Por Fernando Butazzoni ///
La terrible sucesión de desmanes acontecidos el domingo en el estadio encierra, paradójicamente, una oportunidad única para iniciar un nuevo ciclo en la convivencia ciudadana, la tolerancia y la rigurosa aplicación de la ley, tres principios básicos en los que hay, parece, unanimidad de criterios en ámbitos sociales, culturales y políticos. La única condición para el éxito es la firmeza con la que se actúe.
El gobierno nacional, y en especial el presidente de la República, tienen la posibilidad de iniciar, a partir de ese último desastre, una nueva política respecto al tema de la violencia en el deporte, tal como ya lo hiciera antes el propio Tabaré Vázquez en otros asuntos, como el consumo de tabaco primero, y el consumo abusivo de alcohol después. En lo personal creo que además de la posibilidad tiene la obligación de hacerlo. Y de hacerlo ya.
Tal vez haya que redactar nuevas leyes, o modificar las ya existentes. Es probable que los reglamentos deportivos también deban cambiarse, que las relaciones laborales en el ámbito del deporte deban someterse a un análisis profundo, al igual que los vínculos entre los dirigentes de los clubes, los deportistas, los asociados y los hinchas. Será una tarea compleja, sin duda.
Pero hay que cortar de raíz con esa tendencia, propia de la marginalidad autogenerada, del lumpen disociado de todo esfuerzo colectivo, a copar los espacios públicos mediante la usurpación de derechos ajenos y el uso simple y directo de la violencia más brutal. Hay que hacerlo ahora, y en todos los ámbitos posibles. Los resultados se van a reflejar de manera rápida en el conjunto de la sociedad. A la inversa, ese es exactamente lo que ocurre cuando pasa lo que pasó el domingo: la impunidad, la violencia desatada, el patético espectáculo de decenas de policías atrincherados bajo un alero a merced del lumpenaje más radical, todo eso se trasmite de inmediato al conjunto de la población. Se genera un sentimiento de desprotección, una triste (y falsa) convicción de que todo está perdido.
La demostración de lo contrario está en nosotros, pero en primerísimo lugar en el talante que muestre respecto al tema el presidente Vázquez. Él lo ha pedido una y otra vez: no me dejen solo, ha dicho. No estará solo, presidente. Hay mucha podredumbre en el deporte. Quitémosla de una vez por todas. Usted debe ser quien implemente nuevas medidas. Un país entero lo va a apoyar.