A. Económico

El desempleo cedió en abril, pero el mercado de trabajo mantiene una tendencia de deterioro

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EMILIANO COTELO (EC): Esta semana, el Instituto Nacional de Estadística publicó nuevas cifras del mercado de trabajo, correspondientes al mes de abril. Según estos datos, en el cuarto mes del año la desocupación se ubicó en 8 % de la Población Económicamente Activa, bajando en un punto y medio desde el pico de 9,5 % que se había alcanzado en marzo.

¿A qué obedeció esa baja del desempleo? ¿Qué está pasando con los otros indicadores del mercado laboral?

En medio de la polémica surgida luego de la reciente inclusión de Uruguay en la lista negra de la Organización Internacional del Trabajo, parece un buen momento para conversar sobre el desempeño reciente y sobre las perspectivas del mercado de trabajo en nuestro país. Para eso estamos con la economista Florencia Carriquiry, de Deloitte.

JAVIER CASTRO (JC): Florencia, los datos que divulgó el INE marcaron una baja fuerte del desempleo en abril, que revirtió la suba que se había visto en marzo. ¿Cómo analizaron ustedes estas últimas estadísticas del mercado de trabajo?

FLORENCIA CARRIQUIRY (FC): Es claro que los datos marcaron una mejora en abril respecto a marzo, aunque como siempre advertimos, no debemos sobre-interpretar los movimientos mensuales, porque son estadísticas que surgen de una encuesta con un margen de error relativamente alto y la serie tiene mucha volatilidad.

De hecho, si nos concentramos en la serie de ciclo-tendencia (que depura factores estacionales e irregulares), la tasa de desempleo se ha ubicado por encima del 8 % anual durante todo el año pasado y se viene afianzando algo arriba del 8,5 % en el inicio de este año.

A nuestro juicio esa es la lectura que debemos hacer del mercado de trabajo, tenemos un desempleo que se ha ido afirmando arriba del 8 %, en un marco en el que el empleo mantiene una tendencia a la baja persistente.

JC: Justamente ¿Qué marcaron las últimas cifras a nivel del empleo en particular?

FC: En abril puntualmente la tasa de empleo se ubicó en 56,6 % de la Población en Edad de Trabajar, mejoró levemente frente a marzo.

Ahora, como decía recién, la serie ciclo-tendencia, que brinda una señal más firme de lo que está pasando con estos indicadores, marca un descenso adicional del empleo en este inicio de año, estamos con los menores niveles de empleo en más de una década.

En este contexto, si el desempleo no ha subido más todavía de lo que lo ha hecho es porque al mismo tiempo ha bajado mucho la población en busca de empleo, eso se refleja en una tendencia también muy claramente bajista a nivel de la tasa de actividad. En abril en particular la tasa de actividad se ubicó en 61,5 % de la población en edad de trabajar, lo que supuso una baja de medio punto porcentual frente al registro de marzo. Esa fue una de las claves del descenso de la tasa de desempleo en esa comparación de abril frente a marzo.

JC: Mencionabas que más allá de la comparación puntual de abril frente a marzo, la tasa de empleo mantiene una tendencia bajista en este inicio de año. ¿Qué implica eso en términos de pérdida de empleos? ¿Cuántos puestos de trabajo se han perdido en lo que va de 2019?

FC: Nuestra estimación de ciclo-tendencia del empleo arroja que en el primer cuatrimestre del año se perdieron unos 6.000 empleos si comparamos con los niveles de cierre de 2018. Ahora, hay que recordar que sobre el cierre de 2018 justamente se había visto cierta recuperación del empleo y eso hace que justo estemos comparando con un momento de empleo relativamente alto,si comparamos con los niveles de un año atrás la caída del empleo es bastante menor. Concretamente, las cifras de abril (siempre en términos tendenciales) pautan unos 1.000 empleos menos que en abril de 2018.

Y en este marco, la población desocupada se ubica en el eje de las 150.000 personas, aunque, como comentamos otras veces, la problemática de insuficiencia de empleo alcanza a una población sensiblemente mayor si consideramos también a los subempleados y desalentados.

JC: ¿Podemos detenernos en esos conceptos? ¿A qué te referís con subempleados y desalentados?

FC: Sí. Como explicamos en otras oportunidades, más allá de la desocupación abierta, también se observan otras problemáticas en el mercado de trabajo. Los subempleados son quienes tienen empleo pero trabajan menos horas de lo que desearían. El INE presenta estimaciones del porcentaje de ocupados que sufren de esta problemática todos los meses, actualmente casi el 10 % de los ocupados se definen como subempleados. Y, por otro lado, en Deloitte hacemos una estimación (en base a las cifras del INE) de lo que llamamos “desalentados”, que definimos como las personas que no están buscando empleo actualmente pero que sí lo hicieron en el pasado reciente. La hipótesis es que, en momentos de dificultades en el mercado de trabajo, la población activa tiende a caer porque muchas personas se desalientan,es decir, dejan de buscar empleo al entender que no hay oportunidades para ellos en esas circunstancias.

Entonces, con la intención de contemplar todas esas problemáticas, que en última instancia se relacionan a la falta de empleo, en Deloitte computamos lo que llamamos Tasa de Insuficiencia de Empleo.

JC: ¿Y a cuánto asciende actualmente esa tasa de insuficiencia de empleo según sus estimaciones?

FC: Según nuestros cálculos esa tasa se ubicó en 18 % de la Población Económicamente Activa en abril (incluyendo dentro de esa población activa la estimación de trabajadores desalentados). Eso equivale aproximadamente a unas 326.000 personas con alguna problemática de insuficiencia de empleo en nuestro país, más del doble de los 150.000 desocupados “abiertos” a los que nos referimos habitualmente.

JC: Es claro que el mercado de trabajo en nuestro país atraviesa un momento complejo. ¿Qué perspectivas manejan en relación al empleo para los próximos meses

FC: La verdad es que no somos optimistas respecto a la posibilidad de ver una mejora significativa en los indicadores del mercado de trabajo en el futuro cercano, sobre todo porque estamos previendo un desempeño muy pobre en materia de crecimiento económico, tanto para este año como para 2020.

Además, estamos viendo un clima de expectativas muy deteriorado a nivel del empresariado. De hecho, nuestra última Encuesta de Expectativas Empresariales, que realizamos durante abril, recogió juicios muy críticos respecto al clima de negocios. Y en particular estamos viendo mucha reticencia entre los empresarios para aumentar el empleo en sus empresas. Por ejemplo, en esta última edición sólo un 8 % de los consultados respondió que planea aumentar el empleo en sus empresas y un 42 % indicó que está revisando a la baja sus planes de contratación para el año que viene.

JC: ¿Cómo incide en ese sentido la resolución de la Organización Internacional del Trabajo, de incluir a Uruguay en la llamada “lista negra” de países que no respeta convenios laborales?

FC: Sin ánimo de entrar en el debate político en torno a este tema ni opinar sobre las razones o motivaciones que pueda tener la OIT para incluirnos en esa lista, este tipo de noticias no contribuye a un clima de negocios que ya se encuentra deteriorado. En última instancia, esta situación refleja la disconformidad que existe en buena parte del empresariado en torno a varios aspectos de funcionamiento del mercado laboral.

A nuestro juicio, Javier, es claro que nuestro país tiene un desafío fundamental, que es retomar un ritmo de crecimiento económico adecuado, que aliente a su vez la recuperación del empleo y que permita seguir avanzando en términos de calidad de vida y de equidad.

Hoy estamos con los menores niveles de inversión en relación al PBI desde 2005, estos niveles de inversión no son aceptables ni son consistentes con una economía que se plantee crecer a un ritmo razonable.

Y por eso desde hace un tiempo insistimos con la necesidad de impulsar una nueva agenda de reformas pro-crecimiento, que apunten a recuperar un mejor clima de inversiones. En nuestra opinión, dentro de esa agenda, resulta indudable que debe incluirse una revisión de la forma en que están funcionando las relaciones laborales.

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