Editorial

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De los pinchazos al “autoespionaje”

Por Emiliano Cotelo /// Del escándalo de la Asociación Uruguaya de Fútbol se habla mucho, pero se sabe poco. El…

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Taxi libre

Por Rafael Mandressi /// @RMandressi Un taxi, una tarde, un viaje, en el que al cabo de un par de…

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Israel, el naufragio

Por Rafael Mandressi /// @RMandressi “Israel: Estado-nación del pueblo judío”. Tal es el título de una ley de once artículos,…

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Se van para atrás

Por José Rilla /// El asunto pasó como ráfaga en la plaza pública y merecía más calma: una agrupación de…

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Déjà vu

Por Rafael Mandressi /// @RMandressi La gripe acarrea consecuencias desagradables de diverso tipo. Malestares, dolores, sobreproducción de flema, una relativa…

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Candidaturas: La danza en el bazar

Por Emiliano Cotelo /// Las noticias falsas, inventadas o distorsionadas, generan polarizaciones, empobrecen las discusiones. Sí, las "fake news" son…

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Nasazzi, el africano

Por Rafael Mandressi /// @RMandressi Ahora que una semana ha pasado desde la final del campeonato mundial de fútbol, a…

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Sopla un viento de desolación

Por José Rilla /// Nuestra historia montevideana con la muralla y el puerto está llena de olvido y desdén. Ahora…

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El paraguas de Vladimir P.

Por Alejandro Bluth /// En Rusia no hay libertad de prensa. Entre 180 países, figura muy abajo en la tabla,…

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La unión sagrada

Sé que sonará antipático, simplificador y hasta inoportuno para muchos: el único derecho que los presos no tienen es el derecho a la libertad. Sí son dueños, aunque hayan cometido crímenes, de su derecho a la vida, a la educación, a la salud, a la vivienda digna, a la recuperación de su existencia. Hace mucho tiempo que las cárceles uruguayas se alejaron de este criterio (¿tal vez nunca lo vivieron?) y como nos recuerda cada tanto el Comisionado Parlamentario Juan Miguel Petit, casi 7 de cada 10 personas privadas de libertad vuelven a cometer delitos. Es un círculo del infierno: en Uruguay recuperan su libertad 6 mil presos al año, y más de 4 mil de ellos vuelven al delito.