¿Uruguay puede ser un país desarrollado? ¿Qué tenemos y qué nos falta? (II)
Foto: Presidencia
¿Uruguay puede ser un país desarrollado? ¿Qué tenemos y qué nos falta?
Esas dos preguntas dieron pie a un debate la semana pasada, en La Tertulia de los Jueves, un día en que nos propusimos levantar la mira, salir de la agenda de noticias diaria y discutir cuestiones de largo plazo.
Juan Grompone, desde su casa, escuchó aquella discusión y propuso que volviéramos sobre el tema en esta otra mesa, la de los viernes.
La Tertulia de los Viernes con Alejandro Abal, Marcia Collazo, Juan Grompone y Gonzalo Pérez del Castillo.
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3 Comentarios
Amo a Juan Grompone… solo eso. Clarito como el agua…
Por mucho me quedo con los aportes de Grompone, a mi juicio los más sustanciosos.
Cuestión SEMÁNTICA previa, postulo como posible que el uso de los términos «desarrollo, subdesarrollo, en vías de desarrollo» sean acaso anacrónicos y deban revisarse.
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Pensar (y actuar) en AGUA y también en AIRE.
Por cierto que como dice el ingeniero es imprescindible, implica estudio en BIOTECNOLOGÍA (la expansión demográfica en el planeta NO es infinita y a diferencia de lo que aseveran Abal y Pérez, es el líquido lo que fermenta el suelo y no al revés ni igual, si lloviera agua y se lograra atmósfera respirable para el hombre en la luna o marte, la arena de sus pisos albergarían eso que llamamos VIDA.
Entonces, ciencia y ciencia aplicada (no tengo nada en contra de la ciencia aplicada) digo sí, que la ciencia a secas es AMORAL (no confundir con inmoral) y la aplicada requiere de MORAL.
A. Fauci recién retirado era el mayor sueldo estatal de EEUU por ser eminencia en biotecnología, según sus palabras, los experimentos que realizaba fueron prohibidos en territorio yanqui, a causa del potencial peligro que representaban, concretamente, FUGAS; por ello se decidió instalar laboratorios en terceros países como, por ejemplo, 16 en Ucrania, 1 en Wuhan China…
Recuerdo también el arrepentimiento del gran Einstein por Hiroshima y Nagasaki.
Tal vez es inexorable que el pensamiento en matemáticas y física derive en FILOSOFÍA, sin a priori con un DEBER SER pero con un DEBER NO SER.
Como medir el desarrollo ineludiblemente debe tener muy en cuenta los términos económicos, sin duda determinantes (no son lo mismo que términos economicistas, no lo eran para Marx al cual adhiere Juan, pues el materialismo que impulsaba era en parámetros históricos y humanistas como penúltimo fin, no se arrogaba lo de el último objetivo)
El peligro del uso de la estadística como paradigma exacto de medición es importante, promediar disponibilidad de, por ejemplo, piscinas climatizadas en Carrasco y Punta del Este con Casavalle y La Capuera, es un despropósito inútil, hablando de definir desarrollo por existencia de bienes.
Nosotros los uruguayos, somos nosotros en el orbe, relacionados y conectados aunque, por idiosincrasia y quizás también por desconfianza, escasos de entusiasmo para involucrarnos con el alrededor; tal modorra cambia lentamente y por eso nos sorprenden las velocidades, es verdad, no pocas veces absurdas y otras tantas directamente dañinas, pero también las de signo optimista y prohumano.
Me poso en un asunto flagrante de actualidad, la INTELIGENCIA ARTIFICIAL, ya no hay forma sensata de mirar para el costado, está ahí y rompe los ojos, aprende más y más rápido que la inteligencia humana; me parece temerario lo que afirma Sanguinetti que no puede sustituir la creatividad humana ¿por qué no? incluso voy un paso más ¿por qué no podría llegar a desarrollar y ejecutar decisiones por ella misma?
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Es éste un tema apasionante para mí, no voy a prolongarme acá y ahora para no aburrir (en el hipotético caso de que alguien lea estas líneas ¿además de Nidingas?) con las otras muchas cosas que se me ocurren a raíz de él; espero que En Perspectiva lo siga promoviendo, sugiero una (varias) mesa mixta, también sugiero nombres:
Grompone, Mandressi, Harari, Roselli, Iglesias, Pérez, Sarlo, Nane…etc, de distintas disciplinas.
sds fraternos
Hay problemas sistémicos a la hora de hablar de desarrollo. Es común manejar el término y creo que hay países respecto a cuyo nivel de desarrollo nos ponemos de acuerdo. Que Suecia es un país desarrollado o que Haití no lo es creo que no es polémico. Al hilar más fino, entonces aparecen muchos factores muy diferentes que expresan diferentes prioridades y formas de entender el progreso social.
Es interesante como los promedios mesmerizan a la economía capitalista, muchas veces usados como argumentos duros por gente de cuño liberal que no cree en mecanismos redistributivos o que tiendan a que la realidad se parezca al promedio. Medir PIB per cápita es algo que dice poco y nada. Por PIB per cápita Qatar es un país más desarrollado que Suecia o Finlandia. De hecho incluso USA sería un país más desarrollado que Suecia o Finlandia, aunque dudo mucho que la gente tenga acceso al mismo nivel de vida. ¿Realmente queremos llamarle desarrollo a un indicador en el que Qatar es mejor que Suecia?
Los objetivos del desarrollo tienen que ser el nivel de vida de la población y la sustentabilidad del proyecto económico en el largo plazo. La capacidad de liderar en algún aspecto de producción para asegurarse buenas condiciones de intercambio es fundamental. Integrarse con éxito en las cadenas de valor es la condición necesaria para liderar en algún aspecto productivo y poder de alguna forma estar protegido por los mecanismos de formación de precios. Normalmente las materias primas no son la clave para apropiarse de mucho valor en la cadena, así que países que viven exclusivamente de materias primas, aunque tengan periódicamente una bonanza económica que les haga pensar que «se pararon», al rato los encuentra sentados arriba de una calabaza.
Está también el llamado «desarrollo humano», el que es fácil de trampear (esta reforma educativa va a mejorar mucho nuestro ranking por el hecho de decretar la promoción de todos los estudiantes), pero por lo menos es un buen intento de medir la calidad de vida de la gente. Que la gente se eduque, que viva en paz la diversidad cultural, pero con valores de convivencia homogéneos y conflictos institucionalizados. La diversidad no siempre suma, a menos que creamos que el sicariato y los descuartizamientos le aportan diversidad cultural al Uruguay. El Uruguay históricamente tenía una combinación muy buena de esto, era un «melting pot» mucho más logrado que USA. En Uruguay batllista la diversidad de la inmigración se juntaba con una adhesión prácticamente unánime al pacto social y a sus reglas de convivencia jurídica. Hablando de desarrollo…. en el Uruguay no se precisó la desobediencia de una Rosa Park para que los negros y los blancos usaran el ómnibus por igual. Eso también es desarrollo y no se ve en el PIB ni en el promedio tampoco. Ahora hemos perdido la brújula, hemos roto el pacto social, hay formas de delincuencia que se han instalado con códigos que llegan del norte del continente. También no vimos venir el problema ni supimos liderar en el tema de las drogas prohibidas en el mundo como lo hicimos con el alcohol, la prostitución y el juego en su momento. Con estas drogas hicimos lo que USA dice que hay que hacer y obtuvimos los resultados que USA obtiene en todo su patio trasero: violencia, crímenes sangrientos, corrupción política y policial, penetración del negocio en la elite económica.
Otra cosa que mide el desarrollo es la infraestructura. La calidad y el acceso efectivo a los servicios públicos es fundamental para la calidad de vida. Las infraestructuras destartaladas, los transportes subdimensionados, que consumen largas horas de desplazamiento, las calles inundadas cuando llueve y los campos amarillos cuando no llueve no son buenos signos de desarrollo. No controlamos ni el agua y la desestabilización del clima nos va a pasar factura. Si desarrollarse es controlar los recursos naturales, en Uruguay estamos lejísimos de eso.
La cultura, característica que hace posible que la gente desarrolle a su sociedad, tampoco está bien. Esto de resolver el fracaso escolar con medidas administrativas que promuevan a todo el mundo no es un signo de fortaleza, sino más bien de impotencia, de desereción: el sistema tiró la toalla y se concentró en promover él haciendo trampa en el examen. No logramos la transmisión intergeneracional de la cultura, que cada vez se va concentrando en una elite poblacionalmente más reducida y más rica. Los jóvenes nacen con un capital cultural muy escaso, en medios donde la esperanza más realista para prosperar materialmente es vender drogas ilegales. En ese mercado, además, el que piensa, pierde. Lo que vale es pensar poco y ser violento y sanguinario.
Esa certeza de la gente jóven de los sectores marginales de que jugar con las reglas del sistema no paga es lo peor que nos pasa. Es una certeza que se suma a la certeza de la clase obrera de que sus hijos van a llevar una vida material mucho más precaria que ellos y que probablemente terminen cayendo en la pobreza o la indigencia por falta de empleo. Todo eso que se resolvería con más educación es a su vez la razón por la que las nuevas generaciones no creen en la educación, excepto aquéllos que nacen en cuna de oro y reciben una formación orientada a que sean cuadros. Un círculo vicioso, como se dice a veces. Mi impresión es que el nudo gordiano es ese. Sin cortarlo, todo lo demás estará bloqueado. Lamento, pero discrepo profundamente con la idea de Pérez del Castillo de que Uruguay merezca el apodo de «país desarrollado». Pero no por temas de PIB, por cierto.