Foto: En Perspectiva
Además de la costa, que ya de por sí es extensa y muy rica, Uruguay tiene soberanía sobre los más de 140 mil kilómetros cuadrados de agua que conforman la llamada zona económica exclusiva.
Poco se piensa en ese espacio más allá de la pesca y de potenciales explotaciones petrolíferas. Pero, argumentan los estudiosos del tema, en todo ese mar hay mucha biodiversidad para proteger, una tarea en la que Uruguay había dado pocos pasos.
Hasta ayer.
A ocho kilómetros de la costa de Maldonado, la Isla de Lobos es hogar para centenares de miles de lobos marinos. Además en sus alrededores está el Bajo de Mejillones, arrecifes rocosos que suponen la mayor concentración del mejillón azul en la costa uruguaya.
Y ayer, 8 de junio, Día Mundial de los Océanos, el Ministerio de Ambiente anunció que inicia el proceso para incorporar a la isla, junto con sus entornos sumergidos, al Sistema Nacional de Áreas Protegidas.
Sería la segunda área marina que se crea hasta el momento más allá de la costa, pues solo existe hoy un área protegida de este tipo en nuestro país: la Isla de Flores, creada en 2018.
Comienza así el recorrido para cumplir la meta que se puso el gobierno en este tema, la de que para 2030 se proteja el 30% de las aguas uruguayas. Actualmente esa cifra es menor al 1%.
Todavía falta trabajo para definir la extensión del área, además de varios detalles, pero es un buen disparador para hablar de la importancia de proteger las áreas marinas y de por qué se hace un primer foco en la Isla de Lobos.
Para eso les proponemos conversar con National Geographic Pristine Seas, una organización internacional que trabaja para la protección de los océanos y que aquí en Uruguay realizó dos expediciones científicas recientes en nuestras aguas, en conjunto con la Armada. Un proceso que terminó en la entrega al presidente Lacalle Pou de un informe recomendando la creación de dos áreas protegidas marinas.
Conversamos En Perspectiva con el director de Pristine Seas: el chileno Alex Muñoz.