuentros?

AR —La impresión fue muy buena, la recepción de los presidentes de todos los partidos políticos fue muy favorable, todos se mostraron a favor del sistema, pero lo ven más a largo plazo, no le ven una implementación inmediata. En muchos casos dicen que no hay tiempo para 2019.

EC —¿Ustedes entienden que sí, que daría el tiempo, que en 2019 podría votarse electrónicamente en Uruguay?

AR —Sin ningún tipo de problema. Armar todo el proceso electoral no lleva más de seis meses. Lo que sí puede llevar más tiempo es que la tecnología esté disponible para que la ciudadanía empiece a practicar, que haya máquinas en distintos puntos del país y que la gente pueda practicar y votar. Se pueden armar simuladores para que la gente pruebe por internet o en su celular, para que se familiarice con esta nueva forma de votar.

EC —Entonces no se llega.

AR —Sí, se llega tranquilamente, todavía estamos en 2017, tenemos todo 2018 para que la gente pruebe, para armar toda la elección, para probar toda la tecnología sin ningún inconveniente.

EC —En cualquier caso, aun si las autoridades aceptaran ir por este camino, habría que pasar por un proceso de compra habilitado por la normativa vigente, habría que ir a una licitación, por ejemplo, y ustedes participarían pero serían uno de los ofertantes, nada más.

AR —Es así en todos los países donde estamos.

EC —Claro, lo digo porque eso también cambia los plazos, introduce demoras, procesos de ese estilo generan meses y meses que van en esta parte previa.

Pero concretamente, ¿de qué estamos hablando de la propuesta para Uruguay? ¿Es voto electrónico o es una serie de componentes de este proceso?

AR —Básicamente la propuesta abarcaba el voto electrónico. Pero me gustaría contarles qué es el voto electrónico, porque he escuchado infinidad de cosas, uno a veces dice “qué desinformación que hay”.

EC —Está bien, vamos a explicarlo. En principio la gente piensa que voto electrónico es ir a un cuarto secreto donde hay una máquina y hay que apretar botones y de esa manera se vota.

AR —Sí. Generalmente con el voto electrónico el cuarto secreto desaparece, porque las máquinas están frente a las autoridades electorales, lo que sí tienen es un panel que recubre para que no se pueda ver lo que uno está votando. Primero, no hay que imprimir más boletas; los partidos grandes ya tienen estructura, tienen una capacidad logística, tienen muchas elecciones encima, entonces tienen una logística de distribución de boletas. Lo cual no quiere decir que les sea fácil, pero la tienen armada, ya lo han hecho.

EC —Cuando habla de boletas se refiere a lo que nosotros llamamos hojas de votación o listas. Efectivamente, en Uruguay esa es toda una parte compleja y cara de la campaña electoral, la impresión, la distribución, el ensobrado de listas.

AR —Cuando pregunto por la cantidad de listas que se imprimen, hay aproximadamente 2,8 millones de votantes en Uruguay y a veces se imprimen más de 300 millones de listas. Más el costo después de repartir las listas, de tener gente repartiendo en las distintas esquinas. Ahí se gasta muchísimo dinero.

EC —Y la organización que requiere después que esas listas u hojas de votación estén efectivamente disponibles en todos los cuartos de votación, porque esa tarea les corresponde a los partidos y a los sectores, ir abasteciendo de papeletas a los distintos locales.

AR —Y tener fiscales que estén todo el día sentados en los centros de votación y estar constantemente verificando que estén esas listas.

EC —Usted dice que el voto electrónico deja todo eso por el camino, no hay que armar toda esa logística y no hay todo ese gasto con las papeletas de votación. De todos modos, algo de papel hay en el voto electrónico, aclarémoslo.

AR —A eso iba. Primero, los partidos más chicos saben que su boleta va a estar en todos lados, porque está dentro de la máquina y de la máquina se imprime. Y ese voto que se imprime se deposita en la urna. El voto electrónico tiene una redundancia: está el voto en papel, que está en la urna, y también queda registrado en la máquina.

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