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Proclama del acto de Un Solo Uruguay en Durazno

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El movimiento conocido originalmente como de productores rurales autoconvocados repitió el acto del 23 de enero de 2018 y llamó a bajar el costo del Estado

La proclama:

PROCLAMA 23 DE ENERO DE 2018

Compatriotas, hoy asistimos a un encuentro democrático por excelencia.

Un pueblo que espontáneamente ha decidido juntarse para ejercer su derecho de manifestar y reclamar a los gobernantes de este país, cambios.

El pueblo aquí reunido que incluye a muchos ciudadanos de a pie, productores, trabajadores, organizaciones vinculadas al agro de la más diversa índole, comerciantes, industriales, transportistas, etc, está diciendo BASTA.

Este grito de BASTA, expresa el triste y duro sentimiento de que no se aguanta más.

Hoy nos juntamos y nos sentimos unidos para decirle a los gobernantes que necesitamos encontrar soluciones para la situación cada vez más complicada que vive el agro, pero que vive el interior del país todo.

Nuestra postura es firme, convencida, serena y sobre todo auténtica. Debemos empezar a andar por el camino que el Uruguay no transita hace muchos, muchos años, que es el camino de políticas para el desarrollo agropecuario, que permita al mismo tiempo generar estrategias territoriales que apunten a la igualdad de condiciones para todos los habitantes de este país, ya sea nacido en Morató, Noblia, Colonia o Montevideo. Necesitamos el compromiso de todos los actores políticos y sociales en la elaboración de políticas de estado que contemplen de una vez la problemática actual, que se repite sistemáticamente.

El poder y la lucha por llegar a él, aleja sin distingos de colores a los gobernantes de la gente y sus necesidades.

El centralismo con que es gobernado el país desde siempre es el problema fundamental que enfrentamos. Centralismo que muestra su peor síntoma cuando muchos de nosotros le preguntamos a nuestros hijos donde van a vivir cuando sean grandes y nos contestan… en Montevideo, que me voy a quedar a hacer acá?

Muchas veces se ha confundido descentralización con el aumento de cargos y dependencias estatales a lo largo y ancho del país, camino funcional a los intereses electorales y sin resultados tangibles para las áreas de influencia.

Todos estos años hemos sufrido la transferencia de los recursos que generan los sectores productivos, agro, servicios, comercio, industria, para mantener un estado cada vez más pesado e ineficiente.

La producción primaria, industrial, servicios y comercio necesitan hoy de forma urgente políticas que apoyen y estimulen a los empresarios emprendedores. Es la única forma de que mejore el trabajo y los ingresos genuinos en las familias uruguayas.

Sentimos todos los aquí presentes que estamos cansados de políticas de control sin obtener a cambio nada redituable. Hoy desde el más pequeño emprendimiento familiar hasta la empresa más grande debe destinar una gran cantidad de recursos relativos para mantener al día toda la información que exige el Estado, llenando formularios, planillas, llevando controles de todo tipo y color. No se trata de impuestos en este caso, pero sin duda que se traducen en costos para todos, costos que no producen nada, que no generan nada más que desidia a la hora de emprender.

Se hace imprescindible el cambio de políticas de control, a políticas de desarrollo, de estímulo al emprendedor, a la inversión, a la innovación y a la generación de puestos de trabajo genuino.

El sector agropecuario, agroindustrial y actividades conexas en estos últimos 5 años ha perdido más de 36.000 puestos de trabajo, y no es por el motivo que se escucha en la prensa como explicación que busca evadir responsabilidades, que la tecnología sustituye la mano de obra, se han perdido esos puestos de trabajo porque no se pueden sostener y pagar, porque los productores familiares vienen desapareciendo de forma acelerada. Se han perdido 12.000 empresas agropecuarias en un período de 10 años de las cuales 11.000 eran pequeños productores. Esto se traduce también en la pérdida de 1 asalariado y medio por empresa. No aceptamos ni damos por válida la explicación de que este proceso es global, que se da en todo el mundo.

No en nuestro país. No en un país chico, limitado demográficamente, limitado en su mano de obra activa, disponiendo de tantas condiciones naturales con sus ventajas comparativas para producir lo que la población mundial demanda en forma creciente.

Hay un Uruguay que quiere y tiene la capacidad de producir bienes y servicios demandados por el mundo, que incluso con buenos precios internacionales, porteras adentro encuentran costos excesivos, con los precios de la energía eléctrica y combustibles más altos de la región. Esto hace que sean difíciles de colocar, porque en el camino, un estado insaciable aborta cualquier posibilidad de competir en igualdad de condiciones con mercados vecinos.

Esta pérdida de fuentes de trabajo y de sistemas productivos pega directamente en los transportistas, en el almacenero del pueblo, en la tienda del centro de la ciudad. Esta cadena de trabajo genuino, sufre y está cada vez más débil.

Por más que en 2017 más del 70 % de las exportaciones del Uruguay fueron materias primas o productos agroindustriales, sabemos las dificultades por las que pasa la industria, la lista de empresas cerradas en un período corto de tiempo y las que están en situación difícil es larga. Es necesario apoyar a la industria local ya instalada con la misma determinación y esfuerzo que se utiliza para traer nuevas inversiones, para desarrollar nuevas áreas de la economía. La inversión extranjera debe ser para beneficio, desarrollo social y económico de todos y cada uno de los habitantes de este país, sin exclusiones. No para recaudar, alimentar apetitos de poder o tapar ineficiencias, errores e irresponsabilidades en el manejo de los recursos públicos. Recursos que no son del Gobierno, que no son del Estado, que no son del sistema político, que no son de las corporaciones. Son recursos del país, de su gente y para su desarrollo.

Con estas dos puntas de la cadena débiles, el agro y la industria, sufre todo lo que está en el medio, el comercio, el transporte, el trabajo y a la larga el propio estado ya que no va a tener de donde recaudar, con el consabido proceso de endeudamiento público creciente y descontrolado que nos compromete a nosotros y lo que es muchísimo peor, a las generaciones venideras por las cuales somos responsables. Y así nos juzgará la historia.

En los últimos años empresarios uruguayos han invertido muchos cientos de millones de dólares fuera del país, no lo hicieron por malos orientales, lo hicieron porque acá no hay alternativas rentables para la inversión nacional en las condiciones actuales.

Una vez más, esos capitales que se van, son menos servicios utilizados, menos productos industrializados, menos puestos de trabajo.

Tal es así que para recibir algunas inversiones extranjeras, el país debe realizar sacrificios y ofrecer condiciones especiales.

Hoy no se está planteando papeleras o la industria local, hoy no se está planteando el agro o el turismo, hoy no estamos planteando un comercio en Paso de los Toros o un centro comercial en Punta del Este, hoy se está planteando que todos tenemos que tener las mismas reglas de juego, hoy estamos planteando que se debe mirar desde el poder político a aquellos que sostienen el país mientras llegan nuevas inversiones, mientras se desarrollan nuevos rubros, mientras se generan nuevos puestos de trabajo en nuevas áreas de la economía.

Para nuestro interior, lo central es el trabajo, para que existan nuevas fuentes de trabajo tiene que haber empresas y emprendimientos que las requieran. Tenemos claro que a este paso, poco va a quedar en pocos años.

Si bien los datos oficiales marcan que el desempleo actualmente es del 7%, lo que vemos y vivimos en nuestros pueblos, en nuestras ciudades del interior, dista mucho de esa cifra. Si esto no fuera así, hoy no habría varios centros comerciales departamentales adhiriendo a esta movilización, son ellos los que trabajan y se desarrollan gracias al consumo de los trabajadores.

Así lo marca también, el crecimiento sostenido de asentamientos en los cinturones de Montevideo, y todas las ciudades del interior, con un deterioro social evidente, que compromete las posibilidades de desarrollo verdadero.

De las 196.000 empresas que hay registradas en Uruguay el 97% son unipersonales, micro y pequeñas y tan solo el 3% son medianas y grandes. Esto muestra que aun los pequeños emprendimientos son los que generan la mayor cantidad de mano de obra y fuentes de trabajo, y sin embargo la mayoría de las exoneraciones y apoyo a las inversiones están concentradas en el 3% más grande. Sin dudas que es una pelea muy desigual y hoy reclamamos por estas desigualdades que son cada vez más profundas.

Una pelea desigual que ha llevado a la cartelización de varias ramas de la agroindustria, a la concentración y extranjerización de la tierra como nunca en la historia, a la proliferación de grandes cadenas comerciales en detrimento del comercio local, el pequeño productor y la agroindustria nacional.

Hoy pesa más el negocio financiero de los grandes capitales, que el entramado social y productivo propio, en esta política es que se nos va el interior, se nos desangra el país.

Necesitamos lineamientos y reglas claras de largo plazo, visión y compromiso, sin la contaminación de intereses individuales, sectoriales, ni políticos. Todo el sector productivo necesita certezas para reinvertir, producir y generar riqueza para el país. Esto requiere sin dudas de grandes acuerdos políticos sin distinción de partidos ni ideologías absurdas. Requiere de verdaderas políticas de estado.

Esta falta de reglas claras ha llevado a que muchos sectores estén endeudados ya que se realizaron inversiones a través de créditos, creyendo en promesas que no se cumplieron, apostaron a un Mercosur que no existe en los hechos, y a la falta de acuerdos comerciales saludables para el país, por razones ideológicas de otros tiempos que la gran mayoría de los habitantes de este país desconoce y no le interesan.

Ha habido un aumento de la carga tributaria de los que SI aportan de forma directa e indirecta, existe atraso cambiario que recién ahora se empieza a reconocer tibiamente, a pesar de las luces amarillas encendidas desde hace mucho tiempo.

Este endeudamiento hoy se estima cercano al 100 % del producto bruto en el sector agropecuario cuando se suman deudas bancarias y comerciales, el endeudamiento de la industria láctea aumento un 62 % en 2 años, los tambos deben más plata que todas las vacas de ordeñe juntas. Él mismo se generó trabajando y para trabajar.

Esta problemática incluye también a los colonos, muchos de ellos ven hoy su permanencia en riesgo. Porque se endeudaron también trabajando y están al borde del desalojo.

En este Uruguay Agro inteligente, hoy es mejor no invertir, trabajar sin gente, no agregar valor, no innovar, porque esto pega directamente en la rentabilidad cada vez más deteriorada de toda la cadena productiva.

El déficit fiscal es el que lleva al aumento de impuestos, de tarifas, al endeudamiento y a la inflación. Con el consecuente maldito atraso cambiario como ilusorio remedio de ésta, lo que provoca pérdida de competitividad de nuestra producción.

Es imposible hablar de un país productivo cuando sólo se está a merced del clima o de las subas y bajas de los precios internacionales. Si no se traza una estrategia productiva va a seguir primando la especulación sobre la producción.

Últimamente se nos ha tildado de ineficientes, pese a que se han batido todos los records históricos de producción y exportación. Nos obligan a producir con los mayores costos energéticos, tributarios y previsionales de la región. Argumentan que al país le va bien, que las exportaciones han aumentado, estamos de acuerdo, productivamente el agro y la agroindustria se desempeñan bien, pero a la hora de pasar por el colador, queda poco y nada para el que invierte, el que arriesga, el que produce. Así ser competitivos es una utopía.

Pero jamás se nos ha hablado de la ineficiencia de los entes autónomos, ni de la ineficiencia de sus administradores, los cuales pueden hacer y deshacer a su antojo, perdiendo y despilfarrando millones y millones de dólares sin tener que rendirle cuentas ni responsabilidades de su inoperancia a la población.

Es necesario pensar en un estado fuerte pero austero, que cuide y controle los recursos públicos. Sentimos que tenemos un estado pesado y derrochador, hoy necesitamos señales de todos los gobernantes y de todo el sistema político, incluidas las intendencias, que también son grandes responsables de esta situación. Es prácticamente inmoral que cobren sueldos y partidas varias que suman cientos de miles de pesos y nos llena de vergüenza saber que un jubilado cobra 9.500 pesos por mes, que el salario mínimo es de 13.000 y pocos pesos y que más del 83 % de los productores ganaderos de este país tienen ingresos que no cubren la canasta básica. Queremos ver una señal, necesitamos recibir mensajes que no significan mucha plata, pero que son mensajes de quienes tienen que dar el ejemplo, de quienes no debieran necesitar tribunales de ética que les indique lo que está bien y lo que está mal. Los Gobernantes de todos.

Ejemplos sobran, son innumerables. Actualmente hay una flota de vehículos oficiales 100 % mayor que hace 6 años. Se destinan partidas adicionales a los altos salarios de Legisladores y funcionarios fuera de toda lógica y control, como la partida para periódicos y revistas cuyo valor supera al que hoy le pagamos a quienes trabajaron aportando toda su vida. Se legisla con una mano para regular el gasto, pero con la otra se establecen atajos y fórmulas en todo el Estado, como las utilizadas en las intendencias a través de contratos, o las remuneraciones en las juntas departamentales para las actividades de control ciudadano, que son honorarias según la legislación……. Son solo ejemplos. Nos duele en el alma a los que queremos construir y trabajar en el país de nuestros hijos.

Comenzar a corregir éstos abusos sería señal de que el mensaje llego a destino, sino todo esto es en vano.

Necesitamos de forma imperiosa empezar a educar y a generar consciencia de que somos un país agropecuario por excelencia y que junto a los otros actores de la economía le aportamos todo nuestro sacrificio y recursos al Estado, obteniendo pocas cosas a cambio.

La infraestructura está colapsada, la falta de servicios en el interior profundo atenta contra la educación de la gurisada y contra la permanencia de las familias en el medio rural, las rutas deshechas y abarrotadas, los caminos rurales en estado calamitoso, generando un altísimo costo extra para mover la producción y el traslado de la familia rural.

Pero lo peor es que se le dé a la familia rural un mensaje de destierro, de que debe abandonar lo que más sabe y ama, por lo que luchó toda su vida como las generaciones anteriores. Que ya no queda más nada ahí para el desarrollo de sus hijos. Y condenarla a la supervivencia en los cinturones de las ciudades grandes.

El Uruguay se cansó de mantener un Estado gigantesco, que es como un barril sin fondo, y parece ser que ningún político se ha dado cuenta de ello, y en vez de achicar el gasto se sigue aumentando, desconociendo que la fiesta se la estamos pagando nosotros.

Se nos está venciendo el hombro.

Por eso es que hoy todos somos uno, reclamamos por UN SOLO URUGUAY, un Uruguay para su gente, un Uruguay para nuestros hijos y nietos, un Uruguay de tolerancia, de respeto, donde se vele por todos, sin divisiones absurdas, sin diferenciaciones de clases, educado, trabajador, emprendedor, donde con esfuerzo y trabajo se llegue lejos, se mire lejos.

Un Uruguay que nos haga sentir orgullosos a todos, donde no debamos movilizar al país entero para ponernos de pie y con la cabeza en alto gritar bien fuerte BASTA!!!!!

RECLAMOS

No esperen hoy planteos reivindicativos que sean nuevos a los que ya toda la sociedad está reclamando, no esperen inventos ni cuestiones fuera de la realidad, muchos de los que hoy están acá y muchos de los que no están, participaron de las protestas del sector agropecuario de 1999 y 2002. Los tiempos son distintos pero los problemas son esencialmente los mismos.

Hoy pretendemos que los reclamos sean concretos y apunten al corazón del problema y que reflejen lo discutido el 16 de enero pasado en este mismo lugar por más de 130 delegados de todo el país y de muchas organizaciones.

1- Todos coincidimos que la raíz de todos los problemas está en el excesivo tamaño y -gasto del Estado, es ahí donde se deben empezar a apuntar las baterías desde todos los órganos de gobierno y desde todos los niveles, este gasto excesivo conlleva un déficit fiscal que terminamos pagando entre todos.

A nuestro entender este gasto se puede comenzar a bajar o racionalizar de la siguiente manera:

a) Suspender el ingreso a la función pública por al menos 3 años, o hasta el equilibrio de las cuentas fiscales a excepción de aquellos cargos con requisito de título habilitante o que tengan atención directa a la población en las áreas de salud, educación y seguridad.

b) Rever todos los cargos de asesores, cargos de confianza, secretarios personales, etc , que no son centrales para la función en la actualidad. Esto también implica a todas las Intendencias.

c) Aprobar rápidamente que los legisladores deban rendir sus viáticos y devolver los sobrantes.

d) Suspensión inmediata de las partidas que no son necesarias, cómo prensa, gastos de celular, gastos de representación y gastos de secretarios.

e) Eliminar campañas publicitarias del estado que no apunten a temas sanitarios u otros temas importantes para el desarrollo de la sociedad, basta del autobombo.

f) Recortar la flota de vehículos a la mitad, llevando la dotación a los existentes en 2011, tomando como referencia los datos publicados en medios de prensa seria pasar de 14500 a menos de 7000.

g) Que todos los organismos del estado realicen un plan de reducción de costos de funcionamiento, con una visión de austeridad.

h) Eliminar los costos de alquiler para espacios de despachos y oficinas de los diferentes organismos del estado, acomodarse con lo que se tiene es el mensaje que es necesario dar a la gente en general.

i) Mantener las políticas sociales, salud, educación, etc, buscando su mayor eficiencia.

j) En el caso de las políticas de transferencia directas que representa el 0.6% del PBI, sería importante rediseñarlas, tomando en cuenta los últimos estudios realizados en Facultad de Ciencias Económicas, que muestran que la implementación actual, no ha mejorado las condiciones de vivienda, la asistencia y el rezago escolar en la educación primaria, y muestran alertas importantes como el aumento de la informalidad entre un 28 y un 40% comparado con la población no beneficiaria, e indicios a lo largo de los años de haber bajado los ingresos generales de estas familias.

Este re diseño deberá apuntar de forma importante a mejorar la calidad de vida de estas familias y a desarrollar la cultura de trabajo como forma de mejora de las personas.

2- Aprobar una ley fiscal que obligue de una vez a cualquiera sea el que gobierne en el próximo periodo a no gastar más de lo que le ingresa.

3- Los costos del combustible y de la energía en general, son centrales en muchos de los sistemas productivos, de la industria, del comercio y de las familias, por lo tanto su valor en el mercado son una variable importante en los costos de producción de todos los uruguayos y por ende del valor final de productos y servicios que consume la sociedad en general.

La baja del gasoil para la producción y servicios es central para la baja de los costos de toda la cadena, según datos de la URSEA, a noviembre de 2017, el valor del mismo a paridad de importación, incluyendo impuestos y puesto en boca de expendio era de $ 31.17.

Hoy necesitamos que la política sea mantener el gasoil a paridad de importación, la forma de lograrlo debe ser una decisión del poder político y no nos corresponde decir a este colectivo como hacerlo.

Necesitamos el gasoil al valor que corresponde, que las ineficiencias las pague el que las tiene que pagar, no la sociedad.

4- Con respecto a la energía eléctrica mucho se ha hablado en los últimos tiempos en cómo incide su valor en la tarifa familiar, comercial e industrial. Todos sabemos que existe un margen importante para la baja del costo de energía eléctrica desde el momento que la Ministra del área planteaba la posibilidad de bajar un 5% antes de este enero y el gremio de UTE decía que era posible bajar un 15 %.

Entendemos que el esfuerzo por bajar debe ser el máximo – 15%- para darle competitividad a los sectores que consumen esta energía para su producción y para aliviar el presupuesto familiar en general.

El precio actual tiene encubierta la necesidad de recaudar para rentas generales, no es la función de UTE y nunca debió serlo.

Para equilibrar las cuentas públicas primero hay que hacer el esfuerzo por bajar los gastos, luego ver de dónde sale el resto.

5- En el tema endeudamiento, primero que nada queremos aclarar que acá no se pide quitas de las deudas contraídas para nadie, todos estamos cansados de pagar las cuentas de otros, así que como regla general que cada uno se haga cargo de sus compromisos.

De todas maneras sabemos que este tema está acuciando a muchos sectores de la sociedad.

Es necesario trabajar sobre el re perfilamiento de las deudas a todo nivel, implementar periodos de gracias para permitir el recupero de los sistemas, armar paquetes de negociación de deuda que permita bajar los riesgos en el corto y mediano plazo evitando que sigan desapareciendo por este motivo empresas en el país, donde las más chicas son las más comprometidas y de mayor riesgo de bajar las cortinas.

El tema endeudamiento tiene un capitulo particular que debe ser tratado de esta manera, particular. Es el caso de los pequeños colonos con deudas de renta ante Colonización, muchos de ellos con riesgo de ser expulsados de sus fracciones que son su sustento, su lugar de vida.

Es necesario para este sector suspender las ejecuciones, para abrir una mesa de diálogo y negociación con la mesa nacional de colonos, a los efectos de encontrar una solución de fondo al tema y que ni un productor más se vaya del campo y todos puedan vivir de lo que producen. Este sector junto a los productores más chicos, necesitan además apoyos, diferenciados, que incluyan exoneraciones impositivas nacionales y departamentales, así como BPS.

6- Por último y no por eso menos importante, el atraso cambiario que hoy está matando al sistema productivo, es en parte responsable del cierre de muchas empresas en todo el territorio, y es un desbalance que hoy tiene en jaque a muchos otros.

No es nuestra función decir si el atraso cambiario es del 10, 15 o 20 %, eso es una cuestión de los técnicos. Nuestra función es poner el tema arriba de la mesa y solicitar que se tomen medidas que lo eliminen.

Sabemos que la causal de este atraso no es el ingreso de dólares al mercado únicamente, sabemos que existen otras decisiones tomadas por las autoridades que afectan el valor de esta moneda a nivel local.

Más allá de todas las discusiones teóricas en referencia al tema, es imprescindible atacar al problema y más hoy, donde todos reconocen y asumen que existe algún nivel de atraso cambiario.

La herramienta a utilizar debe contemplar a otros sectores de la sociedad que tienen deudas básicamente para el consumo en dólares y sus ingresos en pesos como puede ser un trabajador que se ha comprado un auto en cuotas.

Es necesario salir del atraso cambiario paulatinamente, para que la gente pueda ir cancelando sus obligaciones en dólares porque es avisada con tiempo.

Es preferible corregir con tiempo el rumbo y evitar que así como hubo devaluación violenta en el 82 y en el 2002, no exista para el Uruguay un 2022.

Para finalizar, recordando que estamos entrando en años electorales, desde acá les exigimos a los políticos de todos los partidos que presenten propuestas claras y concretas del desarrollo del país, no queremos más slogans bonitos desarrollados en una empresa publicitaria.

Hoy acá, un 23 de enero de 2018, comienza una etapa donde la gente exige políticas de desarrollo, políticas de Estado a largo plazo, austeridad y cuidado del gasto público, queremos, exigimos #UN SOLO URUGUAY.

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Fuente: sitio web de Un Solo Uruguay

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