20220511 / URUGUAY / MONTEVIDEO / Mario Vargas Llosa visitó Uruguay. Entre otras actividades, el miércoles 11 de mayo realizó una conferencia organizada por el Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), y recibió el título Honoris Causa de la Universidad de la República (Udelar). Ambas actividades se desarrollaron en el Hotel Sofitel de Montevideo. En la foto: Conferencia de Mario Vargas Llosa organizada por el Centro de Estudios para el Desarrollo (CED) en el Hotel Sofitel. Foto: Santiago Mazzarovich / adhocFOTOS

Vargas Llosa recibió el título Doctor Honoris Causa de la Udelar

Foto: Santiago Mazzarovich / adhocFOTOS

El escritor peruano Mario Vargas Llosa recibió en la noche del miércoles el título de Doctor Honoris Causa otorgado por la Universidad de la República (Udelar). 

La distinción, que se confiere a quienes “hayan prestado una contribución notable al progreso de la ciencia, la cultura o el bienestar general”, fue entregada por el rector de la Udelar, Rodrigo Arim, en un acto que contó con la presencia del presidente Luis Lacalle Pou.

Arim declaró luego que la confirmación del reconocimiento es un “enorme placer” por los aportes de Vargas Llosa “a la literatura, al conocimiento y al pensamiento latinoamericano” y dijo que también se trataba de “un gusto personal, además de institucional”, ya que “Conversación en la catedral” es una de las novelas que el rector más disfrutó.

Hablando luego con la televisión, Vargas Llosa reconoció que “Conversación en la catedral” es también la obra que más le gusta de toda su producción, ya que le costó mucho trabajo y “sufrimiento”:

«Recibir un diploma de una universidad uruguaya es un altísimo honor y desde luego que este diploma va a guiarme en el futuro para por lo menos intentar no equivocarme. Los dichos de Arim me llegan al corazón. Es muy importante que me hayas elogiado esa novela. A mí también es la que más me gusta. Me hizo sufrir muchísimo».

El acto de entrega del Doctorado Honoris Causa ocurrió diez años después de que fuera votado por el Consejo Directivo Central (CDC) de la Udelar, tras un debate sobre las posturas políticas del escritor respecto a los valores que promueve esa institución. 

En aquel momento, la distinción se otorgó a propuesta de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración, cuyo decano era Arim. En ese entonces, se argumentó en el CDC que el título honorífico se otorgaría por los aportes a la literatura de Vargas Llosa y no por sus opiniones políticas.

 

La Tertulia de los Viernes con Leo Harari, Hugo Achugar, Gonzalo Pérez del Castillo y Alberto Volonté.

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Documento relacionado: Resolución del CDC con la fundamentación del Doctorado Honoris Causa a Vargas Llosa

 

Continúa en…

Guerra en Ucrania: ¿Hacia dónde va y qué impactos puede tener?

Candela Stewart

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2 Comentarios

  • Coincido en que la guerra del fin del mundo es un gran libro. A uno lo deja pensando sobre qué es lo popular y qué es la idealización de lo popular. Las clases medias educadas tienden a «apropiarse» de lo popular imaginando qué es lo que le conviene al pueblo. Hay una idealización «Rousseauniana» de lo popular que a veces a las izquierdas se nos da vuelta. Y ahí se nos cae la estantería, aparece Trump, Bolsonaro, fenómenos como el de Cabildo Abierto o la creciente derecha de M. Le Pen en Francia.

    Cosas como las políticas de «acción positiva» son populares entre gente exitosa y que no las precisa mientras que las clases populares las miran con indiferencia, cuando no con rechazo. ¿Qué pensará una empleada doméstica de las cuotas de género para el parlamento? ¿En qué le alivian su vida? Sin embargo, hay una elite intelectual que dedica horas y pasión a algo que cree que es una revolución y que sólo afecta a una parte ínfima y privilegiada de la población.

    Mientras la «intelligentsia» de la FCS se escandalizaba porque el Ministerio del Interior de Bonomi hacía un operativo de «estignamtización» en Casavalle, los vecinos pedían a gritos que los «estigmatizaran». Es que desde la actividad intelectual no entendemos al pueblo, lo imaginamos, pero no lo entendemos. A veces nuestra imaginación da en la tecla, otras no entendemos nada porque no conocemos sus reales miedos y urgencias. El estructuralismo es una gran idea y sin dudas permite pensar el largo plazo a quienes tienen tiempo y se les paga para pensar el largo plazo. Pedirle a un obrero que aguante un poco a que resolvamos todos los problemas estructurales para que dejen de robarle sus pertrechos es no entender que la gente tiene que vivir el día a día. La vida de que trabaja para sobrevivir se va como agua entre los dedos. Quien está en esa situación precisa que se lleven a los chorros del barrio cuanto antes, a donde sea, pero lejos de su casa.

    Volviendo a la novela en cuestión, resalto el «guión»: Unos marginados que se levantan contra una república ilustrada secular para reivindicar la monarquía confesional. Esa república del «Ordem e Progresso» tomado de Comte es jaqueada por unos miserables que quieren un rey. Al mismo tiempo que son monárquicos, se organizan internamente como los comuneros de París. Comparten todo, no tienen jerarquías ni autoridades excepto su líder espiritual que es una suerte de Jesús nordestino. Sería un guión muy imaginativo y absurdo, si no fuera que los Canudos existieron.

    Es en esa llaga de las contradicciones que Vargas pone el dedo. Como tipo de izquierda que soy me parece un relato formidable y no me parece para nada el relato de un neoliberal. Más allá de todas las contradicciones del liberal Vargas vs el Vargas bolsonarista o tardo-fujimorista. Él tiene sus contradicciones como las tenemos todos cuando nos metemos a hablar de política. Pero escribe bien y al fin y al cabo eso es lo importante que ha hecho en la vida.

    Volviendo a las políticas de la elite intelectual progresista, lo de oponerse a premiar a Vargas me suena mucho a cultura de la cancelación. Justamente otro producto de esas elites que creen interpretar bien a los oprimidos y a veces se les escapa la liebre. Vargas escribiendo quizás ha hecho más por comprender a los oprimidos que quienes quieren cancelarlo.

    Con esto no dejo de decir: ¡Qué desastroso y absurdo intento de político que es Vargas! Menos mal que escribe y no gobierna.

  • Me provoca pena como hombres ya cargados de años como Achugar y Harari, continúen procesando una ideologia de izquierdas de los sesenta y setenta, después del recorrido que ha tenido la misma, en AL y el mundo. La vida ha pasado frente a sus narices y continuan con sus remoras marxistas intactas.

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