Por Mariana Wainstein ///
“A lo hecho, pecho”
Refrán popular
Ya se ha dicho todo del Brexit. Solo quería reflexionar sobre David Cameron, primer ministro saliente del Reino Unido, un personaje fascinante.
Alumno destacado de Oxford, tenía a la audiencia de su lado, como Kevin Costner después de Danza con Lobos y antes del fracaso de Waterworld.
Durante su estadía en el lugar predominante de la escena, comenzó a probar los límites del texto, a provocar a la audiencia con plebiscitos arriesgados. Primero fue lo de la independencia de Escocia, que casi casi se transforma en un boomerang. Al final salió ileso. Luego redobló la apuesta y quiso volver a probar su conexión con el público, con la pretensión de confirmar la pertenencia a la Unión Europea. No le ha salido bien. El Reino Unido se va de Europa y Cameron… mutis por el foro.
La expresión mutis por el foro proviene del mundo teatral y significa irse en silencio del escenario. Lo increíble en el caso de Cameron es que se trata de un protagonista en su apogeo, no de un actor político que se va apagando poco a poco tras un cúmulo de fracasos.
Esto demuestra lo implacable que es el teatro político y es una lección para quienes creen que desde el poder se puede hacer cualquier cosa apoyándose en el carisma y que siempre saldrán indemnes. En un santiamén, en este mundo de política mediatizada, los micrófonos se apagan y el que era protagonista puede quedar en la oscuridad total. El público cambia su atención hacia el que viene a llenar ese espacio nunca vacío que es el poder.
Basta fijarse en el caso de Theresa May, quien, al resultar vencedora de la breve pero intensa competencia de ribetes casi shakespearianos para suceder a Cameron, llega al 10 de Downing Street con su propio storytelling que incluye sus zapatitos de leopardo y las dudas sobre si es la nueva Thatcher o la Merkel británica.
Y sí… como diría el Bardo… “Ser o no ser. Esa es la cuestión”.
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La política a escena es el blog de dramaturgia política de Mariana Wainstein. Actualiza los jueves.