“Es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad”, decía el astronauta Neil Armstrong el 20 de julio de 1969, al bajar la escalerilla del módulo y pisar la superficie lunar. Mientras La Mesa de los Viernes comentaba aquel hito, los oyentes compartían sus recuerdos… y algunos su persistente desconfianza.
Yo tenía nueve años, y recuerdo con detalles que lo veíamos en un TV Westing House a lámparas y obviamente en blanco y negro. Estábamos todos los de la casa: el viejo, la vieja, la tía, mis hermanos y yo. Asombrados con la transmisión “en vivo y en directo”, según decían.
Álvaro, desde la capital de la República Uruguaya de Canelones
Ese 20 de julio del 69, ¡cumplía tres años! Actualmente, y desde el tener conocimiento de tal acontecimiento, el 20 se lo festeja junto a mi cumple, y también el día del amigo con los amigos queridos. ¡Feliz jornada y festejen con sus amigos!
Gabigla
Era alumna de sexto año. Llegué y le conté a mi abuela que el hombre había llegado a la Luna, y ella enojada me respondió “Mira lo que le mienten a las criaturas. Hace años que miro la Luna allá en el cielo, y mira si ves a un hombre allá”.
Tenía ocho años, vivía en el medio rural en San José, era de noche. Mi madre cosía a máquina capitas de lluvia para vender y, sobre la máquina, una Spica. Escuchando la llegada, ella me daba explicación de lo magnífico y yo no entendía mucho. Salía al exterior, veía la luna y me decía: “Está ahí nomás”. Hoy día recuerdo con nostalgia ese momento.
Rafael
En el 69 no teníamos tele en casa. Lo vimos en la casa de un vecino. Yo tenía siete años, y parecía una película de fantasía.
Alejandro, de Salinas
Soy del ’58; tenía 10 años cuando vimos en familia por televisión la llegada de Apolo 11 a la Luna.
Lo recuerdo por el impacto que me causó y no solo en el momento sino por la forma en que repercutió en la escuela. Todos hablábamos del hecho y los maestros dedicaron parte de la jornada al acontecimiento. Dos imágenes vistas en directo no se borrarán de mi memoria: la del descenso en la Luna y, años después, el ataque y derribo de las Torres Gemelas.
Vivíamos en la chacra; no teníamos electricidad, así que tampoco teníamos televisor, Ni siquiera podíamos imaginarnos cómo era todo, a pesar del pormenorizado detalle del cronista de Radio Carve que relataba en tiempo real el acontecimiento. En días posteriores pudimos ver fotos publicadas por los diarios de la época, con las cuales armamos un panel en el salón de clases del colegio.
Osvaldo
Tenía 10 años, me acosté a dormir y le pedí a mi padre que me despertara para ver el evento por televisión. Así lo hizo, pero me quedé durmiendo. En la escuela nos pusieron el alunizaje como deber.
Con 11 años, aún vivía en Buenos Aires. Un viejo Zenith blanco y negro me mostraba a Neil Armstrong saltando en la Luna, yo salía al balcón a mirar la luna y no podía creer que la estuviera viendo nuevamente en el televisor y entender que transmitían desde tan lejos. Una parte de la Humanidad aún no cree esto, no saben lo que se pierden.
Sergio Barrenechea
No recuerdo haber visto o escuchado sobre el hombre en la Luna; lo único que recuerdo de mi infancia fue cuando cayeron los jugadores en Los Andes. Sé que no tiene nada que ver; en 1969 tenía cuatro años.
El hombre a la Luna… No sé cómo explicar mi seguridad de que no llegamos a la luna. Veo las imágenes de aquella época y me convenzo más de que es imposible. Incluso me cuesta pensar como la gente lo cree. De todas maneras, la mejor publicidad de la Nasa para convencer es yendo, pero eso parece imposible, aún 50 años después.
Es más, creo que puede haber una relación interesante entre quienes vieron por televisión esa «hazaña» y quienes no lo vimos. Si lo ves en la tele, no dudas, ¿no?
Recuerdo que en mi casa no había tele. Cuando se supo del viaje a la Luna, mi padre juntó el dinero y ese día, unos momentos antes estrenábamos televisor. Fue todo un alboroto: además de tener la radio prendida, que emitía segundo a segundo las conversaciones entre los astronautas…
No podré olvidar nunca la voz del locutor tan característica que acompañó después otras hazañas espaciales.
Virginia, de Solís
Yo tenía nueve años. Emocionado ante esas imágenes del Apolo, del cual tuve un pomo para mojar en los corsos en carnaval de aquellas épocas, con riesgo de que me lo quitara la policía… ¡Me lo robaron otras personas en uno de los corsos!
Leía todo lo que salía en los diarios sobre el tema Apolo, Luna y astronautas. ¡Me fascinaba! Con los años estuve en Cabo Kennedy y toqué una piedra lunar, vi las cápsulas de la nave, el puesto de control y también lo pude hacer en Rusia. Lamento hayan personas queno crean en esa llegada, es como si lo creyeran en la televisión porque es imposible ver a alguien que esté en Japón sentado en mi casa. Incomprensible para mí, pero lo creo.
Hebert, de Ciudad del Plata
Tenía cinco años, pero del momento preciso del alunizaje no tengo ningún recuerdo. Sí recuerdo una noche en que mi padre escribió a la NASA (supongo) tres cartas. Cada una de ellas era un pedido del sello postal alusivo a ese hito en la historia de la Humanidad, un sello para cada hijo. Al tiempo llegaron los tres sellos. ¡Una gran emoción!
Años más adelante, escuché a mi padre decir y repetir algo así: “los que somos románticos y apelamos a la luna para ese romanticismo, nos sentimos violentados, abusados, etc., por la llegada del hombre a la Luna”.
Tengo el recuerdo de ese momento de los ruidos raros y la imagen distorsionada del televisor en blanco y negro. Vivía en ese entonces en Paraguay y estaba en casa de mis abuelos a quienes extraño. Al perro que tuvimos ese año, y que nos acompañó por largo tiempo, lo llamamos Apolo.
Esa noche después de ver el alunizaje, salimos a frente de mi casa, con mi padre a ver la luna (creo era luna llena ), y dijimos “¡Qué lejos están!”
Miguel
Mil disculpas a los contertulios. Como explican que no se haya vuelto aun a la Luna 50 años después?
Estuve hace pocas semanas en el Museo De la Cosmología de Moscú, donde se exponen objetos del programa espacial ruso desde el Sputnik hasta nuestros días , pasando por Gagarin y otros, pero no dejaron de homenajear al Apolo 11. Tienen una sección especial para ellos, ergo reconocen la llegada y tiranpor tierra toda teoría contraria.
Daniel
Respetando las opiniones de los contertulios, me permito dudar como tantos otros sobre el alunizaje, por muchas razones que no se detallan por su extensión. Recomiendo la película “La cortina de humo”. Con respeto saludo a todos.
Mi recuerdo al gallego del bar (El Zeppelin) de Sierra y Madrid que, mientras veía el alunizaje, decía: “¿Sherá zierto? Sherá zierto? Mire que eshtos americanosss…”
Tenía 18 años, no tenía televisor; lo escuché en una Spica y lo vi en un programa especial varios días después. Fui a mirarlo a la casa de un tío; recuerdo que nos invitó especialmente para verlo juntos. Ya trabajaba en Campomar (desde los 16 años), y con esa invitación me provocó a seguir estudiando. Siempre agradecido.
El 19 de julio de 1969 cumplía 15 años y vivía en la ciudad de Young. Después de la reunión familiar nos quedamos mirando el canal 9 argentino con la llegada a la Luna.
Ariel, de Malvín
Soy de los que no creen, por algo hoy en 2019 todavía no pueden ir, con un poco más de tecnología.
Cada viernes me deleito con la tertulia. El tema del alunizaje fue épico, si me permito robarle a mis nietos una expresión precisa.
Sylvia, de Malvín
Un personaje de mí zona , Botija Rivero , muy pintoresco , excelente persona, hombre de campo y trabajo. Unos días previos al alunizaje, al ser preguntado por su vecino qué opinaba del Hombre en la Luna , le respondió con convicción, y a la vez con cierta desazón: “¡Pero mire si va a ir a la Luna! ¡Quedará como mosca en lamparilla!”.
Marcos
No estaba vivo, pero me interesan mucho los vuelos espaciales. Vi algunos videos en YouTube de los astronautas tropezándose en la Luna. Y a partir de que este tema empezó a cobrar vigor, veo pasar la Estación Espacial Internacional cuando sobrevuela Uruguay. El último día que se vio fue el lunes pasado.
Martín
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