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Entrevista central, lunes 27 de junio: Roberto Belo

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EC —Hasta esta mañana, 3.690.000 personas habían firmado una petición al Parlamento para que el Reino Unido celebre un segundo referendo sobre la permanencia en la Unión Europea. El sitio petition.parliament.uk llegó a paralizarse ante la avalancha de firmas que vino dándose para intentar una segunda consulta. ¿Es una alternativa real? ¿Qué valor tiene el resultado del referendo del jueves? ¿Ya es algo definitivo?

RBR —En primer lugar, el referendo no es vinculante, o sea que el Parlamento británico no tiene técnicamente la obligación de implementarlo. Pero todo el mundo coincide en que sería cometer un suicidio político ignorar la decisión de la mayoría.

En segundo lugar, el resultado fue muy parejo. En su momento, Nigel Farage, el derechista del partido UKIP, había dicho, pensando, como era la expectativa, que la opción de quedarse iba a ganar, que si el margen era muy pequeño iba a cuestionar el resultado. Nunca se imaginó que iba a ser al revés. Y Boris Johnson, que es el que se perfila como el heredero de toda esta historia, porque fue uno de los principales promotores del brexit, ya empezó a decir “hay que tener en cuenta que el 48 % de los británicos que votaron en este referendo dijeron que querían quedarse en la Unión Europea”. Como que se ve que mucha de la gente que promovió el [brexit] está pedaleando para atrás.

EC —Según las normas, el Parlamento está obligado a responder a cualquier petición de este tipo que supere las 100.000 firmas. Y obviamente el número ya está holgadamente traspasado. ¿Qué es lo que se prevé entonces como trámite?

RBR —Lo van a tratar en la cámara, la pregunta es si en efecto esto va a tener algún valor. Creo que sí es importante como forma de la gente de expresarse, de hacer una especie de catarsis colectiva. Y también, junto con manifestaciones que va a haber esta semana y otro tipo de demostraciones, como una forma de decir claramente que no es que la gente se haya quedado cruzada de brazos esperando que los políticos procuren resolver este enredo, sino que la gente está diciendo “no estamos de acuerdo, esto es lo que opinamos”. Refleja lo polarizado que está el tema en esta sociedad y lo dividido que está este Reino Unido.

EC —El Reino Unido y la Unión Europea comienzan por estas horas a conversar sobre los términos del divorcio. ¿Hay algún plan más o menos claro que haya anunciado el gobierno?

RBR —No hay absolutamente nada. Como te decía, el capitán, David Cameron, dijo “yo no voy a apretar el botón que comienza formalmente el proceso de dos años de desvinculación de la Unión Europea”.

EC —Pero la Unión Europea responde: “El proceso tiene que ser rápido, no podemos esperar a octubre, cuando va a desarrollarse el congreso del Partido Conservador y cuando va a surgir eventualmente un nuevo primer ministro, para que esta historia avance”. ¿Cómo está jugando esa pulseada?

RBR —Incluso autoridades europeas utilizaron el viernes una expresión muy cómica: “no queremos jugar al gato y el ratón”. El tema es que nunca antes ocurrió algo así, o sea que no hay un antecedente de la puesta en marcha del artículo 50 del Tratado de Lisboa. Y aparentemente todo el mundo coincide en que las autoridades europeas no pueden forzar el comienzo del proceso. En teoría, las autoridades de la Unión Europea no se han notificado formalmente de lo que pasó en el Reino Unido.

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