
EC —Dice una oyente, Marcela: “Me gusta la idea, pero pienso en toda la gente mayor que no se lleva mucho con la tecnología. ¿Será fácil para ellos un sistema así?”.
AR —El sistema es muy amable para la gente mayor, se ve claramente, la selección es muy simple, tiene que tocar la pantalla. Y en las primeras elecciones pueden llegar a tener asistencia de los presidentes de mesa. Y aparte de que se hace esto, se empieza el proceso para que la gente practique, practique en su casa, en una computadora, en el supermercado, en distintos lados donde se puedan poner máquinas electorales para que la gente se amigue con la tecnología. Es como los cajeros automáticos, es como entrar a la página de internet de un banco para pagar las facturas. Es muy fácil de adoptar.
JG —Y hay otra razón, porque la Corte Electoral no solo hace las elecciones nacionales cada cinco años, sino que también hace elecciones de la Universidad de la República, que son varias en el período de cinco años, y elecciones del BPS, por ejemplo. Esas elecciones son bastante menos críticas que las elecciones nacionales, de modo que habría oportunidad de probar el sistema muchas veces antes de la elección nacional.
AR —Tengamos en cuenta no solo las generaciones mayores, sino las nuevas generaciones de chicos que vienen, estas nuevas generaciones digitales. Hoy los chicos agarran un libro y aprietan las palabras para ver qué pasa, las redes cada vez tienen menos lectura. En las redes como Instagram es todo visual. Estas generaciones están acostumbradas a lo instantáneo, no les entra en la cabeza que haya que esperar 10 días para tener un escrutinio definitivo.
EC —Otra pregunta de la audiencia, que plantea Mario: “¿El voto electrónico me asegura solo rapidez? ¿Hay que ir a él por el mero hecho de que es tecnológico, porque es lo nuevo?”.
JG —Costo, el costo es muy importante.
AR —El voto electrónico particularmente asegura la rapidez, la precisión y tener una redundancia en los resultados que de otra manera no tenías, porque tenés todo contado electrónicamente y además tenés todo el papel de respaldo. Eso hace que las elecciones sean mucho más seguras y mucho más confiables, aunque la confiabilidad, como ustedes remarcan y está claro, no es un problema en Uruguay, porque el sistema electoral uruguayo es muy respetado.
EC —Tengo mensajes que son lapidarios en ese sentido: “El voto electrónico es una propuesta snob que no aporta nada y atenta contra la credibilidad de uno de los sistemas electorales más sólidos del mundo, el uruguayo”, dice Gonzalo de Pocitos.
JG —Ahorra esa cantidad absurda de listas que es necesario imprimir. Eso se ve en el bolsillo de los partidos políticos y en los de todos los militantes que tienen que repartir las listas y en todas las listas que aparecen por la ciudad por todos lados. Ahorra, simplifica una cantidad de cosas.
EC —Tan entusiasmado estás que podría agregar que preserva el medioambiente.
JG —Preserva el medioambiente.
EC —Evita un gasto de papel desmesurado.
JG —Y en una segunda instancia se agregaría un voto por internet, no tendrían ni siquiera que concurrir al lugar.
AR —Pero lejos de ser snob, creo que es al revés, el voto electrónico permite a los partidos políticos más pequeños tener la misma representación que los partidos políticos más grandes y no tener que gastar en una estructura de fiscalización monstruosa, porque realmente no se requiere. Y pueden tener las mismas posibilidades de crecer que los partidos más grandes.
JG —Sí, en general no pueden tener un delegado en cada una de las 10.000 mesas.
AR —No llegan, por una cuestión de escala.
EC —¿Y qué pasa con el costo? ¿Hay un presupuesto de cuánto implica la implantación en Uruguay de un sistema como este y en cuántos años se amortiza esa inversión, si comparamos, por ejemplo, con esos gastos en papel y el sistema tradicional?
AR —Estoy completamente convencido de que si hacemos una cuenta de cuánto se gasta en las elecciones en papel, no solo lo que gasta el Estado, sino lo que gastan todos los partidos políticos, se puede ahorrar muchísimo dinero. Y las máquinas no hace falta adquirirlas, se puede vender el servicio por la elección.
EC —Se puede vender el servicio por la elección…
AR —Claro, alquilamos las máquinas para la elección y se provee un servicio llave en mano. Ponemos el soporte técnico, entregamos las máquinas, armamos el software, damos el soporte técnico el día de la elección, ponemos el software de escrutinio y luego, cuando termina la elección, eso fue un servicio, se compra como un servicio. El Estado también puede elegir comprar las máquinas o armar su propio sistema de escrutinio. Nosotros podemos avanzar hasta donde nos dejen y podemos hacer un pedazo de la elección o lo que se quiera ir modernizando. Porque por ahí se quiere tener primero un padrón biométrico, luego poner las máquinas y luego poner un software de escrutinio. Puede ser gradual también.
EC —Un oyente preguntaba qué pasa con las máquinas entre elección y elección, “¿quedan todas guardadas en un depósito?”.
JG —No, hay muchas elecciones intermedias.
AR —Eso es parte de armar un plan de negocios, estudiar cuántas elecciones hay, en cuántas elecciones se puede usar, y ver qué conviene más. Ahí se hará la cuenta si conviene más que se contrate un servicio o que se adquieran las máquinas. Pero las máquinas duran más de 10 años.
EC —Pregunta Palmira: “Están hablando del voto electrónico para uruguayos que viven en Uruguay. Muy bien, estoy de acuerdo, me parece un avance. Ahora, pregunto: ¿y los uruguayos que vivimos en el exterior? ¿Los que vivimos en el exterior y no siempre podemos ir a votar allí?”. ¿Qué alternativas hay para el voto a distancia?
JG —¡Internet, por favor! ¿Qué importa? Si hay voto por internet no importa en qué lugar del planeta se esté.
EC —Acá sí que aparece el problema de las garantías, ahí sí que creo que va a haber más de un preocupado.
JG —¿Por qué?
AR —Para las personas que viven en el exterior, tranquilamente se puede implementar el voto por internet. Lo hicimos en Estonia, donde votaron más de 171.000 electores y el 10 % del padrón electoral votó por internet. Esos electores que están en el exterior se registran previamente, quedan registrados por las autoridades electorales. Nosotros vamos acompañando cualquier cambio que se haga en las leyes, no podemos hacer las leyes, tenemos que adaptar los sistemas a las leyes de cada uno de los países. Entonces las personas se deberían registrar, los ciudadanos uruguayos que viven en el exterior, una vez que están registrados se arma todo un sistema encriptado y cifrado desde donde van a poder votar. Sin ningún problema se puede hacer eso por internet, Smartmatic lo ha hecho en Estonia y eso nos ha dado un gran prestigio en toda la parte de encriptación de votos.
EC —O sea que ese voto es seguro.
AR —Es completamente seguro.
JG —Sí, estoy de acuerdo.
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EC —Aparecen este tipo de objeciones: “El reparto de listas y la logística de delegados activan la vida partidaria. Si se va a un sistema como este del voto electrónico eso desaparece, de algún modo se genera más apatía, más desinterés, desmovilización”.
AR —No veo qué me moviliza cuando me dejan en mi casa cuatro sobres con una lista de un partido que no voy a votar, por ejemplo.
EC —Pero es un detalle interesante, hay partidos, hay grupos que consideran el reparto de listas fundamental en la movilización.
AR —Cada país tiene su folclore y entiendo que hay un folclore electoral muy fuerte alrededor de esas listas. De hecho hemos tenido charlas con la juventud de algunas agrupaciones que hablan del folclore de estar doblando listas un fin de semana y tomando mate. Entiendo ese folclore, pero también hay que pensar en las generaciones que se vienen, en estas generaciones digitales. Nosotros ya tenemos diseñado un sistema de votación a través de una aplicación en un celular donde te valida la identidad por una foto, por una selfie. Eso son las generaciones que vienen.
EC —Podría llegar a votarse así incluso.
AR —Podría llegar a votarse así, mediante una validación por una selfie que valide contra la foto de la cédula de identidad que tengo en el registro nacional de las personas.
JG —O por el ojo, por el iris, por ejemplo, como ya se empieza a usar en algunos teléfonos.
AR —Dicen que el iPhone 8 se abre por un reconocimiento facial.
JG —Sí, sí.
EC —Después de las conversaciones con los partidos políticos, Corte Electoral, Agesic, ¿en qué quedó este tema en Uruguay?
AR —El tema quedó en seguir avanzando, sin una agenda concreta. Como todas las cosas, se puede empezar a hacer una prueba piloto, se puede empezar en una escala pequeña y que la gente lo vaya viendo y vaya viendo cómo funciona. A nadie se lo puede obligar al cambio, los cambios no llegan de una manera forzada, sino que llegan de una manera paulatina y con la aceptación de la ciudadanía. Nosotros estamos dispuestos a colaborar y a contribuir con cualquier cosa que quiera hacer Uruguay en la modernización de las elecciones. Hoy en América Latina de 12 países, hay ocho que ya están trabajando activamente en modernizar parte de sus elecciones. Brasil es un ejemplo con voto electrónico completo, Venezuela lo mismo.
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Transcripción: María Lila Ltaif









