El referéndum celebrado el jueves 23 de junio en el Reino Unido, cuyo resultado determinó que ese país abandonará la Unión Europea, fue el tema del día en En Perspectiva y también motivo de discusión en La Mesa de los Viernes del 24 de junio de 2016. Al día siguiente, un oyente que vive en Barcelona hace 30 años escribió el siguiente mensaje.
Nadie esperaba una victoria del brexit, ni siquiera los que votaron por Leave. La prueba más contundente de esto es que el miércoles los bookies estaban aceptando apuestas de 8 a 1 a favor de un triunfo del Remain. Los bookies son, generalmente, más confiables que las encuestas, porque al contrario que estas, arriesgan dinero y equivocarse les puede costar muy caro. Como sucedió ayer.
En esta peculiar mañana de sábado ni tirios ni troyanos saben a dónde nos conducirá el triunfo del brexit. La consecuencia más seria, a mi entender, es el combustible que ya está dando a xenófobos y ultras de todos los campos.
La desintegración del Reino Unido tal como lo conocemos es una posibilidad muy real. Los escoceses, que votaron masivamente por el Remain, tendrán otro referéndum de independencia y se separarán para permanecer en la Unión Europea. Los irlandeses del norte no les van muy a la zaga y bien puede ser que la prolongación de la paz pase por la reunificación de Irlanda.
Tendremos un Reino Unido de Inglaterra sumado a Gales y Gareth Bale tendrá que conseguir nacionalidad española para seguir jugando en el Real Madrid. Gibraltar iniciará negociaciones con Madrid para ser admitido como la 18ª región autonómica de España. Total, si tenemos una autonomía que habla catalán y otra euskera, ¿por qué no una que hable inglés?
Pasado el primer shock y la resaca del viernes, comienzan a emerger entre los británicos multitud de opiniones que indican que ya hay muchos arrepentidos de haber votado Leave. La primera señal la dio nada menos que Boris Johnson que, en lugar de aparecer ante la prensa eufórico de haber conseguido una victoria, se mostró extrañamente apocado y diciendo que no había que apresurarse y que convenía esperar antes de invocar el artículo 50 del Tratado de Lisboa.
Ya el sábado hay más de 1 millón de firmas pidiendo al parlamento que convoque nuevamente el referéndum y no falta gente denunciando que en la campaña les contaron muchas mentiras y que se sienten engañados (¿es posible que los británicos no supieran que los políticos mienten?). Hubo gente que votó el brexit convencida de que no ganaría y ahora que se enfrenta al costo de la juerga. Están horrorizados por los demonios que emergen del frasco que han destapado.
El establishment británico se enfrenta ahora a tener que elegir líderes en los dos partidos tradicionales y a elecciones generales anticipadas. Tres meses de carnicerías y degüellos internos en ambos partidos y un más que incierto resultado de elecciones.
En definitiva, nadie sabe nada, pero como dijo una vez [Winston] Churchill: "Esto no es el fin, ni siquiera es el comienzo del final. Pero, posiblemente, sea el fin del comienzo."
Raúl Richero
Vía correo electrónico
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Foto: Puerta de una casa con póster representando un voto por el brexit, a favor de que el Reino Unido abandone la Unión Europea Berlín, Redcar, Inglaterra. Lunes, 27 de junio, 2016. Crédito: Scott Heppell/AFP Photo.