Foto: En Perspectiva
¿Cómo les suena la palabra “apátrida”?
Seguramente me contestarán que les suena a crueldad, a dolor, a grandes dificultades para la vida cotidiana. Pero además es muy probable que les parezca algo antiguo, anacrónico, de otra época.
Sin embargo, no es así.
Hoy existen apátridas en el mundo.
A mediados de febrero, Daniel Ortega dio un paso más en su escalada autoritaria al frente del gobierno de Nicaragua cuando liberó y expulsó a Estados Unidos a 222 opositores presos, a quienes despojó de su nacionalidad y derechos políticos. Unos días después, declaró "traidores a la patria" a 94 opositores que ya estaban exiliados, entre ellos los escritores Sergio Ramírez y Gioconda Belli, quienes fueron despojados de su nacionalidad y fueron inhabilitados de por vida para ejercer cargos públicos.
Desde entonces varios de estos “apátridas” vienen recorriendo el mundo para aumentar la presión sobre Ortega y lograr la liberación de los presos políticos que todavía están encarcelados.
Una integrante de ese grupo está en estos días en Uruguay justamente para mantener contactos con partidos políticos y organizaciones sociales.
Es Mónica Baltodano, historiadora, ex comandante del Frente Sandinista de Liberación Nacional, quien ocupó cargos políticos durante el primer gobierno de Ortega, luego de la caída del régimen de Anastasio Zomoza, pero hace décadas se ubica en la oposición. Conversamos En Perspectiva con ella.
Destaques de la entrevista:
- "No pensamos nunca que cada acción que ha ido cometiendo Ortega, llegara a tanto. Cuando se dieron las capturas de 2021 no pensamos que tuviésemos que salir del país, pero cuando los presos que fueron capturados no los presentaron y pasaron los meses dijimos: Esto va para más represión. Cada acto que él ha cometido nos parece que va a ser el máximo pero sigue escalando".
- "Mi esposo y yo somos parte de los 94. Nos suspendieron la pensión de jubilación. Tomaron posesión de nuestras casas. Literalmente la afectación es total. Tuvimos que recurrir a ayuda de amigos que nos enviaron recursos".
- "Estando recientemente en Brasil, un amigo me decía que tal vez no es que Daniel Ortega hubiera cambiado, sino que se había revelado tal cual es".
- "El cóctel que forman ambos (Ortega y su esposa) explica los niveles de crueldad a los que han recurrido para castigar a los que piensan diferente y particularmente a los que se desprendieron del Frente Sandinista, que son particularmente castigados".
- "Ellos se han construido un relato de su vida, de su participación en la lucha exagerando el rol de Rosario y el del mismo Daniel Ortega, a quien presentan como el actor principal de la revolución y se quieren apropiar de ella. También lo han venido combinando con elementos mesiánicos. Ortega tiene dificultades, por su salud, de tener contacto directo con la población. Han construido una imagen mítica, sin contacto con la gente pero que viene siendo casi como un dios. Cada ciudadano nicaragüense que recibe algo del Estado, de una alcaldía o de una institución, tiene que decir: "Gracias a dios, al comandante Daniel y a la compañera Rosario esto lo estamos recibiendo". Y lo repiten una y otra vez. Aunque él no está más presente con la gente es como si estuviera detrás iluminando todo lo que ellos hacen y lo que ella decide que es la que cotidianamente está en las decisiones principales del Estado".
- "No es cierto que él gobierna con la izquierda, él gobierna con quien le conviene y le respalda. Algunos verdaderamente con historias atroces. En la oposición también hay una variedad de posiciones".
- "Las atrocidades del régimen de Daniel Ortega han venido aclarando a una parte importante de estas izquierdas de que no pueden seguir apoyandolo. No porque tenga políticas de derecha, sino porque el tema de los Derechos Humanos ya debería ser a estas alturas de siglo XXI, un tema que se debería poner por encima de las diferencias ideológicas. Este no es un asunto de izquierdas y derechas. Si alguien comete las atrocidades que Daniel Ortega está cometiendo, debería de haber una concertación independiente de las ideologías para rechazarla y llamar al orden. En el caso de Nicaragua la desnacionalización, el destierro al que ha sometido a 317 nicaragüenses es como una gota que derramó el vaso y ha hecho que algunos gobiernos que no se habían pronunciado claramente, lo hagan".