Con seguridad, los uruguayos deseamos transitar la epidemia del coronavirus con los menores costos humanos posibles, mitigando el impacto socioeconómico inevitable, para poder concentrarnos en el día después.
Sin embargo, la incertidumbre respecto a los tiempos de propagación del virus y al alcance de las consecuencias sociales es muy alta en la gente. Si se apuesta a la salud mediante la cuarentena general, sufriremos por el empleo y la crisis económica. Si se apuesta a la economía, nos lamentaremos por muertes y colapso sanitario.
Y nos vuelve la duda de si de parte del gobierno se desarrollaron las medidas de apoyo más drásticas con aquellos sectores más débiles de la sociedad, los que quedan sin ingresos, sin clientes, sin changas. O el desamparo de muchos uruguayos que a pesar del sistema de protección social y su institucionalidad a través del MIDES, tienen todavía situaciones precarias de vida. No hay que esperar a que la malla social se desarme.
Felizmente, la sociedad civil se expresa de inmediato en acciones solidarias; lo vemos en el PIT CNT y en la explosión anónima de ollas populares coordinadas por referentes barriales en todo el país. Una maravilla de solidaridad que emociona profundamente.
No hay color, no hay bandera; hay solidaridad sólo impuesta por el amor y la empatía.
Lamentablemente aun persisten campañas en las redes sociales, montadas desde el anonimato y desde hinchadas irracionales, que se complacen en distraer lo central en estas circunstancias. Hemos recibido y leído correos, videos y fotos que pretenden desvirtuar trayectorias de figuras referentes de la organización de trabajadores. Y también asistimos a expresiones suspicaces de actores políticos poniendo en duda los datos oficiales provenientes de la Encuesta continua de hogares o denostando la contingencia sanitaria prevista por el gobierno de izquierda antes del 1º de marzo.
Mal, muy mal.
Los enfermos graves no tienen partido, los muertos, tampoco. Son ciudadanos uruguayos que nos duelen.
Que el gobierno posponga por una semana la reunión pedida por el Frente Amplio resulta un mal mensaje para la ciudadanía, lleno de soberbia. ¿Es que las autoridades continúan en campaña electoral?
Construir salidas colectivas requiere madurez y confianza. ¿Hasta cuándo vamos a seguir con esta campaña del odio y de la calumnia? ¿Es que nos complace poner trabajadores contra trabajadores en una confrontación estéril?
En este camino de la unidad nacional, los uruguayos siempre encontrarán a la organización de los trabajadores tensando las redes en favor de los sectores más vulnerables, sin escatimar esfuerzos. Esta crisis sanitaria y económica deberá ayudar a procesar diferencias en favor de propuestas satisfactorias y viables, vengan de donde vengan, sin pretender capitalizar políticamente, sin que hablemos de bandos.
Andrea
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